Las brigadas de salud que construyen un mundo más humano desde el corazón

“Conversando hoy con los estudiantes, les planteábamos que hacen falta 50 médicos voluntarios para ir a Argelia, para ir a Argelia a ayudar a los argelinos. Y estamos seguros de que esos voluntarios no faltarán. ¡Cincuenta nada más! Estamos seguros que se van a ofrecer más, como expresión del espíritu de solidaridad de nuestro pueblo con un pueblo amigo que está peor que nosotros. Claro, hoy podemos mandar 50, dentro de ocho o 10 años no se sabe cuántos”, señaló el comandante Fidel Castro, en octubre de 1962, al momento de inaugurar el Instituto de Ciencias Básicas y Pre-clínicas Victoria de Girón.

No hay que olvidar que antes, en 1960, otra brigada médica cubana había estado en Chile ayudando al pueblo de ese país luego de un severo terremoto que causó casi 6 mil muertes y terribles daños materiales.

Se trataba del inicio de una etapa, la del internacionalismo en salud de Cuba, el de la entrega continúa, permanente, de los médicos y científicos de esa pequeña nación en lo que podríamos llamar como un ejemplo adelantado de una “comunidad de destino compartido para la humanidad”, como contemporáneamente ha definido el presidente chino, Xi Jinping, los objetivos de armonía, solidaridad, amistad, aprendizaje y desarrollo común que sintetizan una de las políticas fundamentales del socialismo con particularidades chino.

Los médicos cubanos llegaron a Argelia y desde entonces no han parado como trotamundos de la salud. Pero no solo apoyan a países en peor situación que la cubana. Con la pandemia de Covid-19, vimos a los médicos de la mayor de las Antillas arribar, por ejemplo, a Italia, una de las 10 principales potencias económicas e industriales del mundo, que no es un país bloqueado, que no es un país sancionado, que tiene un PIB 20 mil veces mayor que el cubano.

La fortaleza del sistema de salud cubano ofrece otros indicadores que demuestran que sus actividades internacionalistas no hacen mella en sus indicadores internos, muchos de ellos a la par o mejores que los del llamado mundo industrializado. Los números de salud de Cuba podrían ser una noticia permanente, pero obviamente para la maquinaria de propaganda estadounidense y europea son una imagen borrosa, una perturbación en su carta de navegación.

Cuba es, por bastante diferencia, la nación del continente americano que más invierte en salud, alrededor del 10,5% de su PIB, su sistema de atención primaria es uno de los más amplios del mundo. Recordemos que uno de sus programas emblemáticos ha sido el del médico de hogar. El escenario era muy distinto antes de 1959, cuando la isla apenas tenía 6 mil médicos, casi todos concentrados en las más importantes zonas urbanas del país.

Para 2018, su índice de mortalidad infantil estaba alrededor de cuatro por cada mil nacidos vivos, lo que lo sitúa entre los primeros 40 países del mundo. Si lo comparamos con otros países de la región caribeña se entiende mejor: en República Dominicana es de 23, en Haití es de 45, el de Jamaica es de 12, en Barbados es de 10. En Estados Unidos el índice es 6.

La cobertura de inmunización de Cuba para diversos padecimientos ronda un mínimo de 96% y en muchos ítems alcanza el 99%, un país bloqueado por seis décadas, privado de acceso a crédito internacional y que debe hacer largas peripecias para importar los insumos que no logra producir.

El índice de bajo peso al nacer en la mayor de las Antillas está alrededor del 5%, el promedio mundial es de 14%. Podríamos seguir citando ejemplo tras ejemplo y se haría un compilado muy largo, así como larga podría ser su referencia icónica en el mundo.

La amenaza de la solidaridad

Casi 40 mil médicos cubanos cumplen tareas en más de 60 países del mundo, su contribución ha sido notable en países como Venezuela, con el programa Barrio Adentro. Pero han estado en otras naciones, con gobiernos absolutamente adversos al cubano como en Honduras, país al que actualmente apoyan ante la pandemia.

Paradójicamente, los contingentes de salud cubanos han sido considerados una amenaza por Washington y sus aliados. Recordemos que una de las primeras medidas de Jair Bolsonaro al iniciar su mandato en Brasil fue promover la retirada de los médicos caribeños, a quienes vilipendió, ofendió y sobre quienes mintió de forma consuetudinaria.

Durante el Gobierno de Dilma Rousseff, hubo en Brasil un contingente cercano a los 8 mil médicos cubanos. “La idea era formar núcleos guerrilleros en Brasil. La documentación está en el horno lista para ser mostrada”, dijo Bolsonaro al respecto. Lo cierto es que los médicos cubanos cumplían tareas en las más alejadas zonas de Brasil, a donde muchos médicos brasileños no querían ir, e incluso eran casi el único personal especializado de salud en muchas localidades de la Amazonía brasileña.

La trágica situación que atraviesa la humanidad por los peligros de la Covid-19, lejos de mermar los ataques de Estados Unidos hacia las brigadas médicas cubanas los intensificaron.

El pasado 10 de junio, EEUU pidió a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que rinda cuentas por el envío de médicos de Cuba a Brasil.

