Por Jesús Bermúdez|Interculturalidad y soberanía (Opinión)

Colombia y Venezuela tienen un mismo origen cultural derivado de las circunstancias históricas relacionadas con nuestro común tronco: indígena, africano y europeo, sumando los procesos de la conquista, colonización, independencia y surgimiento de la Gran Colombia. Sin embargo, buena parte de la cultura que hoy nos define es consecuencia de una frontera que acordaron las oligarquías colombiana y venezolana en 1830, situación que marcó un desarrollo cultural conforme a las peculiaridades y expectativas de los pueblos en sus respectivos territorios.

En el caso de Venezuela, comienza su vida republicana con una población prácticamente mermada, más de un tercio había desaparecido por causa de la guerra de independencia, ya que el grueso de las fuerzas militares grancolombinas procedían de Venezuela.

Posteriormente, ante las promesas incumplidas por parte de la oligarquía, comienza una guerra social armada por la tierra, la Guerra Federal (1859-1863), que diezma buena parte de una población derrotada y desesperanzada por culpa de la traición de sus líderes. No obstante, comienza a arraigarse y a consolidarse un sentimiento, una cultura de igualdad y en contra de cualquier privilegio en la Venezuela por construir, aspectos que hoy constituyen una extraordinaria base cultural sobre la cual se desliza el actual proceso revolucionario, bolivariano, socialista y chavista.

En el siglo XX nuestro desarrollo cultural estuvo signado por la aparición del petróleo. Se puede afirmar, sin ambigüedad ninguna, que durante la mitad del siglo XIX y todo el siglo XX se fue gestando la venezolanidad tal y como la conocemos, los espacios interculturales generados por la generosidad venezolana fue sumando : españoles, portugueses, italianos, todos huyendo de las guerras; durante las décadas de los años 60, 70, 80, por distintas razones se fueron sumando dominicanos, haitianos, árabes y chinos. Nuestro hermano pueblo colombiano siempre ha estado ahí, junto a nosotros; ellas y ellos sumados a los valores positivos de la venezolanidad, sin dejar de ser colombianos, aportando su trabajo y honestidad.

Las arepas con bacalao, los espaguetis con caraotas, el pabellón venezolano y sus raíces españoles (ropa vieja), la hallaca y el casabe acompañando nuestros platos gastronómicos son expresión de esa interculturalidad. El presidente Hugo Chávez fue un impulsor natural de la interculturalidad de los pueblos, además de ser representante del Estado venezolano, era un fiel y genuino representante del ser venezolano, cualidad que le permitió abrir el corazón de los pueblos del mundo.

La oligarquía colombiana pretendió aprovecharse de la humanidad del comandante Chávez, del presidente Nicolás Maduro y de la generosidad del pueblo venezolano. Ahora, en vista de la situación fronteriza, nos hace falta una política intercultural y comunicacional para fortalecer la conciencia del ser venezolano, sus valores en defensa de la soberanía nacional y la convivencia en la frontera; solo así derrotaremos los efectos perversos de la arremetida mediática de la histórica oligarquía colombo-venezolana.

jesusbermudezucv@gmail.com