Las caras de Luisa Ortega Díaz (II): La que parecía ser… y no era

La exfiscal en evento opositor en la UCAB

TEMÁTICA

POR: JIMMY LÓPEZ MORILLO

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“Si es que no quieres más seguir conmigo/ ten la franqueza y de una vez rompamos”

Julio Jaramillo

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La altísima descarga de voltaje generada por las declaraciones de Luisa Ortega Díaz el 31 de marzo de 2017, como titular del Ministerio Público, sobrecargó e hizo explotar innumerables transformadores en el mundo político y jurídico venezolano.

Pasados los efectos del violento corrientazo, comenzaron a producirse las naturales reacciones. En el lado opositor, el cambio de hábito de la entonces Fiscal fue recibido con cierto escepticismo, ante las sospechas de que pudiera tratarse de un ardid del presidente Nicolás Maduro. Sin embargo, le fueron dando la bienvenida a la nueva disidente, una aliada de peso en los intentos por derrocar al “dictador”, aunque el recibimiento tal vez se producía con un pañuelo en la nariz.

Entre quienes conforman eso que eufemísticamente llaman “chavismo crítico”, también se alzaron voces celebrando la nueva baja en las filas del “rrrégimen”, una adición a “su causa” que mediática e internacionalmente pudiera reforzarlos.

En las filas de la militancia revolucionaria dura, comenzaron a revelarse detalles según los cuales la posición asumida por la abogada no resultaba necesariamente una sorpresa y hasta era esperada desde hacía algún tiempo, nos revelaron algunas fuentes por esos días.

“¡Ésta mujer algún día nos va a echar una vaina!”, habría exclamado en 2007, a su salida del Hemiciclo tras la designación de la nueva titular del Ministerio Público, el fallecido jurista, parlamentario y sólido revolucionario Carlos Escarrá. Un comentario en términos parecidos le hizo a un colega y amigo común William Lara, hombre de larga trayectoria y con gran peso en el chavismo.

El mismo vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, llegó a presentar excusas públicamente por haber promovido ese nombramiento en la Asamblea Nacional de entonces.

“Eso se veía venir desde hace dos años”, nos comentó una profesora que militó con ella a mediados de los 70 cuando fueron bastante cercanas en esos tiempos de juventudes y sueños. “La traición tiene su lenguaje y sus códigos. Ella los venía manifestando”, apuntó en la misma dirección la Chiche Manaure, cantora y constituyente.

Arranques y variaciones

Luisa Ortega Díaz en sus tiempos de militancia en el PRV

Luisa Ortega Díaz vio luz en Valle de la Pascua, Guárico, el 11 de enero de 1958, 12 días antes del fin de la dictadura perezjimenista y comienzo de la puntofijista. Probablemente por el hecho de que su padre era un viejo militante comunista, se vinculó a las luchas revolucionarias desde muy joven.

En la década de los 70, estuvo muy activa entre Aragua y Carabobo, donde estudió y se graduó en derecho. Formó parte de Ruptura, aparato legal del Partido Revolucionario Venezolano (PRV) y como tal, en Maracay, conoció a quien es hoy una profesora, que habló para este trabajo a condición de que mantuviéramos su nombre en reserva.

“La conocí en el 74. Ella pasó por el Grupo Conflicto y luego a Ruptura. Yo estaba cumpliendo tareas para el PRV, pero por razones de seguridad no se lo dije. Luisa, participaba en la entrega de propaganda en las fábricas, en las conversaciones con los obreros, sobre todo durante la huelga textil (recordemos que allá se encontraba Telares Maracay). Allí, se vincula con abogados como Priscila López, Celina Trejo y el mismo Isaías Rodríguez, todos siempre consecuentes con la causa revolucionaria”, detalló la docente.

“Era dura, muy crítica con los compañeros que cometían errores. Le gustaba leer, formarse. Escuchábamos a Alí Primera (a escondidas, por supuesto), Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Joan Manuel Serrat; cuando podíamos, como cualquier muchacha, bailábamos salsa. También era muy reservada con su vida privada”, añadió nuestra interlocutora.

La futura Fiscal, era muy responsable en las tareas que se le asignaban, según recuerda su antigua compañera de militancia. “Soñaba, como todos nosotros, con ver la revolución. No se vislumbraba como una traidora”, desgrana su examiga, sin asomar decepciones o sorpresas.

Por aquellos tiempos, cuando el país se debatía entre la “pacificación” del primer Gobierno de Rafael Caldera (1969-1974), combinada con la represión tanto de este como de la gestión de Carlos Andrés Pérez (1974-1979), Luisa Ortega Díaz también formó parte del Movimiento Creadores del Pueblo, en el cual coincidían intelectuales de izquierda, que buscaban hacer llegar a los venezolanos la necesidad de un cambio político y cultural para nuestra patria. Igualmente, integró el Instituto Venezolano Cubano de la Amistad.

A decir de su antigua amiga, sus costuras, sus fisuras, no estaban a la vista entonces. Eso llegaría más adelante.