«Debe explicar cómo llegó a enviar 1.300 millones de dólares al asesino régimen de Castro», dijo el secretario de Estado, Mike Pompeo. Ni más ni menos, el ignorante no sabe que el presidente de Cuba es de apellido Díaz-Canel y es un firme creyente en que hay que castigar a la isla, castigar a la OPS y por supuesto al pueblo de Brasil y su necesidad de ayuda.

«Como lo hicimos con la OMS, la administración Trump exigirá la rendición de cuentas de todas las organizaciones internacionales de salud que dependen de los recursos de los contribuyentes estadounidenses», agregó Pompeo.  «Nuestro dinero debe respaldar cosas que crean valor y respaldan nuestros valores», complementó a careta lanzada.

Sí, ya sabemos que los valores de la cúpula corporativa que ordena desde la Casa Blanca y el Pentágono tiene entre sus “valores” la cultura de la muerte, ya sabemos que son el país con más contagios de Covid-19 en el mundo, el país con mayor cantidad de fallecidos, y que uno de sus alumnos favoritos, el predicador Bolsonaro, sigue de cerca sus pasos respecto a las tristes cifras que muestra Brasil.

Las brigadas internacionalistas cubanas de salud son una “amenaza”, sí, para ese sistema de antivalores para el cual la cooperación y la solidaridad son considerados malos ejemplos. Son doble amenaza si proviene de un país al que se ha castigado sanción tras sanción y sigue de pie. Son triple amenaza porque son un disparo al arco de la red, del sistema de mentiras que nos debe repetir una y otra vez que Cuba es uno de los peores países del mundo para vivir.

Una semana después de las declaraciones de Pompeo, tres senadores estadounidenses, todos ellos ignorantes supinos de la ciencia y partidarios del genocidio, Rick Scott, Marco Rubio y Ted Cruz, propusieron en el Congreso de Estados Unidos un proyecto de ley para castigar a aquellos países que contraten brigadas médicas cubanas.

Detener las Ganancias del Régimen Cubano, así se llama el proyecto, que sin duda refleja el desprecio de los tres mencionados personajes a la salud en el mundo, al ser humano.

“Estas misiones médicas parecen gestos de buena fe, pero realmente son usadas por Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel para llenar los cofres que financian la opresión del pueblo cubano. Este proyecto de ley aclarará quiénes son sus cómplices internacionales”, dijo sintiéndose brillante el senador Cruz.

Qué curiosa opresión la de Cuba, que está logrando encerrar al COovid-19 y tiene un promedio actual de menos de cinco casos diarios de contagio, mientras la Florida, el estado estadounidense (disculpen la cacofonía inevitable), acumula 360 mil casos, 10 mil diarios en la última semana y más de 5 mil fallecidos. Si la Florida fuese un país, estaría entre los 10 primeros afectado por la Covid-19 en todo el mundo. ¿Por qué mencionamos la Florida? Porque es la entidad en donde medran políticamente los citados senadores, donde hacen los cálculos para repetir oprobiosamente sus mandatos.

La Brigada Henry Reeve y el Nobel

Hoy en día, la Brigada Médica Internacional Cubana Henry Reeve está postulada al Premio Nobel de la Paz, si la distinción recae en los héroes cubanos de la salud, sin duda significaría no solo un reconocimiento para el pueblo de la nación caribeña, sino una tímida recuperación del prestigio para un Nobel de la Paz que año tras año pierde significado, luego de que se lo otorgaran a un paladín de la muerte y la guerra, el expresidente estadounidense Barack Obama.

El contingente Henry Reeve, en particular, fue creado en agosto del 2005 por Fidel y marcó un nuevo momento. Surge a propósito del paso del huracán Katrina, que devastó el Caribe, Centroamérica y el sur de los Estados Unidos. Su objetivo es actuar en caso de graves epidemias o desastres naturales. Fueron los que estuvieron recientemente en Italia, pero también han pasado por Nicaragua, Honduras, México, Armenia, Irán, Guatemala, El Salvador y Venezuela, entre otros países.

Después del paso de Katrina por el sur de Estados Unidos, una tragedia que causó casi 2 mil muertes y pérdidas materiales casi incuantificables, Cuba ofreció al Gobierno de ese país llevar una brigada para asistir a los estadounidenses y Washington no aceptó.

En el contexto de la pandemia de la Covid-19, el contingente Henry Reeve ha colaborado no solo con Italia, sino con Guinea Bissau, Togo y Cabo Verde en África y las islas de Martinica, Anguila y Haití en el Caribe, Andorra en Europa y Suriname en América del Sur, entre otros destinos. En total son 22 brigadas y más de 1.300 profesionales de la salud que ejercen la solidaridad.

Más de 10 mil especialistas integran las misiones del Henry Reeve, pero su huella en la humanidad no es solo numérica, son también la prueba permanente de una revolución que coloca al ser humano en el centro de sus propósitos. Entonces, son una noticia de lo bueno que podría ser el mundo si lo primero para todos fuese el ser humano y la madre Tierra.

T/ Chevige González Marcó
F/ Archivo CO
Caracas