La Tribu Bohemia se robó al público con el concierto En clave de bolero

La rumba comenzó a las 7:00 de la noche. La sala estaba hasta los “teque teques”. Había nervios regados por todas partes, pero sabíamos que al confrontar al público el “susto” quedaría en el bolsillo porque la función no se puede interrumpir. La Tribu Bohemia en pleno apogeo, vistiéndose de gala en tablas no convencionales. En clave de bolero, un concierto de etiqueta. Una cuarta pared llena de murmullos, siempre dispuesta a corear o abuchear cada pieza, porque el bolero tiene la particularidad de quedarse en el alma de quienes lo disfrutan y es un género que no permite pelones.

ARRIBA EL TELÓN

¡Dos minutos…! Advierte el jefe de sala. Me conduce al sitio que debo ocupar para iniciar la función. Hay teatro en cada música. Patrocinadores adelante, luego vendría el “bembé” y la historia de cada pasión. Abre Carlitos Hurtado, un sonero de mil batallas, de esos de verdad formado en el barrio, en la esquina. Digno representante de la urbanización Rangel de “El Valle” y adoptado por el 23 de Enero, terreno del Edgar “Dolor” Quijada, el segundo cantante en escena. Ellos, junto con Virginia Ramírez, se encargarían de hurgar en los sentimientos de esa magnífica noche.

Carlitos abrió con “El ciego”, un bolerazo que popularizara Antonio Machín hace una ristraja de años. Luego vendría “Alma con alma”, que inmersos en un solo de piano de Virginia, los asistentes recordarían a Tito Gómez y al gran Adalberto Santiago. Más tarde disfrutaríamos de un solo de trompeta de Javier Vivas “El Amarillo” en un bolero que fue bandera de Cheo Feliciano y que en la voz de Carlitos hizo vibrar a más de uno en la majestuosa presentación.

Otro metal entraría en el combo, un miembro más de La Tribu Bohemia: Rodolfo Reyes, un saxofonista de altos quilates que se encargaría de encantar a las “cuaimas”. Sabe Rodolfo acomodarse en esa pieza que bien interpretaba Tito Rodríguez en sus mejores momentos.

Con cuatro números culminaría la primera parte del concierto. Carlos ya se había apoderado del público, jugaba con él y ese mismo público quedó rendido cuando junto con Edgar “Dolor” conformó el binomio de la noche: El ramillete final de la primera parte quedó sellado con “Emborráchame de amor”, “Pido permiso”, “Mi triste problema” y “Quiero amarte”, de Mario Cavagnaro, Alberto Vera, “Tite” Curet Alonso y Armando Manzanero, respectivamente.

EL ESPÍRITU DE LA LUPE

No hubo mucho tiempo para la “cháchara”; apenas pudimos hablar del origen del bolero y Nick Jiménez del que oficialmente fue el pionero del género: “Tristezas” de “Pepe” Sánchez. La sala, casi de inmediato, se inundó de una violenta ternura. Yoly Raymond saludaba en la voz de Virginia Ramírez, Dolor y Carlitos acompañando: “Puro teatro” de Curet Alonzo y “Qué te pedí”, del matancero Fernando Luis Miguel López Mulens, nacido el 29 de septiembre de 1919, es decir, el concierto de Virginia, Carlitos y “Dolor” iba dedicado al compositor, quien estaría cumpliendo 98 años de edad. Buenos arreglos los de Virginia en estos temas.

A CERRAR CON «DOLOR»

El tiempo se agotaba y el apuro se hacía presente. “Cero gamelote y más canción, que nos pasamos de hora”. Es la cosa. Chola a fondo y sin mucha comiquita presentamos al sonero del 23 de Enero con un poema de don César Portillo de la Luz: “Contigo a la distancia”, donde “El Amarillo” se luciría con su trompeta. Seguidamente, Dolor (le quitamos las comillas) arrullaría a las damas con “Ni llorar puedo ya”, de Ela O’Farril, una cubana residenciada en México, donde falleció hace tres años.

El tercer lugar, Edgar “Dolor” interpretaría el tango “Nostalgia” con un arreglo fuera de serie que permitió al vocalista “sonear”, óigase bien, sonear en un número que aparentemente no lo permite. Son misterios del pentagrama. ¡Excelente!

Con dos canciones se cerraría la parte melosa, edulcorada y exquisita: “Taxi” y “Ausencia”, compuestas e inmortalizadas en su momento por Héctor Lavoe. En “Ausencia” estuvo metida la mano de Willie Colón. ¡Ah…! No se puede obviar que en “Taxi” entraron los coros de Junior “Sonerito” Torres y el bonachón de César Gómez. ¡Puro lujo!

CON SALSA DE PUNTILLA

La faena ya ameritaba todos los apéndices, pero había que cerrar con tremendo baquiné. En las gradas del teatro del BOD, los pañuelos blancos reclamaban más que aplausos. Los protagonistas tenían el regalo en el bolsillo “La cartera”, “Bilongo (a) La negra Tomasa” de Rodríguez Fiffe y… con los acordes iniciales del piano a lo Virginia: “El ratón”, de Cheo Feliciano y el pianista de Joe Cuba, Nick Jiménez. Es obligado destacar las locuras de Hurtado en su rapeo con “La cartera” de Arsenio Rodríguez, popularizada por Junior González con Larry Harlow.

Punto final. Todos a recoger los aplausos. Vuelta al ruedo, rabos y orejas. ¡Éxito total! Esperamos que se repita.

T/ Ángel Méndez
F/ Mauricio Tovar