Científico dedicado al estudio de las enfermedades tropicales chagas y leishmaniasis|Juan Luis Concepción: La mejor inversión que uno puede hacer es apostar por su país

La vocación social del científico venezolano Juan Luis Concepción Curbelo, sólo se compara al amplio periplo de entusiasta explorador, que él mismo ha mantenido a lo largo y ancho del territorio nacional para investigar sobre las enfermedades tropicales chagas y leishmaniasis.

En noviembre de 2016, el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit) otorgó el Premio Nacional de Ciencia 2016, al docente del Laboratorio de Enzimología de Parásitos, adscrito a la Universidad de Los Andes (ULA), el estado Mérida.

«Siempre digo que le doy las gracias a mi equipo de trabajo», comentó Concepción Curbelo entrevistado por la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), en un paréntesis de su jornada diaria.

«Me acompañan investigadores de pregrado, postgrado, maestría y doctorado. También están las personas que me han abierto las puertas en todo el país, para conocerlas como sujetos, y que terminan integradas al equipo», agrega al destacar a los pacientes; miles que ha conocido en Barinas, Portuguesa, Guárico, Sucre, Lara, Mérida, Trujillo y Caracas, entre otras entidades.

«Venezuela me lo ha dado todo. Vengo de una familia de origen campesino. De no tener educación gratuita aquí, tal vez no habría podido estudiar», reflexiona el investigador con 30 años de trayectoria, de origen canario.

El galardón por sus aportes a las comunidades rurales y urbanas, con investigación y desarrollos para prevenir las enfermedades chagas y leishmaniasis, llegó este año a pocos meses de que él y autoridades nacionales inauguraran el Laboratorio de Diagnóstico y Genética (Diagen C.A.).

La empresa financiada por el Estado funciona en Mérida. Produce estuches portátiles para el diagnóstico, en razón de 18.000 unidades anuales, que proyectan elevar a 40.000, en mediano plazo.

¿Qué opina de la política científica en Venezuela?

«Es coherente y necesario que el Gobierno priorice», responde, señalando la importancia de los sectores agricultura, pecuario, salud, energía, biodiversidad y ecología, prioritarios en la planificación nacional.

«La cuestión es cómo captar y lograr que el mayor número posible de investigadores se sume a trabajar en esas áreas relevantes», propone.

«Para mí, la libertad es tener oportunidades, que se respeten mis derechos, hasta donde empiezan los derechos de otros», comenta, y enfatiza que el científico debe estar en sintonía con las necesidades del pueblo, «cuando eso no ocurre hay que revisar lo que uno está haciendo», apunta.

Añade que hace falta fomentar la pertinencia en la ciencia, «Venezuela es un barco en donde estamos todos y todos debemos navegar en la misma orientación», expresa.

«En el mundo hay investigación, desarrollo, innovación y transferencia. Venezuela por alguna razón se quedó sólo en investigación y publicación (…) sobre líneas que tienen cierto nivel de esnobismo (imitación de lo admirado), impuesto por tendencias foráneas», señala.

¿Qué ofrece la ciencia a los venezolanos?

«Siempre digo que un profesional bien formado debe trascender las aulas y las instituciones, generando micro empresas, pequeñas y medianas empresas o cooperativas. Estoy convencido de que ese es el camino», apunta.

Señala que el escalamiento productivo de transición entre lo artesanal y lo industrial se resuelve con investigación, desarrollo y aplicación.

Asegura que lo artesanal es conocimiento que sirve de rampa de proyección al escalamiento industrial, razón por la que «No se se puede menospreciar».

Para el curtido investigador, el umbral del abastecimiento pleno se vincula al escalamiento industrial que sigue a la producción artesanal, un proceso que va de la mano de la investigación y la aplicación.

¿Por qué ha dedicado parte importante de su vida al chagas y la leishmaniasis?

«Porque son enfermedades endémicas en nuestro país y en América Latina. Se les ha considerado equivocadamente como enfermedades de pobres. La verdad, es que son enfermedades silenciosas, que te avisan cuando ya te están matando», comenta, y advierte que la incidencia del vector en Venezuela es mayor a la de cáncer.

Opina que el crecimiento de las áreas urbanas coloca al vector en el hábitat cotidiano del pueblo, tendencia que no va a disminuir y que exige mayor prevención, un trabajo que se fortalece con los estuches de diagnóstico, para evaluar la incidencia en hospitales y comunidades.

«Hacer un esfuerzo sistemático a nivel de organización y capacitación de las comunidades, en escuelas, consejos comunales y comunas, entre otros espacios, arrojará una exitosa prevención», comenta.

A mediano plazo Concepción Curbelo proyecta que Diagen torne en plataforma para otros desarrollos vinculados a enfermedades como la toxoplasmosis.

«La mejor inversión que uno puede hacer, es apostar por su país», señala, y advierte que siempre habrá para el científico comprometido la posibilidad de trabajar con impacto social, a partir de lo que tenemos.

Fuente/AVN
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