A principios de enero, luego de una entrevista en su sede, Globovisión me solicitó una opinión sobre su programación.
La ofrecí para ese día y esas circunstancias.
El canal decidió usar mi declaración para una autopromoción comercial, sin pedirme y sin que yo le diera autorización.
Se trata de un abuso mercantilista, una falta de ética periodística y un abuso editorial.
En consecuencia, exijo a esa planta que no siga usando mi voz e imagen en su manipulada autopromoción.