“La Lamas es la música de Venezuela”

La Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, la institución musical más antigua y de mayor prestigio en Caracas y Venezuela, celebró su aniversario sin bombos ni platillos. Todavía esperan por la rehabilitación de sus espacios en la avenida Urdaneta. La Lamas es canto, instrumentos, es música, orquesta, grupos, señalan

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Alumnos y profesores de la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas se reunieron entre las ruinas del viejo caserón, ubicado en la avenida Urdaneta, para recordar el aniversario 150 de esta institución, considerada como la de mayor prestigio, prosapia y tradición en estudios musicales de alto nivel, tanto en Caracas como a nivel nacional. Los asistentes participaron en un pequeño acto conmemorativo, se tomaron una foto en grupo e hicieron votos porque su antigua sede, cuyas paredes son las más antiguas de la ciudad capital, sea por fin rehabilitada y recuperada.

Nigidia Velandia, subdirectora académica, señaló que iniciaron la actividad con la toma de fotografías conmemorativas con el personal docente y la comunidad.

“En este momento no hemos iniciado las clases debido a que la sede aliada, donde desarrollamos las actividades académicas, está sin aire acondicionado. Nosotros impartimos clases en un sótano de la Biblioteca Nacional, ubicada en el Foro Libertador. La Biblioteca, que depende del Ministerio de Cultura, ha sido nuestra aliada, con el Ministerio de Educación. Nos ha servido como sede, pero están sin aire acondicionado y no podemos realizar nuestras actividades normales. No hemos comenzado las actividades. Estamos celebrando, pero todavía no hemos dado la primera clase escolar en curso. Hemos seguido una política informativa de permanente contacto con los alumnos”, expresó Nigidia Velandia.

Explica Velandia que la Escuela Superior de Música se fundó el 28 de octubre de 1869, y ocupó la casa que sirvió de hogar al prócer Juan Bautista Arsimedi y su esposa Luisa Cáceres. Actualmente, adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Educación, tiene una matrícula de 1.700 alumnos.

La subdirectora calificó de simbólico el encuentro en los antañones espacios. Expresó que deseaban abrir las puertas para que la casa recobrara vida.

“Estamos solicitando el apoyo de todas las instituciones involucradas para que se retomen las actividades y tareas de reconstrucción y restauración de esta infraestructura que es Patrimonio Cultural de la Nación, pero, además, la escuela es Patrimonio Inmaterial del municipio Libertador. Por tradición y por abolengo histórico la Escuela Superior de Música es la cuna de la gran mayoría, si no todas, de las agrupaciones musicales del país. Hablamos de la Orquesta Sinfónica Venezuela, el gran movimiento coral venezolano, el gran movimiento orquestal, los compositores. Hablamos de la escuela nacionalista y de gente que se ha dado a conocer en todo el mundo. Nuestros egresados son reconocidos en cualquier país del mundo por su gran calidad”, dijo.

La profesora recordó que en el catastro caraqueño esta casa es la número 1. La estructura se considera entre los primeros hitos de la fundación de Caracas.

“La pared en pie más antigua de la ciudad reposa en esta institución, que posee tesoros arqueológicos importantes. Tenemos 30 años esperando que esta restauración termine. Esperamos que con estos 150 años que estamos celebrando nos apoyen y valoren este tesoro con el que contamos en la ciudad y que parece pasar inadvertido a veces. La escuela no desaparece, la escuela se consolida”, señala.

Excelencia educativa

Nigidia Velandia detalló que aunque la infraestructura de la escuela no está en sus mejores condiciones, permanece en pie. Explicó que ha habido muchos avances. Hubo una primera fase de restauración con FEDE hasta diciembre del año pasado, que se realizó con mucho éxito. Luego se hicieron trabajos de desmantelamiento del daño patrimonial, se refaccionaron espacios, hubo jornadas de limpieza, de desmalezamiento, desinfección, fumigación y se sentaron las bases del nuevo edificio sede de la institución en el último patio. Se trabajó con el único proyecto aprobado por el Instituto de Patrimonio Cultural, a manos del arquitecto Carlos Quiñones, quien se apersonó con las autoridades de FEDE, del Ministerio de Educación. Consideró que se hizo un trabajo completo que permitió culminar la primera fase. Las obras se paralizaron al no contar con más recursos.

“Le pedimos con todo respecto al ministro, profesor Aristóbulo Ustúriz”, indicó la profesora, “que haga lo posible para que se puedan obtener los recursos y se culminen las obras de esta institución que no ha muerto, ni va a morir. Sigue en pie y formando buenos músicos para todo el país y todo el mundo”, exclama.

La Escuela José Ángel Lamas tiene una nómina de 40 profesores. Se imparten clases en una primera fase de formación básica, con las cátedras de Teoría y Solfeo, Historia de la Música, Armonía, Práctica Coral, Instrumentos Populares. La formación profesional abarca la enseñanza de instrumentos sinfónicos, canto y maestro compositor. Los estudiantes egresan con títulos en tres menciones profesionales: ejecutante del instrumento, maestro compositor y cantante.

