La oposición luce sin rumbo, sin piloto y sin brújula

La soberbia, la prepotencia, el odio de clases, el desprecio por los sectores populares y los líderes chavistas, más una serie de errores políticos, han sumido a la oposición en una especie de limbo, sin liderazgo y sin propuesta alternativa de patria

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El presidente Hugo Chávez se quejaba a menudo de la carencia de una oposición seria que hiciera política con “p” mayúscula. Sin embargo, sus adversarios, de una manera torpe, soberbia, arrogante y con desprecio por el pueblo, siempre optaron por el atajo antidemocrático, la desestabilización, el saboteo de los servicios públicos, la guerra económica. Con el presidente Nicolás Maduro, siguiendo el mismo guión para acceder al poder por cualquier vía, incluso a costa de la entrega de la soberanía e independencia de la patria, han intentado de todo, pero sin éxito. Analistas, incluso del propio bando opositor, coincidían hace un año en señalar que la derecha vivía su peor momento, cuestión que se ha agravado en 2018. Inmersos en un callejón sin salida, sin liderazgo ni orientación, en una seguidilla de traspiés tras traspiés, como el último intento frustrado de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro, ahora andan sin norte y sin rumbo como ánima en pena. No pocos se preguntan ante la ausencia de un líder creíble y de una propuesta soberana de país, ¿dónde está el piloto?, recordando la película estadounidense del género de comedia, estrenada en los años 80.

La oligarquía venezolana, de desprecio y ceguera política e histórica, lanzó en el año 2002, con el apoyo de los principales medios de comunicación y la embajada estadounidense, sus primeros zarpazos para sacar de Miraflores a Hugo Chávez. Ensayaron con el atajo de golpe militar y mediático de abril, luego con las guarimbas, para rematar en diciembre con el golpe petrolero. Tales conspiraciones fueron derrotadas, con apoyo del pueblo y militares patriotas, por Chávez, quien demostró sus cualidades de gladiador y estratega, mientras que la torpeza opositora permitió depurar la Fuerza Armada y limpiar a Pdvsa de una “meritocracia” apátrida.

En el Aló, Presidente 151, del 1 de junio de 2003, emitido desde el Palacio de Miraflores, el presidente Chávez expuso su deseo de contar con una oposición democrática.

“Ojalá que definitivamente”, dijo, “esos sectores de oposición rectifiquen y acepten y asuman el camino pacífico y democrático. De todos modos, la historia no perdona. La historia no perdona, el pueblo no perdona, y los resultados están a la vista, pues. Una oposición fragmentada, dividida, ojalá, yo he dicho, necesitamos una oposición seria. Necesitamos una contraparte, pero seria, política de verdad, que asuma la dirigencia de los sectores de oposición, pero en el marco de la democracia, de la Constitución y del respeto a los demás, del respeto a la paz, del respeto al país, ojalá. Dios quiera que así sea”.

En el marco de la campaña electoral de 2012, al preguntarle un periodista cuáles serían las características de esa oposición seria, Chávez respondió: “Bueno, que respete la Constitución, que respete las leyes, que no anden haciendo como ahora planes para desconocer el resultado de la voz del pueblo, ve, pero no van a poder desestabilizar al país y que jueguen limpio y que le hablen claro a sus seguidores, que se asuman de derecha… Si allá está un proyecto de izquierda, revolucionario, saldría un verdadero líder de oposición diciendo: yo soy de la derecha y por esto y por esto y por esto y mi programa es este, no tratando de esconder su verdadero programa; eso es un fraude, fraude a sus seguidores y fraude al país. Eso no es política en verdad, porque ese es uno de los problemas de la oposición, quienes están al frente hoy de la oposición no son políticos, los verdaderos políticos de la derecha están excluidos, los echaron a un lado”.

En la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del 27 de agosto de 2004, luego de la ratificación de Hugo Chávez como presidente en el referendo revocatorio, la historiadora Margarita López Maya, nombrada oradora de orden, se refirió a una serie de desafíos que confrontaba la oposición política.

Allí expuso que la oposición y los sectores de oposición en general enfrentan el desafío de ponerse a derecho y reconstruirse a partir de sus fracasos y logros. Señaló que estos representantes de una porción considerable y respetable de la sociedad venezolana, por el beneficio de esta y por la salud de la República, es menester dejar atrás la confrontación insurreccional..”.

“La falta de coraje evidenciada por los líderes máximos de esta porción de la sociedad es motivo de perplejidad para la nación y para el mundo, y una afrenta a sus bases. Quizás para muchos de ellos su tiempo político ya pasó y estamos en presencia de figuras fantasmagóricas que se resisten a salir del escenario, o quizás en su manera de salir del escenario. En todo caso, no tendremos la democracia sustantiva y sana que anhelamos si buena parte de los líderes de oposición no cambian de actitud, o emerge un liderazgo de relevo que sea capaz de representar y orientar esa otra Venezuela que está inconforme y que en algunos sectores está radicalizada contra el Gobierno. Constituye uno de los puntos más inciertos y preocupantes que hoy se ciernen contra la República, pero no hay vacíos de poder que no sean llenados. Es deber de los ciudadanos y ciudadanas luchar porque el ciudadano emergente, oficialista y de oposición, sea democrático, realista e inteligente”, señaló Margarita López Maya, quien tiempo después coqueteó con cierto sector de la oposición moderada y lanzó críticas al chavismo.

