La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, realizó una visita sorpresa a Trípoli y ofreció a las nuevas autoridades libias la cooperación de la Casa Blanca en su «combate por la libertad y la democracia».
En sus palabras, Clinton realizó una serie de advertencias al autodenominado Consejo Nacional de Transición (CNT): «Hemos pedido a las autoridades libias que tomen las medidas necesarias para unir al país (…), que se comprometan con la transición a la democracia, con el imperio de la ley y con la celebración de elecciones».
Mientras la secretaria de Estado anunciaba que su país asignará una ayuda adicional de 11 millones de dólares para el CNT, las fuerzas todavía leales a Gaddafi han reforzado su ofensiva sobre Sirte, la capital natal del líder libio.
Se planea que parte del dinero prometido se use para la atención de los aproximadamente 15.000 heridos durante la arremetida de la Otan y para localizar y destruir misiles que podrían haber pasado a manos de agrupaciones terroristas como Al Qaeda.
De esta manera, el total de dinero que EE.UU destinará a la Libia post-Gaddafi es de unos 135 millones de dólares, sin contar los gastos bélicos en la operación internacional en el país.