POR: JIMMY LÓPEZ MORILLO

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“El (la) que se fue no hace falta”
Tito Rodríguez

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Los acontecimientos iniciados el 31 de marzo de 2017 con el desconocimiento de la entonces fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, de las sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia, por “inconstitucionales”, se aceleraron de tal manera en los siguientes meses que el desenlace del 17 de agosto, a escasos días de su destitución por la Asamblea Nacional Constituyente, no tuvo nada de sorpresivo:.

“Me encuentro fuera del país tras la persecución de Nicolás quien pretende tapar la verdad privando de libertad a todo aquel que se opone”, comunicó en esa fecha la exfuncionaria, a través de su cuenta de Twitter, convirtiéndose así oficialmente en prófuga de la justicia venezolana.

De acuerdo con lo que se informó en su momento, Ortega Díaz, su esposo, el exdiputado Germán Ferrer, la exsubdirectora del Ministerio Público, Gioconda González, y el exfiscal anticorrupción, Arturo Vilar Estévez, habían huido de Venezuela por la península de Paraguaná hacia Aruba, desde donde partieron hacia Colombia en un avión privado con matrícula de este país.

“Migración Colombia se permite informar que el día de hoy en horas de la tarde ingresó al país proveniente de Aruba la señora fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, quien arribó en un vuelo privado al Aeropuerto de Bogotá e hizo su correspondiente trámite migratorio», se conoció en un comunicado emitido por las autoridades migratorias del vecino país. Poco después, el presidente de esa nación, Juan Manuel Santos, declaró que Ortega Díaz se encontraba bajo su “protección”.

 

Los enemigos del Gobierno del presidente Nicolás Maduro comenzaron a enjugarse las manos ante lo que pudiera decir quien se convertía en la exiliada más prominente del antichavismo para el momento, y ella no tardó en complacerlos con un audio enviado al día siguiente a la Cumbre de Fiscales Generales de América Latina en Puebla, México. En el mismo, afirmó ser perseguida por sus supuestas denuncias –que nadie conocía- de los presuntos vínculos del Primer Mandatario Nacional con la empresa brasileña Odebrecht, que habría sobornado a varios funcionarios del Gobierno venezolano.

«Es el mayor hecho de corrupción en la región y eso los tiene muy preocupados y angustiados porque saben que tenemos la información y el detalle de todas las operaciones y montos», vociferó a través del audio. Luego, iría brevemente a Brasil, donde repetiría sus argumentos.

Lujos y desmentidos

El mismo 17 de agosto en que Luisa Ortega Díaz anunciara su huida hacia el país gobernado por el ultraderechista Juan Manuel Santos, el Sebin allanó su residencia, un apartamento de 300 metros cuadrados ubicado en la urbanización La Florida, en el cual, según reveló el periodista Boris Castellanos a través de las cámaras de Venezolana de Televisión, se encontraban numerosas prendas de lujo de costosas marcas como Prada, Hugo Boss, Cartier, Carolina Herrera, Chanel; obras de artistas de la talla de Jacobo Borges y Andy Warhol, y una costosa colección de vinos importados.

Por su parte, el constituyente Diosdado Cabello, en su programa Con el Mazo Dando del 23 de agosto, expuso la pregunta que muchos nos hacíamos: ¿Por qué no hizo las denuncias antes?

“Luisa Marvelia lo que tengas que investigar en mi contra, investígalo. Aunque ya no puedes investigar nada porque no eres fiscal”, dijo, ante las denuncias de esta última de que le habrían depositado 100 millones de dólares en una empresa española.

“Pero, ella dice que a mí me dieron 100. ¿Y dónde están los 15 millones que le pagaron a (Henrique) Capriles?”, preguntó. “Ahora y que no sé quién me depositó en una cuenta 100 millones de dólares. ¡Te los regalo, mamá!”.

“Son mentirosos. Son falsos. Cuesta entender esto: ¿por qué en 10 años no hizo nada ni investigó a nadie? ¿Por qué dice que tiene 36 mil casos de corrupción y no hay presos? ¿Por qué cerró todos los casos y les dio sobreseimiento a todas las entregas de dólares por Cencoex?”, continuó.

Cabello prosiguió afirmando que Ortega Díaz actuó de esa forma porque su esposo, el también prófugo Germán Ferrer, era el “capo mayor” de la red de extorsión presuntamente existente en la Fiscalía, para rematar: “Ahora se va para allá a decir que Nicolás (Maduro) es dueño de una empresa de los CLAP y Tarek William tiene seis denuncias. ¿Y por qué no la investigó cuando fuiste fiscal? Pareciera que estuviera loca”.