Ante el aserto de que la renuncia es un acto voluntario, los teóricos del atajo ripostan que existe la “renuncia inducida”.
Se la proponen a la MUD para que deje la cantaleta redundante de la “salida constitucional, pacífica, democrática y electoral”.
Una renuncia se puede inducir llevándose a un Presidente para Turiamo y La Orchila con un Cardenal que lo “persuada”.
También, degollando motorizados y asesinando a 43 personas. Luego, se aprueba una ley de amnistía inducida y ya.