La justicia salvadoreña absuelve a la joven abusada y encarcelada por intento de homicidio tras un parto espontáneo

Imelda Cortez, la joven salvadoreña de 21 años que fue procesada y encarcelada hace más de año y medio por un supuesto intento homicidio agravado en contra de su hija recién nacida -como se tipifica el aborto-, ha sido absuelta y puesta en libertad este lunes por orden de un juez del país centroamericano. Cortez quedó embarazada tras sufrir una violación por parte de la expareja de su madre, Pablo Dolores Henríquez, de 60 años, que abusaba de ella desde los 10 años. A los 18, la joven dio a luz en una letrina de su casa y, aunque el bebé nació sano, ella fue encontrada al borde del desvanecimiento tras desangrarse.

Los médicos creyeron que Cortez había intentado cometer un aborto y llamaron a la policía para detenerla. Mientras estaba hospitalizada, su violador fue a visitarla para amenazarla con matarla a ella, a sus hermanos y a su madre. Pero la Fiscalía salvadoreña se empecinó en creer que Imelda Cortez intentó cortar el cordón umbilical y matar a su bebé al nacer pese a que goza de buena salud. Por eso, desde hace más de un año y medio, permaneció en prisión preventiva. A lo largo de los meses, el juicio fue aplazado, por última vez fue en noviembre pasado.

En distintas ocasiones, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha exigido a El Salvador cambiar su legislación en materia de aborto. En el país centroamericano las leyes persiguen cualquier tipo de aborto y también a las mujeres que sufren abortos espontáneos.

La abogada de la joven, Bertha De León, subraya, en entrevista con el periódico El País, que el juez, Hugo Noe García, «llegó a desestimar» cualquier tipo de delito en el comportamiento de Cortez. «Esto nos tiene muy alegres y entusiasmadas porque no hay precedente de la actuación de un juez en este sentido. Hay varias mujeres injustamente condenadas», agrega. «Fue emocionante y hemos llorado de alegría al ver a Imelda abrazar a su hija. Ahora viene una parte muy importante porque Imelda tendrá que ser sometida a tratamientos psicológicos y apoyos sociales por la violencia sufrida desde niña».

Tanto la letrada de Cortez como las organizaciones que la apoyaban, entre ellas la Agrupación por la Despenalización del Aborto, alegaron siempre que la joven tuvo un parto extrahospitalario cuando acudió a la letrina por un fuerte dolor abdominal. Desmayada, Imelda fue llevada a un hospital de una región rural al oriente de El Salvador. Los médicos denunciaron el supuesto aborto, que le llevó a ser procesada y encarcelada.

La absolución de Cortez «significa que es posible la justicia, que las luchas y esfuerzo de muchas personas tienen resultados para salvar la vida de mujeres concretas», subraya Morena Herrera, una de las líderes del feminismo salvadoreño. La joven se encuentra ya con su hija, que ya tiene un año y medio, arropada por sus familiares más cercanos.

El Salvador es uno de los cinco países latinoamericanos en los que el aborto está prohibido bajo cualquier circunstancia. 24 mujeres han sido condenadas por ello, y la Agrupación por la Despenalización del Aborto exige que sus casos sean revisados y queden en libertad. El dramático caso de Imelda Cortez es un modesto pero importante primer paso.

F/El País
F/Agencias