Laura de Rokha expone sus títeres en el Museo Alejandro Otero

El Museo Alejandro Otero, ubicado en La Rinconada, en Caracas, ofrece actualmente en sus salas cuatro exposiciones inauguradas simultáneamente el pasado 5 de noviembre. Estas obras de arte llevan por nombres Imágenes para la fe. La beatitud de José Gregorio Hernández; Estado de transparencia, de Mena Turri, Ondulaciones rítmicas, de Daniel Pérez Mora y Seres eternos, los títeres de Laura de Rokha, de la artista, escritora y poeta, Laura de Rokha.

Imágenes para la fe. La beatitud de José Gregorio Hernández puede ser apreciada en el Centro de Documentación Alejandro Otero (Cedao); Ondulaciones rítmicas fue ubicada en la sala 5 del MAO; Estado de transparencia es exhibida en la sala 6, mientras que Seres eternos, los títeres de Laura de Rokha, con unos 40 personajes, se situó en el anexo de la sala 5 de este complejo museístico.

En el día inaugural, en cuyo acto de apertura el exfiscal general de la República y poeta Isaías Rodríguez leyó una aplaudida composición sobre José Gregorio Hernández, la artista Laura de Rokha, una dama de 88 años rebosante de vitalidad, atrajo la atención de los asistentes por la delicadeza y exquisita habilidad con las que elabora sus títeres o muñecos.

Marcos Pérez, esposo de la artista y redactor del texto de la exposición, plantea que se trata de una suerte de viaje al pasado al revivir a icónicas personalidades del mundo entero y de diversas épocas, con la creación de estos detallados y coloridos títeres que parecieran cobrar vida ante los ojos de los espectadores.

“Laura de Rokha”, señala Marcos, “extrae de los libros, del arte y de la vida misma a muchos de ellos, sus manos llenas de afecto y ternura les dan existencia, en ellos vibran las del ser humano que, con un decantado aire mágico las moldea a su antojo y ellos simplemente sonríen, piensan, duermen o gimen. Ella juega a ser la madre creadora de narices, miradas, estructuras, capas multicolores, mantillas y brocados que desde sus cincelados pedestales parecieran gritar que el pasado no existe”.

Son innumerables los personajes que han cobrado vida a través del imaginario de esta mujer, quien de manera incansable los confecciona, crea sus partes y les da un segundo soplo de vida para situarlos en la inmortalidad, al ser recordados por todos los asistentes a sus exposiciones, bien sean individuales o colectivas, pero que sin dudas deslumbran a quienes tienen el placer de vivenciar sus peculiares personajes.

“Este halo es el mismo que nos trajo a Frida; también a Fausto, Margarita y su tortuoso amor; Roxane y Cyrano; Giomar y Urimare; Popov, creador de risas; La Pasionaria; Francisco, sí, el de Miranda; Manuela y a Simón; y otros quienes con un ¡Oh, quién supiera!, conversan entre sí”, destaca en prosa Marcos Pérez.

Don creativo

Laura de Rokha es hija de una pareja de notables y portentosos poetas chilenos: Pablo de Rokha y Winett de Rokha, ambos fallecidos.

“Yo soy Laura Díaz Anabalón, pero mi nombre Laura de Rokha viene del apellido que mi padre usó o adquirió durante su larga trascendencia de poeta. Entonces, yo cuando hago títeres o escribo acojo al ilustre apellido de mi padre, pero legalmente soy Laura Díaz Ana Balón”, señala esta mujer, poeta de versos guardados, autora de ocho libros, incluyendo su autobiografia, cuentos (¡Qué perra vida!, Una docena de cuentos perrunos), dramaturga, autora de obras para títeres, con exposiciones y talleres en Argentina, España, Estados Unidos y México, admiradora del poeta turco Nazim Hikmet, maestra honoraria, distinción conferida en Caracas por la Universidad Nacional Experimental de las Artes.

“Yo nací en Chile pero a los doce años me trasladé a Argentina y ahí viví hasta 1976, que me trasladé a Venezuela, por lo tanto tengo tres patrias: Chile, Argentina y Venezuela, pero quizá la más importante sería dónde nací, pero en esta es donde voy a terminar mi vida, porque de aquí no me saca nadie, sino las fuerzas superiores de la vida”, señala esta extraordinaria mujer en su apartamentico de a Candelaria, en donde vive rodeada de sus pasiones: los muñecos, sus libros e imágenes y referencias a Frida Khalo. Es una cocinera exquisita.

“Yo me creo hacedora de muñecos. Tengo dos libros de obras para títeres, para niños y para adultos. De los ocho libros que he publicado en Venezuela, no había escrito ni publicado nunca en ningún lado. La musa llegó al separarme de mi anterior marido. En la pandemia me he leído 40 libros. En poesía tengo como para un libro pero soy una poetisa vergonzante. Eso quiere decir que soy hija de una poetisa extraordinaria; mi madre, mi padre para mí son poetas descomunales. Entonces, lo mío me parece que es como para mantenerlo guardaíto. A lo mejor cuando yo desaparezca del mundo a alguien se le ocurre publicarlo.

El perfume especial de Caracas

“Venezuela es mi patria, la que elegí para mi último suspiro. Todo lo que he hecho en mi vida lo hice acá. Todo. Yo no viviría en ninguna parte ya. Siempre fui extranjera, pero acá, este es mi lugar. Voy a Chile o Argentina, y a la semana tengo ganas de volver porque me gusta el amanecer de acá, las tardes de Caracas tan vilipendiadas que han sido, pero tú te vienes de la Cota Mil y hay un perfume especial, una niebla apenas perceptible con las flores y las cosas verdes. Te sientes feliz. Me gusta cómo es la gente, cómo me tratan y cómo se tratan, a pesar de los pesares y lo que se diga. Por supuesto, estoy con esta Revolución, con Nicolás Maduro, estuve con Chávez a quien adoro y lo tendré en mi alma hasta mi último aliento”.

T/ Manuel Abrizo
F/ Cortesía MPPC
Caracas