“Los títulos terminales evidencian una formación profesional. Estamos hablando de una carrera de hasta diez años. Son estudios muy largos. Entre 8 y 10 años. Muchos de nuestros docentes han tenido oportunidad de estudiar en el exterior. Se graduaron en los conservatorios de otros países, en Europa, en la URSS en su momento, en Rusia, Francia, Alemania. Tenemos alta calidad profesoral y además graduados en Venezuela. La mayoría de nosotros cuenta con títulos de licenciatura en Educación con mención en Artes, con mención en Música, y además son profesionales en su instrumento. Estamos hablando de una gran calidad profesional y un rango académico alto”, asevera Velandia.

La profesora invita a la colectividad a sumarse a esta cruzada de restauración de la escuela, a salvarla.

“La Lamas es nuestra, es patrimonio de la ciudad, es Caracas, la Lamas es Venezuela, la Lamas es canto, instrumentos, es música, orquesta, grupos. La Lamas es la música de Venezuela”, señala.

Nunca es tarde para aprender

Hermes Rebolledo, egresado de la escuela, se sumó a la festividad con su violín y su traje negro. Aboga por rescatar este monumento histórico, patrimonio municipal y nacional, en donde se ha vestido de gloria lo más insigne de la música nacional con profesores, solistas, coristas y que incluye no solo la música nacional, sino la clásica, la romántica, la contemporánea.

Rebolledo recibió clases en la Lamas de contrapunto, armonía, historia, con maestros como Walter Guido, José Pellín y Alirio Díaz, que le dio clases de guitarra.

“Se trata no solamente del rescate de la institución, sino que se enaltezca esta escuela que cumple 150 años”, señala.

Greisabel Castillo Pérez, como profesora del Taller Integral de Adultos, conduce uno de los programas de mayor éxito y aceptación entre la comunidad, como es el referido a la enseñanza musical para las personas mayores de edad.

Esta iniciativa, que ya tiene ocho años, la inició siendo miembro del Centro de Estudiantes ante la preocupación de que los adultos mayores no tenían la oportunidad de hacer estudios musicales. Comenzaron a trabajar con grupos reducidos, de unas 30 personas, pero el interés fue creciendo. Hoy tienen una matrícula de 200 personas. Los participantes aprenden los instrumentos populares, estudian teoría y solfeo, participan en el coro o se suman al ensamble. El programa no se circunscribe únicamente al área musical, sino que es de carácter social.

“El requisito es venir”, informa. “Cuando son las inscripciones hacemos una pequeña asamblea para explicar de qué se trata el taller, luego hacemos un registro de lo que yo llamo perfiles auditivos y perfiles rítmicos para ver qué condiciones tiene la persona, y dónde lo podemos incluir. Ha sido muy satisfactorio porque muchas personas que estaban en sus casas sin hacer nada, vienen a estudiar música, aprenden a cantar, a tocar el cuatro y emplea su tiempo en cosas mucho más edificantes.

-¿Loro viejo aprende a tocar?

-Absolutamente. Yo de muy joven me preguntaba si sería posible, porque existía toda una polémica alrededor. Con el tiempo me di cuenta que no solamente aprenden, sino que se benefician transversalmente de otras cosas, no solo música, sino la parte social, el compañerismo, el sensibilizarse con la situación del otro, hacen sus grupos en particular. Muchos formaron ensambles, se convirtieron en facilitadores de música, de cuatro, guitarra. De hecho, el taller prepara sus propios facilitadores y ellos ayudan a otros compañeros. Es muy grato escuchar que cada facilitador dice que cada persona que llega al taller es como verse a sí mismo cuando llegó por primera vez. La experiencia es totalmente positiva.

-¿Y el horario?

-Estamos los sábados de ocho a cuatro de la tarde, los que se están iniciando, y los que están en tercer y cuarto nivel, asisten los martes y los jueves en la mañana. Ha sido tan extenso y con tanto éxito que el límite no se sabe.

-¿Hay requisitos de edad?

-Al principio el taller estaba dedicado específicamente a personas con 60 años en adelante. Sin embargo han comenzado a venir personas de 36, 40 años. Entonces decimos que es mediana y tercera edad, pero los reyes del taller son las personas de 60 hacia arriba.

-¿Y los instrumentos?

– Trabajamos con instrumentos populares para llevarlos al logro rápidamente. Entonces, tenemos mandolina, cuatro, guitarra tradicional venezolana, canto popular, coral y ensamble. Hemos ido añadiendo otros instrumentos, pero dependiendo de la demanda. Tenemos en cuenta que también hay algunas limitaciones de tipo motoras. Entonces, es algo que sea accesible a las personas mayores.

El curso lo empezamos para un año, luego lo fuimos extendiendo a dos, tres, cuatro años. Son cuatro años básicos en este momento y dos de perfeccionamiento para las personas que quieran profundizar un poco. Son seis años en total. Se les da el certificado de experiencia.

T/ Manuel Abrizo
F/ Luis Franco