Jorge Rodríguez: “Este es un momento estelar para que la poesía empiece a remover las cosas”

El acto se llevó a cabo en el Teatro Teresa Carreño de Caracas y asistieron familiares y amigos

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“La pandemia nos ha obligado a todos nosotros a mirarnos hacia adentro, a revisarnos. Y ahí es donde la poesía tiene un papel fundamental porque inaugura una nueva era, inaugura una nueva palabra, un lenguaje olvidado que regresa, el lenguaje de la solidaridad frente al miedo, a lo obscuro. Este es un momento estelar para que la poesía empiece a remover las cosas”, reflexionó Jorge Rodríguez Gómez, quien el pasado sábado bautizó su primer poemario, Papeles de la demencia.

El acto se llevó a cabo en el Teatro Teresa Carreño de Caracas, y asistieron su hermana y vicepresidenta Ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez; el ministro de Comunicación e Información, Freddy Ñáñez, el poeta y prologuista del libro, Luis Alberto Crespo, familiares y amigos.

Durante el bautizo, Rodríguez explicó detalles de la génesis de este libro. Recordó sin odios, pero si con un dejo de ironía en su poema “Hace años fui arrojado de la poesía con burlas y tachaduras” sus años juveniles, cuando algunos bardos desdeñaron en algunos talleres su trabajo creativo: “Fui arrojado con saña. Me dijeron ‘usted no sirve como poeta’. Y me refugié en un taller de narrativa, donde la gente era más benévola conmigo. De manera que hube de esperar treinta años para mostrar lo que ha sido la pasión verdadera, porque la narrativa es una construcción, la narrativa es una arquitectura, es una carpintería… pero la poesía es alquimia. Y en la mayoría de los primeros cuentos que he escrito casi todos aparecieron de una frase y no desde una acción, de un personaje, sino de una frase”.

Recalcó, sin embargo: “Principalmente fui lector de poesía, escuchador de poesía y alguna que otra vez iba pergeñando versos y todos ellos fueron desechados, fueron destruidos afortunadamente”.

Estaba dormido el monstruo poético pero no acabado. De ahí que durante estos últimos tres meses en pleno “fragor político” para la retoma de la AN por la Revolución, Rodríguez, “por alguna razón que ni conozco ni me atrevo a estudiar mucho, como una aparición cuántica empezaron a aparecer estos poemas. Primero fue una aparición maravillosa de los primeros versos que agradecí mucho, pero después fue agobiante. Cuando estaba por ejemplo en un mitín en Catia, aparecía pummm un poema y tenía que ver como lo anotaba rapidito para luego trabajarlo en ‘la alta madrugada’ como diría Borges”.

AGOBIANTE

“Llegó a ser agobiante porque creo que fue una consecuencia de tanto silencio. Quiero decir que este libro nació principalmente del silencio. De respetar el silencio. El principal aliado que tiene un escritor, sea poeta, sea narrador, es sentir al silencio como su aliado verdadero. No tener preocupación por la página en blanco, no tener presión por la escritura, por la publicación”, atizó Rodríguez.

“El delta de los ríos/El asombro por lo salobre/Por lo que se abre”.

-¿Qué poetas venezolanos le han influido?

– Vicente Gerbasi, Rafael Cadenas, Luis Alberto Crespo, José Antonio Ramos Sucre, William Osuna y podría nombrar muchos más, pero a estos son lo que recurro porque tienen una cosmovisión donde uno se siente plenamente identificado.

“¿El más aburrido de los astros/La luna/harta/detanto poeta baboso”.

-¿Y de los foráneos?

-Silvia Plath, William Carlos Williams, T.S. Elliot, Cummings son algunos de esos poetas, aparte de los gigantes, los dioses del Olimpo: Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Jorge Luis Borges.

“Los pobres pájaros/lo único que conservan/de sus abuelos dinosaurios/es la mirada”.

-En cuanto a la narrativa, ¿a quiénes lee?

-En la narrativa me gustan mucho los narradores anglosajones, principalmente Raymond Carver, Ernest Hemingway, Henry Miller; mientras entre los más modernos te nombraría a Paul Auster, uno de lo que más leo.

“Los poemas/que empiezan/a desprenderse/se llevan también/el silencio”.

-De joven, ¿qué lecturas le marcaron?

-Colinas como elefantes blancos de Ernest Hemingway y Boquerón de Humberto Mata. En cuanto a la poesía, Mi padre el inmigrante de Vicente Gerbasi y el Canto general de Pablo Neruda.

“Viene de la montaña/el mensaje de los extraviados/La silueta de lo que no regresa”.

– Y a pesar del tiempo, ¿cuáles son los libros básicos para usted?

– Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, Canto general de Neruda, El llano en llamas de Juan Rulfo, La llama doble de Octavio Paz, y todos los cuentos de Hemingway.

“Dios estaba borracho/el día que inició/la explosión cámbrica”.

-¿Y qué pasó con su primera novela?

-Fue una sorpresa para mí que apareciera esta libro de poemas. Hay una novela en construcción que se quedó parada en el capítulo 23. Ojalá lo pueda terminarla pronto. Es una novela en la que me divertí mucho empezándola a escribir, pero se paró no sé por qué. Ambientada en los años noventa, inspirada en el desaliento pero en la ternura también.

“Soy un plagio/de todos los nombres que contengo/Sus voces emergen/transidas en el olvido”.

-¿La literatura es básica en su vida?

– El amor a los hijos es uno solo, y el amor a la literatura también es uno solo.

“El poeta/goza derrotado/sobre la hoja en blanco”

-¿La narrativa y la poesía le ayudaron a ser psiquiatra?

-Escribir narrativa me ayudó a ser psiquiatra… Y la poesía mucho más (risas).

T/ Eduardo Chapellín
F/ Cortesía VTV
Caracas

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