La irrupción femenina en la Revolución Bolivariana puso fin al machismo histórico

Relegadas a un segundo plano dentro de la sociedad y la vida del país desde los tiempos coloniales, fue en 1999, con Hugo Chávez, cuando las mujeres obtienen la mayoría de las reivindicaciones por las que venían luchando desde hace más de 300 años. A la mujer se le delineó un patrón de conducta, se le trazaron normas y caminos por los cuales debía regirse, señaló Griselda Rada Solórzano en la Casa de la Historia Insurgente

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Con la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 se cierra un ciclo histórico, caracterizado por la discriminación, la sumisión y el desconocimiento de los derechos de la mujer, hasta entonces relegada a un papel secundario en la sociedad. Ese año se abre un capítulo en materia femenina. En la nueva Constitución se le reconocen sus derechos y se establece la igualdad de género. Chávez, además, le confirió a la mujer un papel protagónico y de primer orden dentro del proceso de cambios que impulsó le dio a las damas responsabilidades de gobierno en altos cargos y creó programas sociales e instituciones. En los años siguientes se rompieron ciertas barreras: por primera vez en toda la historia republicana, una fémina, Adina Bastidas, ocupa el cargo de vicepresidenta de la República; en el área militar, una mujer, Carmen Teresa Meléndez, asciende a vicealmiranta y es nombrada ministra de la Defensa; Tibisay Lucena preside el CNE; Cilia Flores es la primera en toda la historia de la Asamblea Nacional; Delcy Rodríguez ha sido la primera canciller y la primera en presidir una Asamblea Nacional Constituyente. Otra fue fiscal general de la República, otra defensora del pueblo.

En estos tiempos de rompimientos, las damas han llegado a presidir el Tribunal Supremo de Justicia. Más recientemente, Delcy Rodríguez habló en la ONU en representación de Venezuela y del presidente Nicolás Maduro.

El camino, desde la época colonial hasta 1999, ha sido largo y lleno de espinas, de acuerdo con lo expuesto por Griselda Rada Solórzano en su conversatorio Entre todos, están ellas, dictado el pasado miércoles en la Casa de la Historia Insurgente, en una actividad promovida por la Comisión Binacional Orinoco Magdalena.

Griselda Rada Solórzano fue presentada por Andrés Aguilar, el usual moderador de estos encuentros, como historiadora que se desempeña en el Archivo General de la Nación. Además, es técnica superior en Nutrición y Dietética en el Hospital Universitario de Caracas. Como historiadora ha hurgado en la vida de Ezequiel Zamora y en los últimos años se ha ocupado de investigar sobre el papel de la mujer y su reivindicación a partir de los nuevos escenarios.

Rada Solórzano trazó un sucinto bosquejo de los tiempos coloniales, se detuvo en la etapa independentista y, en el periodo republicano al Quinqueni” de Guzmán Blanco, luego pasó al siglo XX, con la muerte de Juan Vicente Gómez y mencionó algunos nombres de mujeres excepcionales, cuyas luchas hicieron posible la conquista de derechos políticos, laborales y sociales, que alcanzan su mayor grado en la Constitución de 1999.

“El presidente Chávez abre las compuertas a una serie de cambios radicales. A partir de su llegada se produjo una ruptura en el estamento político venezolano, con la instauración de un nuevo marco constitucional que reconoce los derechos y el papel de la mujer. Chávez partió la historia en dos en cuanto al papel de la mujer y la conquista de sus derechos”, aseguró Rada Solórzano, para quien el presidente Chávez ha sido el más feminista de todos los presidentes que hemos tenido.

Solórzano asienta que el presidente Chávez crea el Banco de la Mujer en 2001; más tarde, el Ministerio para la Mujer y la Igualdad de Género. Por su parte, el presidente Nicolás Maduro introduce en su mandato el programa de Parto Humanizado.

En nombre de Dios

Griselda Rada consideró que en la historia escrita principalmente sobre los hechos militares persiste un vacío en cuanto a la participación de la mujer. Su papel en la sociedad colonial está minimizada y en la Guerra de Independencia fue invisibilizada.

Consideró que durante el periodo colonial se puede ubicar a la mujer bajo la expresión “En el nombre de Dios”. Era la época del sometimiento, de la conquista forzosa de América, en el nombre de Dios y los derechos divinos del rey. Los colonizadores trajeron consigo las más feroces crueldades, vicios y enfermedades a la región más salubre que se haya conocido. Un libro del hermano Nectario María describe la cruenta agresión cometida aquí con la llegada de los españoles.

