Las drogas como armas políticas

Reiteradamente, Estados Unidos retoma la lucha contra las drogas como arma política para estigmatizar a los países que se independizan y tratan de implementar sistemas políticos distintos al capitalismo salvaje del cual ellos son unos de sus insignes representantes y pretenden imponer a todas las naciones del mundo.

Acusaron recientemente a la República Bolivariana de Venezuela, desde el Comando Sur, al responsabilizar a nuestro país de lo que sucede en Estados Unidos en materia de drogas (mayor consumidor, productor en gran escala de drogas sintéticas y cultivos a granel de marihuana en todas sus especies), toda una estratagema para justificar su propósito de entrometerse en la política nacional y justificar invasiones.

De manera permanente intentan intimidar a los líderes de procesos revolucionarios y a gobiernos que no se amoldan a la política norteamericana, revelada por aquella expresión que de manera intimidante se le salió al expresidente Obama, de que ellos torcerían el brazo a los países que no comparten su manera de hacer política. Esa conducta se acentúa aún más con el presidente Trump, quien pretende ser el gendarme mundial, repartiendo a diestra y siniestra sanciones que no tienen aval en ningún instrumento jurídico internacional, pero que busca intimidar a los pueblos que luchan por su independencia.

Por supuesto, obvian en sus informes cualquier relación con los propios Estados Unidos, uno de los países con más consumidores y productores de drogas en el mundo, donde existen cultivos hidropónicos de marihuana y súper marihuana, a la vista, y con el consentimiento del gobierno.

Allí se producen también innumerables drogas de carácter sintético, se lavan diariamente millones de dólares provenientes del negocio ilícito de las drogas, y resultan ser grandes beneficiarios de este dinero sucio. Sus policías, en particular la DEA, hacen operaciones encubiertas para obtener dinero a cambio de droga y desviarlo a operaciones “antisubversivas”. Ergo, caso general Oliver North y el financiamiento de los contras en la República de Nicaragua. También hacen pactos con algunos carteles de drogas para combatir a los grupos que no se someten a sus directrices y favorecer a otros con los que hacen pingües beneficios. En su doble moral, los que colaboran con ellos son los buenos y los que no son los malos.

A ningún analista serio del tema de las drogas le resulta sorpresiva esta tendencia del gobierno norteamericano. Demonizan el tema de las drogas para luego acusar a otros países y líderes de naciones a los que pretenden dar el zarpazo definitivo.

Con esta postura, con esta doble moral, la política norteamericana le hace un grave daño a la verdadera lucha contra las drogas en el mundo. La politización de esa lucha crea un estado de gran confusión y fomenta a nivel mundial el fenómeno de la producción, consumo y tráfico de sustancias ilícitas.

¿Pero tiene Estados Unidos moral para desacreditar a otros países en esta materia?

Veamos que nos dicen los organismos especializados.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el National Institute on Drug Abuse (NIH) califican a Estados Unidos como el país que tiene el mayor número de consumidores de drogas en todo el mundo. Según el (NIH) 22,5 millones de personas de 12 años o mayores usaron drogas en Estados Unidos, lo que constituye el 8,7 de su población. Entre ellas, cocaína, marihuana, alucinógenos, inhalantes, heroína y otros medicamentos psicoterapéuticos. Porque allí se consume de todo.

El mismo instituto señala que en 2012, por ejemplo, 6,5 % de los estudiantes de 8° grado habían usado marihuana, el 17,0% de los estudiantes del 10° la habían consumido y el 22% de los estudiantes del 12° también lo habían hecho.

La Red de Alerta sobre el Abuso de Drogas (DAWN), en informe publicado con data 2009, señala que 4,6 millones de visitas fueron realizadas a las salas de emergencia de ese país por consumo de drogas ilícitas, fármacos, alcohol. Un millón de ellas por drogas ilícitas, 422.896 por consumo de cocaína, 376.467 por consumo de marihuana, 213.118 por consumo de heroína y 93.562 por consumo de anfetaminas y meta anfetaminas.

De acuerdo a las estimaciones de esos organismos las cifras, antes que estancarse o decrecer, van en aumento progresivo.

¿Qué nos dice la ONU?

