Para misia Holguín, canciller de Colombia, el vocablo “veneco” (venezolano del coño) “no es ofensivo” y para su vicepresidente es un “gentilicio amable”.
Es decir que para ambos fue la hipocresía y no el hielo “el gran invento de nuestro tiempo”.
Así, la oligarquía cachaca hace creer a sus hijos que fue en Venezuela y no en Bogotá donde sus descendientes nacen, según el Gabo, con un rabo de cochino, producto de uniones incestuosas de una casta que vive temiendo engendrar iguanas.