La influencia de la Revolución Rusa es determinante en el mundo y no se ha detenido jamás

La constituyente y dirigente feminista María León narra el contexto de aquellos días que colocaron a Rusia como epicentro mundial de la lucha de los trabajadores

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Antes de la Revolución Rusa la historia la determinaban grandes personalidades: esclavistas, reyes, burgueses, propietarios. Cuando el pueblo participaba en las grandes gestas era sencillamente objeto: carne de cañón. En la Revolución Rusa, por primera vez, el pueblo pobre, descamisado; los obreros, campesinos y soldados tomaban el poder y lo mantenían. La influencia de este cambio de historia ha sido determinante para la clase obrera en el mundo y no se ha detenido jamás.

Así habla María León, Vicepesidenta de la Mujer del PSUV, ex ministra del Poder Popular para la Mujer e integrante del secretariado de la Comisión Presidencial para la Celebración del Centenario de la Revolución Rusa

Para abordar lo ocurrido el 7 de noviembre de 1917 en Rusia expresa:

Déjame responderte con el corazón: entrada la noche del 7 de noviembre un cañonazo del crucero Aurora anunció el asalto final del Palacio de Invierno y con él, el fin del poder de la Burguesía representada en el gobierno de Kerenski.

“Pero el Aurora no solo anunció el fin de la horrible noche del poder burgués en Rusia, sino también el amanecer de un nuevo día para toda la humanidad”.

Agregó que Por primera vez, el pueblo pobre, tomaba el poder y lo mantenía:

Para decirlo con palabras de Lenin, “La clase obrera es una clase que tarda en apretar, pero que cuando aprieta no afloja jamás”.

Los cien años transcurridos en batalla demuestran que la clase obrera no aflojará jamás su empoderamiento hasta que derrote definitivamente a la burguesía e instale el nuevo poder, el poder del pueblo con el socialismo -reafirmó.

La Revolucion Rusa en el mundo

León destacó que este cambio histórico ha sido determinante para todas las revoluciones del siglo XX, como la revolución china, que hoy es la primera potencia económica de todo el planeta, la vietnamita, la cubana, y su ejemplo ha impulsado todos los movimientos de liberación nacional en Africa, Asia, América Latina y El Caribe.

En el siglo XXI su influencia es definitiva también en nuestra América que hoy lucha contra el imperialismo y por el socialismo.

“Y para unir aquel acontecimiento con nosotros y nosotras, debemos afirmar que comenzando este siglo XXI la humanidad conoce una nueva revolución socialista, bolivariana, la de Hugo Chávez, que saluda al mundo: el socialismo del siglo XXI, el socialismo feminista como él lo apellidó”.

Aportes

La Leona de Chávez, como también la conoce el pueblo, subrayó que otro gran aporte de la revolución rusa es el desarrollo en el campo de la ciencia y la tecnología.

Recordemos que el primer hombre que sale al espacio se llama Yuri Gagarin, producto del desarrollo de la ciencia y la tecnología soviética y que también la primera mujer que sale al espacio se llama Valentina Tereshkova, quien no solamente aportó en relación con la ciencia y la participación de la mujer fuera de la tierra, sino que preside el Comité de Mujeres Soviéticas, que propone en 1975 el Año Internacional de la Mujer.

Sostuvo que todo lo avanzado desde entonces hasta acá está influenciado por el Año Internacional de la Mujer y el Decenio de la Mujer que fueron propuestas del Comité de Mujeres soviéticas.

Como socialista feminista debo decir que las primeras reivindicaciones de las que gozaron las trabajadoras: descanso pre y post natal, derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, contratación colectiva, vacaciones, permiso para amamantar, fueron creadas por la revolución socialista de octubre.

Subrayó que hoy, a los cien años, las mujeres venezolanas desarrollaron aquella reivindicación:

Debemos rendir homenaje a las pioneras, a las que crearon el Día Internacional de la Mujer en 1910, como Clara Zetkin, Nadiezda Kruspskaia, Inés Artman, y todas las revolucionarias de comienzos del siglo XX.

Agradecemos que la obra pionera de ellas hoy la estamos desarrollando en las condiciones del siglo XXI y no solo hemos creado instituciones y leyes para la mujer sino que nuestra Asamblea Nacional Constituyente convocada por el único presidente obrero, decretó el 25 de octubre Día Internacional del Feminismo Socialista -enfatizó.

Estos son los frutos de la revolución de octubre en los derechos de la mujer -sentenció.

Venezuela tiene el privilegio de celebrar este centenario con un Presidente obrero, Nicolás Maduro, con conciencia de clase, reflejada en las medidas que toma a favor de los trabajadores, a quienes llama a ocupar con él el lugar preeminente, pues aquí el pueblo trabajador está en Miraflores -recalcó.

