Las “Trumpadas” de Trump

SÍNTESIS

POR: HUGO CABEZAS

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Una de las interrogantes que con mayor cotidianidad se hacen algunos analistas es la referida acerca de sí la globalización llegó con el neoliberalismo o el neoliberalismo llegó con la globalización.

Interrogante que a algunos les parecerá sin sentido, sobre todo si partimos de la definición que hace Inmanuel Wallerstein sobre el capitalismo, al cual lo define como un sistema histórico; el cual, en su objetivo de obtener la máxima riqueza no ha conocido limites ni fronteras geográficas.

Contrariamente, a nosotros nos parece que la misma es una interrogante que tiene una gran pertinencia. Sobre todo, si el objetivo perseguido es el de encontrarle explicación al fracaso del neoliberalismo, y de su política de ajuste macroeconómico, que se quiso imponer a nivel planetario a partir de los años ochenta de la centuria pasada. Así como también, al por qué el sistema capitalista –como sistema mundo- vive hoy una crisis que algunos señalan como terminal.

Comencemos por señalar algunas afirmaciones gruesas, pero inevitables, si queremos comprender dicha crisis. La primera de ellas está referida al hecho de que el capitalismo desde finales del siglo XX se nos presenta como un modelo de estructuración social sin “camino hacia el futuro”, “sin ángel”, la emergencia de cada vez mayores desigualdades e iniquidades le hizo perder su encanto. La segunda, referida al fallo de la sustitución del Estado por el mercado. La tercera, referida a la pretensión de sustituir los gobiernos nacionales por un gobierno global, por una global gobernance. La cuarta, creyeron que a través de los tratados de libre comercio les resultaría posible el agigantamiento del mercado. Una quinta, referida a la pretensión de que con la eliminación del Estado Social se haría expedito el camino en la estructuración de un Estado competitivo. Nada de ello lo lograron. Pero sobre todo, su mayor fracaso estuvo en haber creído que les resultaría fácil el establecimiento del pensée unique.

Es por ello que, el neoliberalismo, antes que ser un progreso en la satisfacción de las necesidades de las sociedades, resultó ser una regresión. Una enorme regresión. Los cada vez mayores déficits sociales que presentan los pueblos del mundo es su mayor constatación.

Y ante esta realidad qué hacer. Lo menos que podían hacer los lideres del capitalismo neoliberal era quedarse inmóviles ante ella. El porqué hacerlo les resultaba claro: para recuperar el poder y reconstruir un mundo unipolar. Lo que les ha resultado difícil es: ¿El qué hacer y cómo hacerlo?.

La pretensión de hacer creer que, el pensamiento único tecnocrático neoliberal es un pensamiento en función de alcanzar el punto justo, al punto de encuentro para el redimensionamiento del capitalismo, y devolverle el encanto de sus años aurorales, resulto ser otra de sus grandes mentiras.

Y es que, han hecho de la mentira parte de su estrategia política. Con la mentira han justificado sus aberrantes acciones violentas y terroristas. Mintió Colin Powel, cuando presentó ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, las “pruebas infalibles” sobre la tenencia de Iraq de armas químicas de destrucción masiva. Mintió, como se recordará, el Gobierno alemán cuando envió tropas para la invasión de Afganistán, ante el peligro de la seguridad de esa nación, para citar dos casos emblemáticos por los centenares de miles de vidas que costaron.

Pero, donde más han mentido es en la presentación del internacionalismo neoliberal como un proyecto democrático. Si no eres neoliberal no eres democrático.

Mayor ejemplo de intolerancia no conoce la historia de la humanidad.

Por eso, ¿el qué hacer?, creen haberlo resuelto, allí esta Donal Trump para que haga lo que los Bush, Clinton y Obama no lograron, salvar el capitalismo neoliberal. ¿Cómo Hacerlo?, cayéndole a Trumpadas al resto del mundo.

Por eso la agresión a Venezuela no es una casualidad. Los desafíos a Corea del Norte, Rusia y China para después, como perro regañado meterse el rabo entre las piernas, arrepentirse tampoco es casual.

El objetivo es querer demostrar su fuerza. Pero todos, como se dice en el argot popular, le “paramos la caña”.

El capitalismo como sistema mundo, como sistema unipolar fenece. Entramos a una fase histórica que Gramsci definió como de: Interregno hacia la edificación de un nuevo mundo.

@HugoCabezas78
Caracas