Juan Rulfo nos conecta con los secretos de América Latina

Con un conversatorio que se llevó a cabo en la Librería del Sur Orlando Araujo en Caracas, rindieron homenaje al escritor, guionista y fotógrafo mexicano Juan Rulfo con motivo del centenario de su natalicio.
Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno es el nombre completo del destacado escritor, quien se consagró como uno de los grandes de la literatura de América Latina con dos obras El llano en llamas y Pedro Páramo. Nació el 16 de mayo de 1917 en Sayula, Jalisco, y falleció el 7 de enero de 1986. Es el literato mexicano más traducido.
“Juan Rulfo es uno de esos escritores que uno empieza a leerlo y no termina nunca, porque las obras de Rulfo como muchas obras literarias no son cuestión de entenderlas como se puede entender un teorema matemático, sino es cuestión de sumergirse en ellas”, expresó el presidente del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), Roberto Hernández Montoya, quien compartió la amena charla con el editor de la Biblioteca Ayacucho Jesús León.

Al describir la magia de la obra del insigne escritor, Hernández Montoya destacó: “Uno se mete dentro de una realidad y probablemente no sale más nunca, porque es como una especie de preparación para la muerte, y como dijo el poeta franco-ruso Clok Avenila ‘la muerte es un misterio que nos pertenecerá a todos”. En tal sentido dijo “pero uno sigue existiendo en ese mundo de fantasmas que aparece en Pedro Páramo y en muchas otras novelas latinoamericanas”.

SORPRESAS DE RULFO Y GALLEGOS

El humorista refirió que las obras de Rómulo Gallegos están llenas de elementos oníricos y sorprendentes, como el caso de Cantaclaro, que a su juicio es tal vez la novela más poética del escritor venezolano “y además estos personajes llegaron como una especie de huracán por los años 60 con Pedro Páramo, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, Rayuela, de Julio Cortázar, Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante, y Paradiso, de José Lezama Lima, y otras más que nos abrieron como una especie de gran fresco de lo que era América Latina en aquel tiempo”.
Citó que en la misma novela Doña Bárbara hay cosas misteriosas. Considera que no desentonaría para nada el personaje Juan Primito en una novela de Rulfo y otros personajes más. Al hacer referencia al personaje de Juan el Veguero, de Cantaclaro, expresó que siente a Rulfo ahí.
“Con Rulfo, Gallegos, Martín Fierro y muchos escritores uno descubre que hay un contiguo latinoamericano, que García Márquez ha podido nacer en Venezuela, como podía haber nacido en Ecuador, Perú o México, porque también en Cien años de soledad hay todo ese laberinto de cosas extrañas, en el mismo Borges que trata de ser paisajístico, que dice que en el Corán no hay camellos, pero que en el Quijote no hay flamenco y callos a la madrileña”, comentó.
Al profundizar sobre su obra, el presidente del Celarg dijo que el original de Pedro Páramo contenía 500 páginas, pero Rulfo la fue cortando hasta quedar el corto libro que conocemos, “es una historia desoladora, donde se expresa la decepción de la vida”, citó.
Expresó que Rulfo nos abre ese panorama y nos pone en contacto con los secretos de América Latina, “cuando le preguntaban a Rulfo por qué no escribía más, él decía que no podía porque las personas que le contaban esos cuentos se murieron”. Al parecer quien le contaba esos cuentos era su tío Seferino.
Invitó a aprovechar estos primeros 100 años de Rulfo para leerlo, “es muy fácil de leerlo, es muy corto, escribió dos grandes libros, con los cuales pasó a la gloria, a la inmortalidad, dos libros pequeñitos que se leen en una tarde, de verdad que los recomiendo porque vale la pena leerlo poco a poco y degustarlo”, enfatizó.
Jesús León, coordinador de Multimedia de la Biblioteca Ayacucho, aseguró que Juan Rulfo no solo es un escritor profundamente mexicano, sino profundamente latinoamericano, “porque a través de los dos libros que no alcanzan las 400 páginas logra dar un panorama bastante global y sumerge a sus lectores en esa realidad rural mexicana que atraviesa todo el continente y describiendo su México natal describe cualquier región latinoamericana”.

NOS HACE RECONOCERNOS

Durante el homenaje al escritor, León explicó que Juan Rulfo está dentro de una tradición literaria occidental. “Él viaja al infierno con todos sus cuentos de fantasmas de la literatura gótica, pero dotándolos de unas características muy latinoamericanas que nos hace reconocernos cada vez que nos vemos”, dijo
Explicó que para el escritor mexicano la tierra es parte fundamental de sus obras, es una tierra árida, no como la de Gallegos que es exhuberante, prolífera. Comentó que esa aridez también se observaba en Rulfo. Era una persona que decía mucho más con su silencio que con las palabras y su rol de fotógrafo se corresponde como una buena contraparte de ese Rulfo que rehúye la mirada y es bastante esquivo y que además trata de representar el México que quizás es bastante ajeno, porque en Rulfo si bien estamos decorando con papel de colores y platos elaborados, él es ajeno a todo esto.
Destacó que Rulfo es profundamente mexicano porque “lo podemos apreciar de manera desnuda, sin adornos, es un México real”.
Finalmente León invitó a leer a Rulfo. “Es fácil leerlo, él es conversacional, su lenguaje es prístino, transparente, eso sí cuando uno entiende lo que quiere hacer Rulfo podemos observar que no se queda en esa transparencia que es mucho más profunda, es como esas aguas que de transparentes tú no logras ver el fondo, hay una profundidad inherente en su obra, que solamente se descubre cuando te sumerges completamente en ella”.

En el evento donde abordaron las distintas facetas del escritor se exhibieron las fotografías de Rulfo rodeadas de guirnaldas. En la actividad organizada por el Ministerio de la Cultura se realizó una muestra gastronómica del país azteca.
T/ Elízabeth Pérez Madriz
F/ José Luis Díaz Caracas