“Siempre confié en la palabra de mi Presidente”|Karlin Valle: “Cuando abrí la puerta del apartamento entré y besé las paredes”

“Yo sí quería salir de mi casa”, expresa Karlin Valle, de 34 años de edad. “Cada vez que caía un palo de agua, yo lloraba porque las condiciones eran precarias. El agua formaba un río que pasaba por todo el medio del rancho. Entraba agua por todos lados y las goteras eran infinitas”.

“Mi antigua vivienda era horrible”, prosigue Valle. “Era un rancho de cinc y algunas paredes de madera; un cuadrado que no estaba dividido. Allí tenía la cocina de un lado, la cama del otro, la nevera y unos escaparates. Lo único que tenía aparte era el bañito. Allí viví nueve años con mi hijas Yohanyeli, Yohandry y Alessandra”.

“Un día”, refiere Valle, “vi por televisión como el presidente Chávez invitaba con un megáfono a las personas de un barrio, no recuerdo cual, a que se fueran a un refugio. En ese momento pensé: ‘ojalá que mi Presidente me viniera a buscar como a esas familias, y si lo hace’, dije, ‘yo no lo dudaría’. Él fue un hombre en el que se podía confiar y que siempre nos dio esperanza”.

“NO LO PENSÉ A PESAR DE TODO LO QUE DECÍAN”

Valle cuenta que el inmueble estaba ubicado al lado de una torre de electricidad. No tenía servicio de agua, por lo que para abastecerse contaba con la ayuda de una vecina quien cada cuatro días le “lanzaba una manguera para llenar los pipotes”. La otra opción era cargar agua con un tobo desde otro sector. Las caminerías eran de tierra, lo que dificultaba el subir hasta la casa; especialmente, cuando se trasladaba con su niña pequeña. Asegura que cuando se formaban problemas entre bandas “la pasaba muy mal”.

Recuerda que el último día que ella y sus hijas pasaron en la vivienda llovió tanto que el agua creó una corriente fuerte que despegó las patas de la cama. En el único lugar en el que no caían goteras, que era sobre la cama, esa noche solo lograron dormir cuando se cubrieron con unas bolsas plásticas. “Al día siguiente nos llamaron para bajar al refugio, y no lo pensé a pesar de todo lo que se decía de esos lugares”, afirma.

“En el refugio de la Ciudadela Dos la convivencia fue difícil”, comenta. “Era un espacio grandísimo. La primera noche dormimos en el piso, pero la gente no se iba. Se iniciaron los censos. Había mucha gente, pero a pesar de eso yo no quería volver para allá arriba. Yo fui una de las pocas personas que me fui definitivamente al refugio. Algunos pidieron refugio solidario y otros pasar días con familiares, pero yo no. Estuve con mis hijas todo el tiempo en el refugio”.

GRACIAS A CHÁVEZ

“Siempre confié en la palabra de mi Presidente. Creo que él fue el único que reivindico a los pobres. Tengo 34 años y me acuerdo de que para mis hermanos y para mí era difícil ir al colegio. Estrenábamos dos veces al año, 24 y 31 de diciembre y comíamos carne o pollo, a veces, los fines de semana. No teníamos para los cuadernos, para la merienda. Fue una época muy difícil y hay mucha gente que no quiere ver eso”.

Y agrega: “¿Quiénes eran los que iban a la universidad antes? Los ricos. Yo no me pude graduar. Mis hermanos y yo éramos cuatro y todos no pudimos estudiar. Todo eso ha cambiado. Mi hermano vive en La Vega y se benefició con un programa con el que le otorgaban recursos a las familias. Ahora él tiene su casa. Gracias a Chávez ahora es totalmente diferente; por lo menos, de lo que a mí me tocó vivir”.

UN SER ÚNICO

Dice que no durmió la noche antes a causa del “sustico” que se le instaló en el cuerpo desde el momento cuando le anunciaron que el 28 de noviembre recibiría la llave de su apartamento. Ese día una caravana de carros y motos acompañó los autobuses que trasladaban a las damnificadas y a los damnificados.

“Cuando abrí la puerta del apartamento (A5-08) entré y besé las paredes; pensé en mis hijas, en su futuro, en que por fin tenía un un hogar digno que ofrecerles. Siempre soñé que el Comandante nos entregara la llave de nuestra casa, pero no se pudo”, relata.

“Le doy gracias a Dios por haber puesto a Chávez. Para que vuelva a nacer un hombre así va a pasar mucho tiempo. Él fue un ser único”.

T/ Romer Viera
F/ Héctor Rattia

Que Díos la bendiga y que permita que tome la conciencia ciudadana ante su familia que lo esta demostrando, por haber vivido una realidad incómoda anteriormente y ahora en el presente una realidad de alta superación ciudadana en un país cuyos recursos petroleros deben de ser muy bien direccionados para satisfacer y mejorar nuestro pueblo humilde y muy necesitado. Y estos recursos muy bien invertidos de acuerdo a los ingresos por los precios del petróleo. Que se le regale una vivienda al que se sepa que no tenga capacidad de pago, pero que se le debe de cobrar una vivienda al que se sepa que pueda pagarla paulatinamente.