Las caras de Luisa Ortega Díaz (y IX) Algo mal olía, en la Fiscalía

Por: Jimmy López Morillo

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“Todo se derrumbó/ dentro de mí/ dentro de mí”
Manuel Alejandro

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La huida de la doctora Luisa Ortega Díaz, luego de ser destituida el 5 de agosto de 2017 por la Asamblea Nacional Constituyente, no puso punto final al drama del cual se convirtió en protagonista desde el 31 de marzo de ese año, cuando calificó de “inconstitucionales” las sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia…

Al macabro libreto de los cuatro meses siguientes, los más sangrientos en lo que va de siglo XXI para nuestra nación, se añadieron sus declaraciones en diferentes medios y escenarios -no pocas veces traídas por los pelos, como aquella de comparar a Maduro con Hitler y Stalin en el medio pinochetista El Mercurio.

En Venezuela, sin embargo, había mucho por decir, especialmente sobre su desempeño al frente del Ministerio Público. Su sucesor en el cargo, Tarek William Saab, comenzó a hacerlo desde el 8 de agosto, cuando afirmó que la señora Ortega “actuó de forma impune para sumir a este país en una situación de guerra. Pareciera que se jugó a crear el caos. Ante cada hecho aparecía la ciudadana fiscal para prender de sangre al país”.

EL DESTAPE

Algo mucho más serio estaba por destaparse y no tardó en hacerlo Tarek William Saab. El 31 de agosto, señaló a Ortega Díaz como responsable de presuntos desfalcos en contrataciones de Pdvsa y la Faja Petrolífera del Orinoco, de 2010 a 2016.

“El daño patrimonial que hemos detectado vinculado a este grupo es de 200 millones de dólares en daños”, dijo en rueda de prensa.“Usted, extitular, es la principal responsable del desfalco de la Faja Petrolífera del Orinoco. Usted, actuó con permisiva omisión en casos que tienen que ver con daños al patrimonio, al Estado”, acusó directamente a su antecesora, quien para ese momento ya se sumaba al coro que en el exterior clamaba -y clama- velada o explícitamente, por intervenciones foráneas en Venezuela.

“En la primera pesquisa pudimos ver un sobreprecio de un 230% en contrataciones”, añadió. Luego, precisó que hubo 12 contrataciones con Capriservi, Cooperativa Servicio de Oriente, Servicios y Construcciones Romara, SDV Energía e Infraestructura, que serían “las primeras empresas vinculadas a este fraude”.

El 4 de septiembre, el fiscal general volvió a la carga, denunciando que «la extitular duró 9 años y medio, el tiempo suficiente para degradar lo que en la Constitución aparece como el símbolo de la justicia, y convertirlo en una compañía privada, para que se delinquiera en nombre de la justicia”.

Saab, dijo haber encontrado pruebas de transacciones irregulares tasadas en moneda local y extranjera y en bienes materiales, además de detectar investigaciones archivadas sin ninguna razón aparente, por presuntos delitos de corrupción o violaciones de derechos humanos.

UN POQUITO MÁS

10 días después, el nuevo fiscal remachó que en tiempos de la anterior inquilina del despacho de Parque Carabobo, el Ministerio Público funcionaba como “un cártel, una mafia del más alto nivel”, donde “se traficaba con los derechos de los ciudadanos”, con la extorsión y corrupción como principales delitos vinculados a la exfuncionaria.

En la misma declaración informó que habían imputado a un ciudadano que administraba el bufete Parra Saluzzo y Asociados, por los hechos de corrupción de la red de extorsión que operaba en la institución.

Mencionó que el 80% de empresas involucradas en irregularidades por mal uso de divisas, fueron sobreseídas. “Son íconos de la corrupción”, ante la inacción de la señora Ortega Díaz, aseveró.

“Entre 2010 y 2017, se entregaron 41 mil contratos a empresas mixtas de la Faja Petrolífera y hasta ahora solo en 10 contratos se encontró un desfalco de 200 millones de dólares. Esto hay que investigarlo”, reiteró, en el balance ante la ANC de su primer mes al frente del cargo.

Desde el exterior, la destituida funcionaria, trocada, acusaba, ripostaba huyendo hacia adelante, insistiendo en involucrar al presidente Nicolás Maduro, a diversos personeros del Gobierno, y hasta al mismo Tarek Willian Saab, en presuntos actos de corrupción que ni siquiera llegó a asomar cuando con mano aparentemente férrea ocupaba el máximo cargo del Ministerio Público.

El 21 de febrero pasado, poco menos de un año después de aquel 31 de marzo en el cual la entonces fiscal encendió mechas, Tarek William Saab acudió ante la ANC a presentar un discurso en el cual ratificó las denuncias sobre las presuntas irregularidades ejecutadas durante la gestión de su predecesora.

La presidenta de la Constituyente, Delcy Rodríguez, lo felicitó por haberse “empeñado en desentramar las redes de corrupción que han hecho daño patrimonial a la nación”.

Entretanto, la exfiscal ha continuado deambulando, rumiando despechos dignos de mejores causas, pues ni siquiera le han otorgado la tan ansiada “green card”, el objeto del deseo de todas y todos los dispuestos a pagar el precio de traicionar a la patria, con el fin de ganarse la bendición de sus amos de Washington.

Apenas esta semana, formó parte en Bogotá -¡no faltaba más!- de la bufonada de un “antejuicio de mérito” al Primer Mandatario Nacional, conformando un caricaturesco elenco junto a los “magistrados” del TSJ “en el exilio”. Por allá, regordeta y sonriente, se le vio retratada nada más y nada menos que con Álvaro Uribe Vélez, otro de sus nuevos mejores amigos. Dime con quién andas…, reza una vieja conseja…

Las caras de la señora Luisa Ortega Díaz, continúan siendo develadas. Ella, desde su exilio rechina, hace morisquetas para llamar la atención de los medios, pega lecos tratando de ser escuchada en la Casa Blanca, lanza acusaciones al vuelo y prosigue envuelta en mascaradas.