Este miércoles movimientos sociales e indígenas de Brasil han sido reprimidos por el Gobierno nacional por denunciar las consecuencias y efectos negativos que traerá consigo la explotación de los campos petroleros que Michel Temer, presidente de facto, negocia con las empresas petroleras más poderosas del mundo.
El Gobierno de Temer planea realizar un total de nueve subastas de petróleo el próximo mes de octubre, con las que espera atraer unas inversiones de hasta 80.000 millones de dólares al país.
En las subastas, están previstas que participen poderosas compañías petroleras (entre ellas Petrobras) para disputar las concesiones de explotación del recurso en el presal, una formación geológica en aguas muy profundas del océano Atlántico, en la que fueron descubiertas gigantescas reservas petroleras.
El ministro de la cartera de Minas y Energía ha declarado que «vamos a colocar Brasil definitivamente en el mapa mundial del petróleo y el gas».
Estas nuevas protestas se suman a las convocadas por las centrales sindicales y movimientos sociales para el próximo 3 de octubre, en la que el pueblo brasileño se movilizará en contra de la privatización de empresas estatales, y las políticas de corte neoliberal del Gobierno de Temer.