Con las ejecuciones de Derrick O»Neal Mason, Troy Davis y Lawrence Russell Brewer se suman 36 en lo que va de año en Estados Unidos, cinco de ellas en Alabama, en el sur del país.
Estas tres penas son parte de las 1.270 ejecuciones que han sido realizadas en suelo estadounidense desde que en 1976 se restableciera la pena de muerte, informó EFE.
Luego de aguardar 16 años en el corredor de la muerte, Derrick Mason, de 37 años y de raza negra, fue ejecutado el jueves en la prisión de Holman, sentenciado por el asesinato de la empleada de una tienda.
Una noche antes de la ejecución de Manson, el caso de Troy Davis sacudió a la opinión pública; al hombre, también de raza negra, le aplicaron inyección letal luego de una causa judicial en la que siete de los nueve testigos confesaron haber sido sobornados por la policía para atestiguar en su contra.
Ese mismo miércoles, pero en Texas, Lawrence Brewer, de 44 años, miembro del Ku Klux Klan, fue ejecutado por la muerte de un afroamericano que ató de los tobillos a su camión para arrastrarlo durante más de tres kilómetros por el asfalto.
De acuerdo al Centro de Información sobre la Pena de Muerte, actualmente, 3.251 personas esperan la ejecución; no obstante desde 1976, sólo 130 personas han sido salvadas del corredor de la muerte.
Uno de los aspectos más polémicos de las ejecuciones en Estados Unidos es la condición racial de los condenados. De acuerdo a un informe publicado en 2010, a pesar de que los afroamericanos representan sólo 12% de la población, cerca de 40% de las personas sentenciadas a la pena de muerte pertenecen a esta comunidad.