Indudablemente la muerte del periodista Miguel Castillo, ocurrida el miércoles durante una manifestación opositora en Las Mercedes, generó una fuerte conmoción en la opinión pública.
Por esa razón, el Correo del Orinoco reproduce el trabajo especial publicado en el portal Noticias 24, en el cual se revela la verdad detrás del asesinato de este joven el cual ocurrió en circunstancias similares a las del violinista Armando Cañizalez.
A continuación se mencionan los elementos que hacen coincidir estos dos casos que han sido presentados ante la prensa internacional como falsos positivos para hacer ver al Gobierno Bolivariano como “genocida” y violador de los derechos humanos:
El disparo de una esfera metálica de 1,5 cm de diámetro causó la muerte del joven Miguel Castillo en Las Mercedes.
Las pruebas de pólvora determinaron que la esfera fue disparada con un arma artesanal explosiva y no con una china, honda o artefacto elástico. El arma artesanal probablemente fue fabricada con tubo de acero de ¾.
La esfera metálica atravesó primero el brazo de la víctima antes de penetrar el tórax, lo que hace suponer que el joven estaba de frente al victimario y se cubrió el cuerpo con su brazo.
La potencia que traía la esfera metálica, capaz de atravesar brazo y penetrar el tórax, indica que el victimario disparó a no más de 10 metros de distancia.
La víctima llevaba un casco con una cámara GoPro que debió registrar el disparo del victimario.
Un video que circula en redes muestra el interés inusitado de uno de los compañeros de Miguel Castillo por quitarle al joven el casco y la cámara mientras era socorrido.
No ha aparecido públicamente el video captado por Miguel Castillo en su GoPro.
Sectores simpatizantes de la oposición posicionaron la etiqueta #NoTomesFotosAManifestantes (¿para encubrir hechos hechos como estos? ¿No basta con que los “manifestantes” lleven su rostro cubierto con capuchas y máscaras?)
EL GUIÓN DE LA CIA
La manipulación de estos homicidios obedece sin duda a falsos positivos mediáticos para señalar al Gobierno Bolivariano de represor o indicar que fueron responsables supuestos “colectivos chavistas”, pese a que las experticias indican que las herramientas utilizadas para estos crímenes no corresponden a armas de fuego, sino más bien a dispositivos de fabricación casera, o como el caso del joven Juan Pablo Pernalete, asesinado presuntamente con una pistola de perno cautivo.
¿Cuál es el objetivo? Darle la razón al Pentágono para intervenir en nuestro país. No por casualidad el director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), Mike Pompeo, dijo ayer durante una audiencia en el Congreso estadounidense que en “Venezuela hay una gran cantidad de armas y existe el riesgo de que caigan en manos equivocadas”.
«Es una amenaza real», enfatizó Pompeo tras ser consultado por el senador republicano Marco Rubio durante una comparecencia acerca de los peligros en materia de seguridad en el mundo. No obstante, agregó, aún «no hemos visto ninguna transferencia de armas importante».
La CIA busca responsabilizar al Gobierno y a los colectivos para acusar al Estado de “armar” grupos paramilitares y atacar a los “civiles pacíficos”. Por tal motivo les interesa provocar “extraños” episodios donde no sea posible determinar qué arma o en qué circunstancia se producen las muertes a fin de culpar a los cuerpos de seguridad que se encargan de contener los actos vandálicos de grupos terroristas que apalancan una insurrección armada de corte ultraderechista y fascista en el país.
No en vano, el defensor del Pueblo, Tarek William Saab, denunció la presencia de francotiradores y pistoleros en las protestas de la oposición venezolana, cuya violencia ha dejado 38 muertos y más de 700 heridos.
Saab exigió al Ministerio Público y al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas profundizar las investigaciones para detener a los francotiradores y pistoleros «que con saña criminal han infiltrado manifestaciones para ocasionar víctimas mortales, desnaturalizar las marchas y enlutar la nación».