La fiscal del juicio a ‘la manada’ en España: «La intimidación fue gravísima. No hubo consentimiento»

«La intimidación fue gravísima e impidió resistencia o huida, no le quedó más remedio que someterse. La denunciante no consintió». La fiscal del caso de ‘la manada’, en España, ha presentado esta mañana de lunes su informe final sobre el caso en el que da total credibilidad a la víctima. Se cumplen, dice, todos los parámetros para que la declaración de esta mujer de ahora 20 años sirva como prueba de cargo.

La Audiencia Provincial de Navarra celebra este lunes y martes las vistas públicas en las que acusaciones y defensas presentan sus conclusiones sobre los presuntos violadores de la manada de la joven madrileña en las fiestas de San Fermín. En la sala, tribunal, abogados de una y otra parte, 46 periodistas, 26 personas como público y diez policías forales que vigilan en todo momento que nadie pueda grabar o tomar imágenes. Y los cinco acusados, que comenzaron la sesión serios aunque desafiantes y que, conforme han pasado las horas, han intercambiado comentarios, pero también sonrisas y gestos.

Dos horas han durado las conclusiones de la fiscal Elena Sarasate, que ha desgranado, contundente, los hechos que, asegura, demuestran que se trató de una «actuación de forma conjunta y organizada» que constituye un delito de agresión sexual continuada. «Se produjeron sin consentimiento y bajo violencia e intimidación. Cuando los acusados terminaron y consiguieron lo que querían, la dejaron tirada y semidesnuda», ha afirmado.

La fiscal mantiene su petición de 22 años y diez meses de prisión para cada uno de los acusados por los delitos de agresión sexual, delito contra la intimidad y el robo del móvil. Ha mencionado, además, que solicita responsabilidad civil por el «sufrimiento moral» de la víctima, no solo por las consecuencias de la agresión y la grabación, sino también, ha dicho, por el seguimiento que la defensa encargó a detectives y que la mujer conoció en el juzgado. «Faltaría más, una mujer tendrá que salir y hacer su vida», ha apostillado.

El relato ha sido pormenorizado y salpicado de detalles escabrosos, aunque la propia fiscal ha evitado entrar en muchos de ellos por la naturaleza del delito. La forma en que se dirigieron al lugar de los hechos, el portal de la calle Paulino Caballero, ya desmonta, dice la fiscal, los argumentos esgrimidos por los acusados. «No eran un grupo compacto, iban disgregados». Las cámaras, ha señalado, muestran a la mujer caminando junto a uno de los acusados, con quien hablaba, mientras que el resto les seguía. Es uno de ellos el que, al ver a una vecina entrando en el portal, aprovecha para colarse en el edificio. La propia víctima, ha revelado la fiscal, admitió haber besado a uno de los acusados momentos antes. Es entonces cuando él y otro de sus compañeros la introducen en el portal «de forma sorpresiva».

No hizo falta que los acusados ejercieran «violencia extrema» para que entrara, sino que bastó con cierta «brusquedad». La víctima, ha subrayado la fiscal, no se imaginaba lo que iba a suceder y fue solo cuando se vio en un cubículo de pequeñas dimensiones rodeada de los cinco hombres cuando fue consciente de la situación y «entró en shock». «De ninguna manera esperaba lo que iba a suceder. Entró en pánico y se bloqueó su capacidad de reacción, con cinco varones delante».

A partir de ahí, el relato se endurece. Los vídeos, ha dicho la fiscal pero también el resto de acusaciones, son «concluyentes», «palmarios». Muestran a una mujer de rodillas o en cuclillas, con los ojos cerrados, sin expresión alguna, y a la que cinco hombres dirigen y manejan a su antojo. «Cerró los ojos y dejó que aquello pasara cuanto antes. La sitúan y la colocan como a ellos les interesa en cada momento».

Las frases que se escuchan en esos vídeos, dice, confirman la intimidación y la dominación.  Entre ellos: «Turno ahora, déjame». «Espérate, no la levantes tanto». «Vamos a organizarnos». Hacia ella, las expresiones eran otras: «No chilles». «Chupa aquí». En ninguno de los vídeos se escucha una voz femenina. Sí, en algún momento, gemidos, un hecho que la defensa ha destacado durante las sesiones pasadas. Gemidos, ha dicho la fiscal con la definición de la Real Academia de la Lengua en la mano, que pueden ser de «dolor»,

INFORMES PERICIALES

Tanto la fiscal como las acusaciones particulares y populares han sostenido el relato de los hechos y la declaración de la víctima con los informes periciales y las declaraciones de agentes, médicos forenses y asistentes sociales que atendieron a la mujer esa noche y los dos días posteriores. Han procurado adelantarse a lo que saben que la defensa esgrimirá este martes.

Por un lado, la ausencia de lesiones y la actitud pasiva de la víctima. Tanto la fiscal como los abogados de la acusación han recordado que varios expertos confirmaron que hasta el 40% de las víctimas de agresiones sexuales no presentan lesiones y que las actitudes pueden ser de resistencia, pasividad o incluso de colaboración para que todo acabe y por miedo a males mayores. «Se ha superado ese criterio de que la mujer tiene que resistirse como una heroína para evitar una agresión sexual», ha dicho la fiscal. Para las defensas, sin embargo, la ausencia de lesiones demuestra consentimiento.

Por otro, el testimonio de la policía que tomó la declaración a la mujer horas después de los hechos y que hace unos días se desdijo de su primeras palabras: ahora asegura que la víctima sí le dijo que sabía que la estaban grabando, pero no supo explicar por qué no lo incluyó en su informe. Para la defensa, se trata de un argumento que apoya que la chica les denunció en realidad porque no quería que sus imágenes se difundieran. Tanto la fiscal como las acusaciones han criticado con dureza la declaración de esta agente: señalan que la víctima nunca mencionó las imágenes y que ni siquiera todos los acusados eran conscientes de todos los vídeos grabados.

F/eldiario.es
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