Sobre la situación y el papel de la mujer en los años coloniales, Griselda Rada tomó de los archivos unos 100 casos relacionados con procesos judiciales que involucran a mujeres tachadas de rebeldes, brujas, adúlteras.

Encontró el expediente de un caso de un hombre blanco que vivía con una india. Al caballero lo mandan a buscar a España, a la mujer la encarcelaron.

En otros casos, a las damas se les priva del goce de “viudeidad”. Es decir, si una mujer se casaba y quedaba viuda, se quedaba sin protección social, a menos que su esposo ocupara en vida un alto rango militar. Con el tiempo se eliminó la restricción, pero para cuando la mujer cumpliera 60 años.

Generalmente a la mujer se le adjudicaba el papel de “servir a Dios y al hombre”. En caso de que una mujer tuviera dotes de fortuna se le obligaba a aceptar obras pías, o sea, la Iglesia acudía a ella, diciéndole que le iba a manejar su dinero acomodándole el camino para llegar al cielo.

Entre las reglas que sometían la vida de las mujeres se tenía que podían aceptar ciertos derechos civiles que no afectaran el honor heredado. Si se casaba con un militar, para volverse a casar tendría que ser con alguien de mayor rango que el de su difunto esposo; sin apartar la sumisión, tenían que consagrarse como obedientes esposas, que debían conservarse como una pieza decorativa solamente para ser exhibidas. Las pardas, las negras y las indias estaban destinadas a la crianza de los hijos, las labores del hogar y a la vida cotidiana de sus amos. Cursar estudios, participar en política, entrar a la universidad, estaba negado para las mujeres.

Griselda Rada apunta que en el periodo independentista la mujer jugó un rol destacado y heroico, acompañando a los maridos, desempeñando diversas labores en los regimientos y a la hora de la batalla. Muchas entraron en combates y batallas. Menciona a historiadores como Mario Briceño Perozo, quien resaltó la contribución de venezolanas y granadinas a la causa de la independencia. Citó el relato de Daniel Florencio O’ Leary, quien en su crónica del Paso de los Andes recoge el caso de una mujer que parió en la difícil travesía y al otro día marcha con la tropa con la criatura en sus brazos.

Entre las heroínas, Griselda Rada menciona a Josefa Sánchez, Leonor Guerra, Consuelo Fernández, Juana Ramírez (La Avanzadora), Manuelita Sáenz. Todas ellas fueron reivindicadas en el proceso que inicia Hugo Chávez.

Un país enfermo

En el periodo republicano, Griselda se detiene en el Gobierno de Antonio Guzmán Blanco, quien manda a refaccionar una iglesia para acoger los restos de Simón Bolívar y de los héroes de la independencia y de aquellos venezolanos notables. Guzmán, en un reconocimiento a la mujer patriota, ordena que Luisa Cáceres de Arismendi sea llevada a ese recinto sagrado.

Guzmán Blanco también ordenó demoler el oratorio San Felipe Neri y en ese lugar erige el templo de Santa Teresa en honor a su esposa Ana Teresa Ibarra.

En general, en los siglos XIX y XX a la mujer se le delineó un patrón de conducta, se le trazó una serie de normas y caminos por los cuales debía regirse. “El Manual de Carreño estaba diseñado para que la mujer cumpliera unas normas de urbanidad y comportamiento, tanto dentro como fuera del hogar. Incluso, su no cumplimiento era más severo con las mujeres que para los hombres”, señala.

En la novelística de Rómulo Gallegos, Griselda encuentra una serie de estereotipos que caracterizan en cierto modo el imaginario que se teniía de la mujer. Doña Bárbara encarna a una mujer machista, cruel, mala madre, bruja. En otras las mujeres aparecen cono sumisas, pegadas al hogar.

El año 1936, luego de la muerte del general Juan Vicente Gómez y el nombramiento de Eleazar López Contreras como su sucesor, marca una fecha clave dentro del proceso y lucha emancipadora de la mujer. López Contreras, en su discurso, expresa que recibe un país enfermo y enumera un plan y una serie de medidas para enfrentar la situación, pero en ninguna de las medidas se incluye a las mujeres.