Según el informe de la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), en Estados Unidos el consumo de cannabis en la población en general (15-64 años) continuó aumentando en 2010 en un 14 por ciento en comparación con el 13,77 por ciento de 2009. El consumo de marihuana sintética entre los escolares alcanzo el 14%.

Informa también la Unodc que en Afganistán (país intervenido y dominado por los Estados Unidos) ha aumentado la producción de opio y heroína. Para algunos analistas, ahora se produce más opio y heroína en Afganistán que cuando gobernaban los talibanes. Igualmente, señala que los datos de erradicación del cannabis en Estados Unidos refleja un extenso cultivo de esta planta en su territorio. Se calculan 10 millones de plantas a la intemperie y medio millón bajo techo, sobre todo en California y Florida.

Es importante señalar en este orden que en Colombia, país prácticamente intervenido con siete bases militares norteamericanas y donde supuestamente se está aplicando un plan diseñado en los Estados Unidos que se vendió al mundo como la panacea para la lucha contra las drogas, el Plan Colombia, es hoy el mayor productor de cocaína del mundo y afecta con la violencia que eso genera a todos sus países vecinos y la traslada incluso a las calles de Nueva York, Florida y otras regiones de Estados Unidos.

La violencia que hoy nos presenta México en materia de drogas es en gran parte responsabilidad de los Estados Unidos. Incluso, la señora Hillary Clinton, durante su cargo de secretaria de Estado de los Estados Unidos, tuvo que reconocer públicamente que su país arma hasta los dientes a las bandas de traficantes de drogas que hoy mantienen asolado y secuestrado a gran parte del territorio mexicano.

Podríamos continuar aportando informaciones al respecto, pero sería interminable la lista y no es el caso de abrumarlos con tantos datos estadísticos. Solo aportar parte de aquellos que nos permiten desenmascarar la doble moral de Estados Unidos en materia de drogas.

Pero las señaladas nos permiten preguntarnos ¿dónde está la supuesta eficacia de los organismos especializados en Estados Unidos en combatir las drogas? ¿Cuál es la eficiencia de sus instituciones si el consumo aumenta progresivamente cada año? ¿Qué hacen la DEA y otros organismos de seguridad para impedir la entrada de drogas al territorio norteamericano?

¿Por qué no controlan el lavado de dinero en su sistema financiero y bancario? ¿Por qué no controlan la producción de marihuana en su propio territorio además de otras drogas sintéticas que allí se producen?

Pero el papel de Estados Unidos en esta materia no se limita solo al consumo. Ellos producen drogas, la marihuana, como lo reconocen la ONU y otros organismos internacionales, y una infinidad de drogas sintéticas como anfetaminas, meta anfetaminas, PCP, Éxtasis, MDN y GHB), que consumen también internamente y exportan.

Allí se demuestra la doble moral de este país que pretende erigirse como los líder de la lucha contra las drogas en el mundo, pero las cifras sobre la materia lo presentan como todo lo contrario, como uno de los países más consumidores de drogas en el orbe, también líder en la producción de drogas sintéticas, una de las mayores siembras de marihuana en el mundo (Triangulo de la Esmeralda en California) y en la venta de armas a las bandas de traficantes de drogas en todo el mundo.

Fíjense, por ejemplo, en el caso de Venezuela, y verán el cinismo de este informe donde se nos involucra. En Venezuela ningún organismo internacional registra producción de drogas, se cataloga a Venezuela como país de tránsito porque por su extensa frontera se cuelan los traficantes a pesar de la constante vigilancia.

En nuestro país se informa permanentemente sobre incautaciones, incineración de lotes de drogas. Se realizan detenciones de importantes capos de las drogas, algunos de los cuales se envían Estados Unidos o sus países de origen. Todo ese esfuerzo es ignorado por los Estados Unidos.

Pero sus socios, el Gobierno colombiano, uno de los mayores productores de drogas en el mundo, con bandas organizadas, no son tocados en sus informes ni con el pétalo de una rosa. Me pregunto, ¿de qué color será la lista donde podemos meter a Estados Unidos? ¿Habrá en el círculo cromático un color o tendremos que inventarlo donde se pueda incluir a los Estados Unidos con estas cifras y su conducta tan nefasta? ¡Hay que hacer un mundo protegido de la hipocresía!

Jesús Sotillo Bolívar. Profesor de la UCV
Tom Wolfe