Primeras Reacciones

María León relató que ante las primeras medidas a favor de los trabajadores, como reducción de la jornada laboral, prohibición del trabajo infantil, derecho a comedores, salarios dignos, la burguesía asustada de que el mundo siguiera el ejemplo de Rusia empezó a conciliar y a engañar y rápidamente en 1919, a los dos años, llamó a la conciliación y creó el tripartismo: nació la OIT, legalizó los sindicatos, prohibiendo su politización y logró frenar la expansión de la revolución de 1917.

Precisó que el imperialismo como fase superior y última del capitalismo ha inventado nuevas estrategias para alargar su ya decadente situación, sin embargo el socialismo como propuesta de sociedad futura se ha extendido por todos los continentes.

El mundo de antes

Propone a las venezolanas y venezolanos analizar que era el mundo antes de la revolución rusa: 10 mil años de sociedad esclavista, tiempos de horror, porque el esclavismo es lo peor que ha vivido la humanidad y duró milenios; el feudalismo, terrible también y el capitalismo, que ha llevado a que el 1 por ciento de la humanidad posea más riqueza que el 99% restante. Eso significa millones de seres pasando hambre, padeciendo de enfermedades impuestas, como el ébola en África, millones de seres sufriendo por las drogas y el tráfico de armas, todo esto producto del capitalismo que sabe que la humanidad está ante una decisión: o se acaba el capitalismo o se acaba el género humano.

La dirigente feminista considera que el capitalismo ha depredado de tal modo a la tierra la tierra, que el planeta ya no resiste.

Yo divido el tiempo histórico en tres partes: los millones de años que vivió el ser humano sobre la tierra desarrollando grupos y sociedades comunitarias; el tiempo horrible que nació con el esclavismo y duro cerca de diez mil años y este nuevo tiempo que inició la revolución rusa y que nos conduce al reencuentro del ser humano consigo mismo. Porque las diez mil acciones desarrolladas en los diez mil años que precedieron a la revolución rusa no son humanos, corresponde a una desviación, a una deshumanización.

Humanismo

Eso de que todo el conocimiento, el arte, la riqueza del mundo se la apropiaran pequeños grupos elitescos y mantuvieran en el analfabetismo y la miseria a millones de seres humanos no se puede considerar obra de humanos sino de seres deshumanizados -comentó.

La revolución rusa nos devuelve el humanismo, el protagonismo de las mayorías, el 99 por ciento, todo eso tenemos que agradecerlo a la Revolución Rusa.

T/ Mercedes Aguilar
I/ Edgar Vargas
Caracas

Revolución Bolchevique

A 100 años aún estremece

 

Como lo previó su genial conductor, Lenin, cuando caracterizó a Rusia como el eslabón más débil de la cadena imperialista, hace 100 años triunfó la Gran Revolución Socialista de Octubre. Lenin no podía llegar a esa determinación si se hubiera reducido solo a los elementos exclusivamente económicos, como era lo usual en la ortodoxia revolucionaria. Rusia era en 1917 el eslabón más débil debido a la acumulación de todas contradicciones históricas posibles, en los que interviene, claro está, lo económico, pero también, y con no menos carácter determinante, lo político y lo ideológico.

En medio de la devastadora y criminal I Guerra Mundial Imperialista, Rusia se encontraba retardada entre una revolución burguesa y en la víspera de una revolución proletaria. Por lo tanto, convulsionaba por el choque de dos revoluciones, y por no tener la capacidad de parar una y postergar la otra.

¿Qué ocurrió hace 100 años en Rusia? Eso lo narra de manera magistral John Reed en su célebre novela Diez días que estremecieron al mundo. A decir del propio Lenin, Reed ofrece un cuadro exacto y extraordinariamente útil de acontecimientos, que tan grande importancia tienen para comprender lo que es la revolución proletaria.

Rusia era sacudida hasta lo más profundo, las llamadas peyorativamente capas bajas habían salido a la superficie con inusitada fuerza. Era la revolución. Se cumplía lo esperado, frente al gobierno provisional burgués de Kerensky, las relaciones entre un gobierno débil y un pueblo en rebelión, llega siempre un momento en que cualquier acto que venga del poder exaspera a las masas, y toda negativa a actuar, excita su desprecio (Reed).