“Un grupo de mujeres, entre ellas Ada Pérez Guevara, Irma De Sola Ricardo y Luisa del Valle Silva, quienes vivían en La Pastora, se reúnen, hacen una carta y, superando restricciones, se la hacen llegar al Presidente. Le dicen que ellas no pueden estar excluidas dentro de la agenda de gobierno, que hay que darles una asistencia médica a la madre y al niño. El Presidente nombra una comisión de salud y gracias a ellas se crean instituciones para darles atención a las madres y sus niños. Nacen el hospital general Simón Bolívar, el pediátrico Luisa Cáceres de Arismendi y la maternidad Doctor Andrés Herrera Vega, que todavía funcionan”, indica la expositora.

Ya bien adelantado el siglo XX, una serie de acontecimientos tiene a las mujeres como protagonistas.

En 1946 se logra por primera vez que se apruebe el voto femenino. En esta conquista juega un papel destacado un grupo de valiosas mujeres como Argelia Laya, Ana Luisa Llovera, Celina Tenorio y otras.Un caso sonado que despertó el interés nacional fue el desencuentro entre Oly Clemente y Yolanda Leal, quienes se disputaron el reinado de la 7a serie de beisbol amateur en la década de los cuarenta, que se jugó en Caracas. Por primera vez se hizo una elección popular y secreta para escoger a la reina; en la campaña, la sociedad se dividió en dos, ya que Oly Clemente, hija de un diputado, representaba en cierta forma a la clase acomodada, mientras que Yolanda Leal, residente en Monte Piedad, encarnaba al pueblo. Todo comenzó cuando el padre de Oly Clemente ideó un cartel para su hija en la que promocionaba Oly Clemente “para la gente decente”, Yolanda Leal “para la gente vulgar”. Leal ganó la elección.

En 1955 un incidente con el jurado del concurso de Miss Venezuela llama la atención de Griselda Rada: en el jurado estaba Wolfgang Larrazábal, quien siendo presidente del Círculo Militar señaló que él como único militar en el jurado decidía que la reina sería Mireya Robles, una de las candidatas. Sin embargo, Carola Reverón, también miembro del jurado, contestó que como única mujer decidía que la ganadora se eligiera por aplausos. Los asistentes eligieron a Susana Duijm. Posteriormente Susana Duijm obtendría la corona de Mis Mundo, y fue la primera venezolana en ganar el concurso de belleza.

Griselda Rada mencionó luego los casos de María Lourdes Basanta e Isidora Agnes, a quienes ubicó como mujeres emblemáticas de la tradición y memoria venezolana como genuinas representantes del calipso de El Callao.

“Basanta es autora de la canción “Guayana es”. Con esta canción reclamaba 47 kilómetros fluviales del río Anacoco que se encuentra en Guayana. Dice, Orinoco al norte, Brasil al sur, el Esequibo al este, Colombia al oeste, ese es el cuadrante de nuestra Guayana y toda esa tierra es venezolana. Los carnavales de El Callao se celebran desde 1914, pero estaban alejados del bullicio de los medios de comunicación”, dice.

De allí llega a 1999 con la irrupción de Chávez y el fin de la Cuarta República. Se abre un nuevo horizonte para la mujer venezolana.

Triunfo en la ONU

Andrés Aguilar, o “Papote” como le dicen sus compañeros de Castillete y de la Comisión Binacional Orinoco Magdalena, comentó, antes de entregar la palabra a la expositora, el reciente triunfo obtenido por Venezuela en la ONU, en la persona de la vicepresidenta ejecutiva,Delcy Rodríguez, quien en una brillante exposición llevó las verdades de Venezuela ante la comunidad internacional y derrotó las conjuras orquestadas por Estados Unidos y Colombia.

“Fueron a mentir a la ONU y les salió el tiro por la culata. El mundo está condenando hoy a la clase dominante de Colombia, a Álvaro Uribe Vélez y al subpresidente Iván Duque. El mundo les está diciendo mentirosos. El discurso de nuestra vicepresidenta fue contundente. Delcy Rodríguez demostró que sí tenemos los venezolanos capacidad para dirigirnos al mundo y los hizo de una manera magistral, sin titubeos, sin baches. Una lección de diplomacia a todos”, dijo Aguilar.

T/ Manuel Abrizo
F/ Luis Graterol