Miles de jóvenes nicaragüenses colmaron este sábado el estadio virtual instalado en esta capital por la Juventud Sandinista 19 de Julio para disfrutar en tiempo real el clásico partido de fútbol español, Real Madrid-Barcelona.
Tres pantallas gigantes ubicadas en un terreno libre sobre la carretera a Masaya habilitado para acoger a un poco más de 23 mil personas, tres mil en gradas y el resto en la zona central, permitió a diferentes generaciones observar sin costo alguno el atractivo duelo entre los dos equipos europeos más famosos.
La voz de la construcción de un estadio virtual con entrada gratis corrió por esta capital donde reside más del 40 por ciento de la población del país, de modo que el tráfico en la zona quedó semiparalizado a la hora del juego por la cantidad de personas que se dirigían al lugar como en una procesión.
Cientos llegaron en autobuses y con la complicidad de los choferes se bajaron a pocos metros del estadio, mientras la Policía Nacional aseguraba la zona con más de un centenar de agentes.
Padres con sus hijos en hombros, grupos de amigos con estandartes de su equipo favorito o camisas del jugador de preferencia, chicas gritando a la par de los chicos durante cada gol, alegría, curiosidad, sorpresa, fueron algunos de los cuadros visibles.
La Juventud Sandinista 19 de Julio con apoyo del gobierno hizo realidad este sueño desde hace algunos meses para beneficio de las personas cuyos ingresos no alcanzan para pagar la entrada a los bares y restaurantes de elite donde los partidos se proyectan como un servicio añadido al cliente. De acuerdo con los dirigentes juveniles que anunciaron la iniciativa por distintos medios de prensa, esta restituye el derecho a la recreación de todos los nicaragüenses y como la Liga Española de Fútbol es una de las más seguidas en todo el mundo se decidió hacerla accesible para la mayoría aquí.
Aunque cada partido tiene un vencedor y en este el Real Madrid luchó con más habilidad y Cristiano Ronaldo cumplió su sueño de convertirse en el máximo goleador de la Liga, la juventud de Nicaragua vio esta posibilidad como un triunfo espiritual de sus emociones sobre las carencias materiales.