Dentro de toda aquella olla de presión, en los cuarteles, en las barriadas obreras, los bolcheviques difundían su consigna: «¡Todo el poder a los Soviets!»; mientras que los agentes más agresivos de la reacción invitaban taimadamente al pueblo a sublevarse y asesinar a los judíos, a los comerciantes y a los jefes socialistas. De una parte, la prensa monárquica incitaba a la represión sangrienta; de otra, Lenin clamaba: «¡Ha sonado la hora de la insurrección! ¡No podemos esperar más!» La prensa burguesa denunciaba a los bolcheviques de que atacaban «los más elementales principios de la sociedad: la seguridad individual y el respeto a la propiedad privada», y no menos hostilidad mostraban los periódicos socialistas moderados: «Los bolcheviques son los enemigos más peligrosos de la revolución», incluso, el periódico de Plejanov, llamaba la atención del gobierno sobre el hecho de que se estaba armando a los obreros de Petrogrado, y exigía severas medidas contra los bolcheviques (Reed). Como se puede observar, era todo un cuadro característico de las situaciones revolucionarias en donde los vacilantes tienden a quebrarse.

¿Quiénes se enfrentaban de manera concreta en todas partes más allá de las teorías? Los hombres de negocios, los especuladores, rentistas, terratenientes, oficiales, los políticos profesionales, curas, profesores, estudiantes, profesionales liberales, los comerciantes, los empleados, los otros partidos socialistas que hacían frente a los bolcheviques con un odio implacable. Para este bloque, los Soviets no contaban más que con los simples obreros, los marinos, los soldados que aún no estaban desmoralizados, los campesinos sin tierra y unos cuantos intelectuales (Reed). Del otro lado, en la acera de enfrente, la inmensa mayoría del pueblo pobre y humillado de siempre.

Hace 100 años los bolcheviques no conquistaron el poder mediante una transacción de las clases poseedoras o de los diversos jefes políticos, ni por conciliar con el antiguo aparato gubernamental. Tampoco fue por la violencia organizada de una pequeña camarilla. Es muy claro que si el pueblo de toda Rusia no hubiera estado preparado para la insurrección, ésta habría fracasado. La razón fundamental de la victoria de los bolcheviques es que pudieron conducir al pueblo a hacer realidad las amplias y elementales aspiraciones, principalmente en las capas sociales más profundas, encauzando a ese pueblo por la obra creadora de destruir el pasado, al mismo tiempo que lo hacía cooperar también, de manera colectiva y democrática, en la edificación sobre las mismas ruinas humeantes de un mundo nuevo.

El jefe: Lenin. Quizás no haya personalidad revolucionaria más odiada por la burguesía mundial que Lenin. Los ideólogos y propagandistas del capitalismo han tratado de edulcorar a muchos líderes y pensadores revolucionarios (Gramsci, Lukács e incluso al mismo Marx entre otros), pero a Lenin no. Da la impresión que a Lenin no lo quiere nadie. Vale la pregunta: ¿Por qué contra Lenin hay tanto encono por parte de la burguesía mundial? No será porque era implacable confrontando, por su radicalidad; es probable que aquí esté la clave.

Lenin no era un pensador de academia, no, era un revolucionario dedicado exclusivamente a su trabajo, y todo lo que hizo lo hizo por lograr en la práctica los objetivos de la revolución socialista. Por eso pareciera que hay muchos Lenin, no uno solo, aunque, en verdad, sí era uno solo si se le ve dialécticamente. En cada etapa de la lucha de clases trató que el marxismo acompañara, pero eso sí, desde la reflexión profunda y acertada. Lenin jamás pretendió elaborar una teoría metafísica para todo tiempo y lugar. Como señalaba Lukács, Lenin fue elaborando sus categorías al calor de las luchas de clase, por eso no tiene una fórmula única que se aplique a cualquier lugar y tiempo, él iba cambiando. Estaba consciente que conceptualmente la lucha del proletariado por su liberación no podía ser captada y formulada, teóricamente, sino en el momento histórico determinado, en que por su actualidad práctica haya emergido al primer plano de la historia.

Este es el Lenin que se explica por sí solo en el momento cumbre de hace 100 años, el 6 de noviembre para quebrar todas las vacilaciones escribió al Comité Central:

«Si hoy nos adueñamos del Poder, no nos adueñamos de él contra los Soviets, sino para ellos. La toma del Poder debe ser obra de la insurrección; su meta política se verá después de que hayamos tomado el Poder. Aguardar a la votación incierta del 25 de octubre (7 de noviembre) sería echarlo todo a perder, sería un puro formalismo; el pueblo tiene el derecho y el deber de decidir estas cuestiones no mediante votación, sino por la fuerza; tiene, en momentos críticos de la revolución, el derecho y el deber de enseñar el camino a sus representantes, incluso a sus mejores representantes, sin detenerse a esperar por ellos.»

Así, con audacia, sin vacilaciones, alejado de toda ortodoxia, dirigió Lenin el triunfó de la Revolución Rusa el 7 de noviembre de 1917. Lo que ocurrió después, en los 90, no nos desanima para asegurar que hace 100 años el mundo no sólo se estremeció, sino que cambió para siempre.

T/ Irán Aguilera
Caracas