Keving Palacios: «Es increíble todo lo que mi familia ha logrado en la LPB»

Keving Palacios en la cuenta de instagram @lpb_aldia compartió con Germán Jaspe la satisfacción por su crecimiento y el de su familia en la Liga Profesional de Baloncesto: “Vienen muchos recuerdos como niño, como jugador. Terminé también en la LPB, dando mis primeros pasos
como entrenador”.

Palacios alabó al circuito por sus 46 años de historia: “Tengo recuerdos lejanos de cuando mi papá jugaba en Gaiteros del Zulia y yo iba al (gimnasio) ‘Belisario Aponte’ y recuerdo muy bien a la fanaticada. Todo sabemos lo imposible que es ir a Maracaibo y sacar dos o tres juegos allá”.

Recordó el ala pívot a su padre, Armando, otra figura histórica de la LPB: “Sin duda fue una experiencia crecer con mi papá viendo esa vida profesional de manera directa e indirecta, me hizo ponerme metas desde pequeño. En mi casa sentimos mucho al baloncesto venezolano y lo que la LPB ha hecho por mi familia es increíble”.

Palacios, con su padre, forma una de las dos parejas padre-hijo que ha vestido la camiseta de la selección nacional: “Es un orgullo tremendo. En mi casa hay muchísimos logros. De los campeonatos de mi padre en el 84, 85 y 86; y los tres anillos que yo gané con Marinos (de Anzoátegui) y Cocodrilos (de Caracas). Es increíble todo lo que mi familia ha logrado junto a la LPB”.

TOQUE MÁGICO

“Mi vida cambió cuando toqué la pelota de baloncesto como a los 12 años. Mi papá formó una escuelita en San Cristóbal (estado Táchira) y
yo empecé a entrenar allí, y a los quince años fui firmado por Panteras de Miranda. Así comienzo mi carrera deportiva”, recordó el caraqueño.

Con el equipo mirandino, Palacios conoció de lleno a una las plantillas más famosas de la liga: “Estaba Panteras en su apogeo con Víctor David Díaz, Manuel Berroterán, Richard Lugo, Ronnie Thompkins y Gre- gory Vallenilla. Absorbí muchísimo de esa camada de Panteras
de Miranda”.

Luego Palacios se fue a Estados Unidos para formarse estudiantil y deportivamente: “Cuando regreso de Estados Unidos, Néstor Salazar conversa conmigo y me lleva a Cocodrilos de Caracas. Fue un sueño. Debuto con ellos y quedamos campeones.

Fue un sueño de ‘rookie’. Era un equipo ya formado y duramos prácticamente seis-siete años en lo más alto de la LPB”.

“Me prestan un año a Gigantes de Guayana y luego vuelvo a Cocodrilos para quedar campeón en el año 2012. Pude demostrar lo que yo quería con Cocodrilos. Fue un momento bien dulce”, recordó Palacios sobre la espinita que se sacó al volver a un equipo de la capital, reconstruido.

“Lo lindo de este deporte es que te permite ir reinventándote. Después que tuve una pasantía en Panteras, donde me atacaron muchas las lesiones. Siempre quise hacer mucho más por la organización. Fueron días muy difíciles. Siento que le debo mucho a la fanaticada de Panteras”, confesó Palacios sobre su segunda etapa en el sexteto de Parque Miranda.

Palacios pensaba que ya no tenía continuidad en la liga y recibió una llamada que lo encaminó a su tercer anillo: “Tony Armas Jr. (dueño de
Marinos de Anzoátegui) me llama en ese momento y me dice que estaban interesados en mis servicios. Yo pensé que me estaban chalequeando.

En ese 2015 llegó Fernando Duró que me conocía de categorías formativas. Ese anillo fue muy dulce también para mí. Fue increíble que me dieran la oportunidad de cerrar mi carrera de la forma que lo hice allá”.

Palacios repartió sus años en la LPB con Gigantes de Guayana, Panteras de Miranda, Gaiteros del Zulia, Bucaneros de La Guaira y Toros de Aragua, además de los capitalinos y el sexteto de Puerto la Cruz. Aún espera que su hijo llegue a la LPB para continuar con la saga
Palacios.

T/ Redacción CO
F/ Cortesía Prensa LPB
Caracas