Cartagena de Indias, el día de la firma del acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las FARC-EP, parecía una realidad demasiado bella, casi idílica, para ser verdad. Allí, algo no cuadraba. A esa sensación se sumó el inesperado triunfo del NO en el plebiscito, en contradicción con lo que pronosticaban las encuestas. Más extraño resultó el encuentro de Uribe y Pastrana, enemigos del acuerdo, con Santos. La entrega a este último del Nobel de la Paz aumentó la incertidumbre.