La Comuna Socialista Altos de Lídice es ejemplo de voluntad

“Tenemos un montón de proyectos y sueños como colectivo, nunca nos desesperamos y a pesar de que la cosa está candela, mantenemos el optimismo de la gente, tengamos paciencia”, relata Jesús García

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El olor del café cola’o te marca el recorrido, un sol calientico sobre la piel te indica que estás más cerca del cielo donde los humildes bregan su lucha día tras día. Así es la vida en los barrios pastoreños donde las luces de noche se ven chiquiticas y la esperanza se hace más grande con el trabajo en equipo como el que hacen en la Comuna Socialista Altos de Lídice, ubicada en la parroquia La Pastora.

Actualmente la comuna se compone de siete consejos comunales que atienden a más de cinco mil personas, unificados bajo un mismo criterio: darle poder al pueblo, como sueño de una generación capaz de construir la patria desde su génesis. Son muchos los rostros visibles de este proyecto que ha tomado forma desde hace un par de años, pero hay uno en especial, le dicen “El Gisus”, no es precisamente un mesías, pero es de esa camada de jóvenes que tiene entre ceja y ceja que un mundo mejor sí es posible. Su nombre es Jesús García, un chamo de jeans cualquiera, zapato é goma y gorra volteada, sus suelas conocen a la perfección el asfalto de La Pastora, pues recorre cada callejón y cada calle para buscar soluciones a los problemas. Ese tipo de chamos que todo el mundo saluda, a ese que le pegan gritos entre la brisas de la mañana. “Tenemos un montón de proyectos y sueños como colectivo, nunca nos desesperamos y a pesar de que la cosa está candela mantenemos el optimismo de la gente, tengamos paciencia”, le dice el “Gisus” a quienes le plantean una problemática.

Como todos los días, Jesús salió una mañana a trabajar, a la espera de un viejo amigo que buscaba llegar al corazón del barrio. Entre arepas con mortadela, el vaso de peltre con un cafecito bien caliente, comenzó el encuentro con su amigo Pedro Infante. No se trataba del cantante mexicano, sino de un chamo de lucha que venía de ser ministro de Juventud y Deporte y que hoy le toca organizar las bases del Partido Socialista Unido de Venezuela en Caracas y La Guaira.

Su primera parada fue la Farmacia Comunal, ubicada en la avenida principal de los Altos de Lídice, en plena subida que te lleva al cielo, no es un local ni mucho menos un establecimiento, es la casa humilde de una integrante de la comuna. Las medicinas se resguardan en una pequeña caja fuerte adquirida con sacrificio. “Actualmente se atiende gratuitamente a más de mil familias, sorteamos los obstáculos del bloqueo con fundaciones que nos envían pastillas por los caminos verdes desde Chile y otros países a través de vuelos humanitarios”, recalcó la señora Manuela Gutiérrez integrante de la comuna.

Luego de una buena conversa el recorrido siguió hasta la fábrica compactadora y de reciclaje que permite fortalecer el quinto objetivo del Plan de la Patria. “Es un gran proyecto y una linda iniciativa que además de mantener limpia la comunidad, nos ayuda tener un mejor aprovechamiento de los recursos, yo los felicito por este proyecto”, comentó Pedro Infante durante su recorrido.

Los grandes proyectos de la comunidad se fortalecen desde las bases y esta iniciativa permite brindarle otra alternativa al pueblo, explicaba Jesús García mientras escalón tras escalón ascendían a la cima del cerro para inspeccionar el proyecto de siembra productiva como alternativa. “Aquí tienen un poco más de media hectárea de siembra y es impresionante el nivel de organización para brindar una alternativa distinta ante tanto asedio”, afirmó Infante al grupo de comuneros y comuneras que acompañaban el recorrido.

Las dificultades están en cada esquina. “Jesús, recuerda el problema del agua”, le gritaban mientras bajo el sol inclemente recorrían cada proyecto. “Es un tema histórico la escasez de agua en este sector. La idea Pedro es buscar la solución estructural del problema y que comunidad y Estado sirvan para brindar mejor calidad de vida a nuestro pueblo”, manifestó Jesús.

Más de una hora y media duró el recorrido que culminó en la cancha del barrio el Rosario, donde unos cuantos muchachos jugaban con un balón en el tierrero. “Vamos a meterle mano, pero con la misma gente de la comunidad, elaboremos una propuesta, buscamos por algún lado la pintura y los materiales para darle un mejor rostro a un lugar del sano esparcimiento, luego vengo para lanzarnos una caimana”, propuso Infante, quien selló el pacto entre hermanos de barrio con un apretón de manos con puñito incluido.