En ese mismo acto, el presidente Chávez coincidió con la oradora.

“Nosotros necesitamos una oposición seria, solicitamos oposición seria. Yo estoy seguro que desde esos grupos de venezolanos irán surgiendo nuevos dirigentes que no sean esas figuras fantasmagóricas a las que usted se refería, doctora López Maya. Porque ciertamente sí, son figuras fantasmagóricas algunos de ellos, y esto no tiene nada que ver exactamente con la edad. No, hay algunos que son gente joven, y sin embargo, se parecen a Melquíades el gitano aquel de Macondo, quien cien años después de muerto seguía pareciendo en el cuerpo del coronel Aureliano Buendía. Fantasmas de otra época, y le enseñó el bisnieto la lectura de los pergaminos aquellos, que estaban finalmente escritos en sánscrito, estaban las claves de la vida… Hay figuras fantasmagórica, ahora así como en Macondo, un buen día el viejo fantasma de Melquíades se cansó de estar en aquel cuarto y se fue difuminando y al final se lo llevó el viento. Igualito estoy absolutamente seguro que el tiempo y el viento seguirán llevándose las figuras fantasmagóricas de la vieja política venezolana”.

Torpezas a granel

El presidente Nicolás Maduro, fiel a la prédica chavista de la necesidad de contar con una oposición democrática y nacionalista, no ha dejado de convocar a sus adversario a que tomen el carril de la contienda cívica.

Luego de su triunfo el pasado 20 de mayo, lanzó una vez más el llamado al diálogo permanente con la oposición para dejar atrás las peleas y dar paso a la reconciliación con todos los sectores del país. Desde el Balcón del Pueblo, en Miraflores, reiteró que el diálogo y no las peleas es lo que necesita Venezuela. En respuesta, la oligarquía arreció la guerra económica con la hiperinflación, se incrementó el saboteo a las servicios públicos, planificó y ejecutó un magnicidio frustrado con drones cargados con C4 con la finalalidad de asesinar al Presidente y a su señora esposa, al alto mando militar y político, presente aquel sábado 4 de agosto en la avenida Bolívar, durante el acto aniversario de la GNB.

Desde el triunfo opositor en las elecciones a la Asamblea Nacional de diciembre de 2015, obtenidas en un panorama adverso para el pueblo venezolano, derivado de la guerra económica, una oposición envalentonada se propuso sacar a Maduro de la Presidencia por todos los medios. El incuestionable triunfo electoral los impulsó a pronosticar el fin del chavismo y de Nicolás Maduro.

“El cambio que estamos proponiendo es constitucional, pacífico y democrático. Ofrecimos que en un lapso de seis meses ofreceríamos un método para cambiar el Gobierno por vía constitucional y lo cumpliremos”, aseguro Ramos Allup en su discurso como presidente de la AN el 5 de enero de 2016.

En aquellos meses, la dirigencia de derecha puso todas las cartas sobre la mesa para salir de Maduro: que si era colombiano, que referendo revocatorio, que elecciones adelantadas, que abandonó el cargo. Todas las opciones se fueron desmoronado para frustración de sus seguidores. Optaron por el referendo revocatorio y lo hicieron a destiempo. Plantearon adelantar las elecciones en contraposición a la legalidad y los tiempos electorales. Paralelamente intentaron de nuevo con las guarimbas, derrotadas por Maduro, luego de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que trajo paz, estabilidad y seguridad jurídica al país.

En enero de 2017, una Asamblea Nacional en desacato declaró al presidente Maduro en “abandono del cargo”, una disposición risible, objeto de burla de profesionales del derecho. Luego dio otra trastada, al nombrar un tribunal supremo de justicia, cuyos miembros se fugaron al exterior y deliberan “en el exilio”, en Bogotá.

En otro caso, tipificado como un perfecto hazmerreír, el tribunal, que sesiona en el Congreso colombiano, condenó a mediados de agosto, al presidente Maduro a 18 meses y tres meses de cárcel por los delitos de corrupción propia y legitimación de capitales, en un caso con la constructora brasileña Odebrecht. Las supuesta pruebas fueron aportadas por la exfiscal Luisa Ortega Díaz, quien huyó del país acusada de corrupción y de montar un red de extorsión en la Fiscalía. A Maduro le asignaron la cárcel de Ramo Verde, en Los Teques.

En Caracas se preguntan a quién le enviarían la orden de ejecutar la sentencia y esperan que la AN nombre un nuevo presidente.

 

T/ Manuel Abrizo
F/ Archivo CO