Las caras de Luisa Ortega Díaz (VIII): Un exilio con la pólvora mojada

Ella va/triste y vacía/ llorando una canción con amargura”

Héctor Lavoe

POR: JIMMY LÓPEZ MORILLO

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Consumada su destitución como fiscal general de la República el 5 de agosto, en la que fue la primera acción ejecutada por la plenipotenciaria Asamblea Nacional Constituyente, la doctora Luisa Ortega Díaz, sin aceptar su cambio de estatus como personaje público, comenzó un deambular por distintos países y medios, sumándose al coro de quienes en diferentes formas claman por intervenciones “humanitarias” a fuerza de balas y bombas en esta cuna de Bolívar y Chávez.

Sin embargo, como suele ocurrir en la derecha venezolana y mundial, que mastica hasta exprimir todo el jugo a sus aliados circunstanciales y luego los desecha, más rápido de lo estimado fue perdiendo el interés entre quienes hasta apenas unos meses atrás la veían como un importante bastión en la lucha contra la “dictadura castro-comunista-chavista-madurista”. Al mismo tiempo, disminuyeron los titulares destacados al ritmo de sus declaraciones y la cobertura mediática. Todavía no se ha convertido en el “polvo cósmico” pronosticado por el analista y constituyente Néstor Francia en una de las entregas de este seriado, pero pareciera ir en esa dirección.

En El Mercurio pinochetista

El 14 de agosto, en el diario chileno El Mercurio, la señora Ortega Díaz evidenció su afán por colocarse de espaldas a la historia, al asegurar que el Gobierno del presidente Nicolás Maduro “extorsionó a funcionarios para que votaran a favor” de la Asamblea Nacional Constituyente, lo que para ella son «prácticas salidas de los regímenes de Hitler y Stalin».

Lo insólito de su declaración fue que, al pretender una comparación entre el Primer Mandatario Nacional –partiendo de supuestos no probados- y los dos mencionados personajes, tratando de enlazar presuntas prácticas “dictatoriales” -de las cuales, en todo caso, ella sería también responsable, si pudieran existir-, lo hizo nombrando la soga en la casa del ahorcado, pues con seguridad está al tanto de que el diario austral fue uno de los trampolines desde el cual se impulsó el derrocamiento del presidente Salvador Allende y también el soporte de una de las dictaduras más sangrientas de América Latina, la de Augusto Pinochet.

Entre bandazo y bandazo

Tres días después de esta declaración, la otrora titular del Ministerio Público confirmó su condición de prófuga de la justicia venezolana, envió un audio a una reunión de fiscales en Puebla, México, y el miércoles 23, en Brasil, sentenció que “en Venezuela ha ocurrido la muerte del derecho. La estabilidad de la región está en peligro”, argumentos similares a los esgrimidos por los enemigos de nuestra patria, los de adentro y los de afuera, para justificar posibles invasiones.

En los meses siguientes, la defenestrada exfuncionaria continuó su desmedido afán por obtener espacios en los medios, activando sus redes sociales, con escasa repercusión, para enviar mensajes a los venezolanos. En una entrevista ofrecida en Bogotá al diario franquista El País, a finales de agosto, aseguró: “Yo no he cambiado, cambiaron otros.

En esos desandares, protagonizó otra inusitada acción el 14 de febrero pasado, al solicitar ante la “Sala Plena del TSJ en el exilio” –es decir, ante supuestos magistrados, prófugos como ella- una “orden de captura internacional en la Interpol” contra el presidente Nicolás Maduro, a quien luego “denunciaría” en marzo ante la Corte Penal Internacional de La Haya, en un show montado en la entrada de este organismo, con muy escasa cobertura, similar al de Lilian Tintori meses antes, en el mismo sitio.

Enemiga de Venezuela

La presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, Delcy Rodríguez, quien había mantenido cierta discreción con relación a esta señora, tuvo finalmente un contundente pronunciamiennto en su contra el 21 de febrero, cuando afirmó que esta exfuncionaria es enemiga de Venezuela.

«No habrá rincón donde se pueda esconder, porque la va a alcanzar la justicia venezolana», recalcó, durante la rendición de cuentas del fiscal interino, Tarek William Saab.

Rodríguez aseguró que Ortega Díaz ignoró diversas tramas de corrupción con la intención de generar desestabilización económica.

En el exterior, la otrora inquilina del pent house de Parque Carabobo proseguía con sus desenfrenos declarativos, en obsesivos intentos por figurar mediáticamente. Sin embargo, sus audiencias, sus seguidores disminuyeron dramáticamente. Al parecer, el exilio terminó mojándole la pólvora.