La maquinaria del rumor y la psicosis colectiva, un paso adelante en la guerra no convencional

La guerra no convencional es esencialmente mediática y psicológica

La actual guerra no convencional contra Venezuela forma parte de una agresión multifactorial de amplio espectro que busca debilitar al Estado y deslegitimarlo a fin de crear las condiciones para que fuerzas extranjeras “tomen el control”.

De este modo, las tácticas de la guerra no convencional, en las que por cierto tiene gran experiencia el actual jefe del Comando Sur, almirante Kurt Tidd, aprovechan la conflictividad social y la descomposición política; se valen del espionaje y las operaciones encubiertas, infiltrando agentes dentro de organizaciones civiles y militares.

La guerra no convencional combina distintas formas de lucha en el frente económico, diplomático, jurídico, mediático hasta concluir en su última fase, que incluye la actuación militar de tropas en el terreno.

El componente mediático es fundamental. Los hechos vividos recientemente en Venezuela, con focos de violencia terrorista generada por la derecha pero presentada como una acción del Gobierno Bolivariano por la gran prensa y las redes sociales, son el vivo ejemplo de esta metodología que fue aplicada también en Libia, Siria e Irak.

No es casual entonces que a diario se publiquen artículos y editoriales en la prensa internacional tergiversando la verdadera situación del país, colocándolo al borde de una guerra civil y dándoles a focos violentos un carácter de situación generalizada para dar a entender que la nación está sumida en un caos ingobernable donde además el Estado es el responsable de la violencia.

A la difusión de los mensajes le sigue la agitación que se hace de manera interpersonal dirigida a audiencias seleccionadas y relativamente pequeñas, pero que se convierten en reproductoras de las convocatorias a la violencia.
El experto en ciberguerra Abel Suárez Perdomo, colaborador en el portal CubaDefensa, escribió en un artículo sobre tácticas de la ciberguerra que en “el último lustro, caracterizado por protestas, conflictos bélicos, caídas de gobiernos e injerencias, se ha visto el importante papel que en todos estos eventos han desempeñado los medios de comunicación”.

En el manual de técnicas del ejército estadounidense se da vital importancia a las llamadas Actividades de Información, dentro de las cuales son vitales los medios, entendiéndose como tales no solo los convencionales sino los que permiten la interacción directa entre personas como los equipos de telefonía móvil.

Según ese documento citado por Suárez Perdomo, dos son los elementos fundamentales para generar caos y violencia desestabilizadora: los mensajes y la agitación. Los primeros son diseminados por las “organizaciones de resistencia” con el fin de influenciar en las audiencias.

Está claro que las redes sociales de Voluntad Popular, Primero Justicia y organizaciones vinculadas a la ultraderecha son difusoras de contenidos donde llaman a los opositores a movilizarse, indican las rutas, cómo trancar calles e incluso cómo agredir a funcionarios policiales, atacar una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y las marchas chavistas.

Siguiendo una de estas instrucciones, una persona hirió a una señora que participaba en la megamarcha revolucionaria del 19 de abril, lanzando un objeto desde un balcón de un edifi- cio para herir a “los chavistas”. Suárez Perdomo atribuye esta importancia de la comunicación a los grandes avances tecnológicos especialmente en el campo de la informática y las telecomunicaciones.

Para este especialista, el rol de los medios de comunicación está en el corazón de la llamada guerra no convencional, entre otras razones, por su papel movilizador y de manipulación de la realidad. “Por supuesto, los manuales de las Fuerzas Armadas de EEUU dedicados a esta guerra también tienen su espacio para explicar cómo utilizar a su favor los medios”, destaca el analista.

“De lo que se trata es de estar alertas”, recomienda Suárez Perdomo. “No caigamos en el juego de palabras del imperio, esas que se presentan como actividades de información pero no son más que actividades subversivas y de injerencia”, finaliza.

El llamado al pueblo, independientemente de las inclinaciones políticas individuales, es a no dejarse manipular por esta operación mediática de gran envergadura orquestada desde los centros de propaganda imperialista para promover una guerra civil y alentar una intervención extranjera en el país.
La violencia terrorista viene acompañada de campaña de rumores
T/ Redacción CO
F/ Agencias