Intangible no cree en violencia, pero si en el amor sin tapujos

«Esta pieza la estamos creando a partir de abordar los derechos humanos de la comunidad sexo género diversa, de los derechos humanos de las mujeres violentadas. En general, de los derechos humanos de las personas”, acotó Nelson Ojeda codirector de Intangibles, una danza vertical que se presentará este sábado 4 y domingo 5, desde las cuatro de la tarde, en el Teatro Bolívar de Caracas.

Ojeda, quien es un director, productor y bailarín de larga trayectoria, agregó que “Intangibles es lo que conecta como humanos, más allá de nuestros deseos y elecciones a nivel sexual, de gustos, de empatías. Los que nos conecta internamente como entes. En la pieza hay cuerpos sin artificios que se desplazan entre el suelo y el aire, sobre el escenario, para mostrar la humanidad común que nos alienta».

La pieza dura cuarenta minutos, pero es de una intensidad seductora desde que comienza. Desde que danzan desde el suelo hasta que lo hacen por los aires, los excelsos bailarines Daniela Torres, Dimas Ramírez, Heysell Leal y José Lugo logran en sus movimientos, gestos y expresiones corporales transmitir sin equívocos los mensajes de igualdad, la lucha contra los abusos contra la mujer y el derecho a querer sin importar el sexo.

En el caso de Daniela Torres, este trabajo no termina nunca: “A una obra siempre hay que agregarle un poco más, de exigir más, depurar detalles, limpiar. Estamos todavía en el proceso creativo. Es una pieza que genera impacto porque termina siendo el espejo de la sociedad. Muchos se esconden en el velo de que todo está bien y al ver esta obra observa que las cosas no están bien como creen. Te ayuda a reflexionar que en la diversidad que tenemos dentro de nosotros, para poder amar y relacionarnos con los otros. Te ayuda a ser más franco contigo mismo».

Por su parte, el muy analítico Dimás Ramírez considera que «somos conscientes de que estamos dando a través de esta obra un mensaje fuerte, pero a través de esto no vamos a generar un cambio, más de allá de que la gente visualice que eso pasa. Un cambio fundamental necesita de muchos hechos, pero considero que esto forma parte de ello. Es un granito de arena para visibilizar la violencia de género, el rechazo hacia las parejas de hombre con hombre, de mujer con mujer, de las distintas preferencias sexuales».

José Lugo, observador y abierto al aprendizaje, considera su participación un reto, “porque vengo de la actuación. Luego paso por la danza y en esta etapa de mi vida paso por esta agrupación, lo cual me permite hacer la danza vertical, que me ayuda al trabajo que hago con mi cuerpo y las clases que imparto. Es un reto para mi y todos, porque todos estamos en la misma situación: somos bailarines de danza contemporánea, pero estamos creciendo cada día, abiertos al aprendizaje, a la creatividad”.

A Heysell Leal no le cuesta soltar una carcajada o ser irónica: «En este proyecto te diviertes, pero también la diversión es un hecho profesional. La diversión no es cualquier cosa, tienes que tomártela en serio. Creo que si no juegas dentro de este espacio que también es una situación arriesgada y no liberas un poquito de lo que está sucediendo en lo interno con el tema del riesgo, imprimes más stress y esto causa que no va a funcionar nada, por lo que el hecho de estar en altura te causará vértigo. Sin embargo, si disfrutas el vuelo o el juego con tu compañero, el estar con el otro, funcionará bien».

Cuando se le inquirió a la experimentada Roseliz González, codirectora artística y quien apoya en el ensayo de los bailarines y la parte estética, cómo es el trabajar con bailarines y controlar sus egos, acotó sin titubear: “El ser humano tiene ego. Todos tenemos un ego por ahí. También tienes que trabajar con la inseguridad del bailarín el qué dirán. O sentirse más que el otro. Todo es madurez y conciencia. Pero también se debe tener un buen director al frente que pare y haga consciente al bailarín. Y decirle ‘¡hey. Ya va! Bájale o ten seguridad’. Y es un trabajo continuo”.

Sin embargo agregó que “en el caso de Intangible cuento bailarines muy versátiles, muy profesionales. Trabajar con ellos no me cuesta nada. Para mi ha sido súper maravilloso tener esos cuerpos tan bellos, tan maleables. Y no sólo los cuerpos, sino la actitud. Están abiertos a recibir la información y es fácil trabajar así”.

Este trabajo es producido por RM.danza y Movimiento Nacional de Teatro César Rengifo, con la colaboración de Oz Producciones, Orikaika Producciones y The Law Office of JAL PPLC. Hay música en vivo y está a cargo de Andrés Levell, Jaime De Armas y Ezequiel Pizzani; el ingeniero de sonido es Rafael Melo; visuales por Mercedes Rodríguez; iluminación, Rainer Suárez; coordinador de escenario, Eiker Rengifo; y asistencia de Marieva Caguaripano. Entradas a la venta en la taquilla del Teatro Simón Bolívar.

T/Eduardo Chapellín
F/Cortesía Intangible