Por William Castillo Bollé|El legado de Obama: Bin Laden (Análisis Internacional)

Umberto Eco dice que el primer signo de la fase terminal de un imperio es el de una gran paz que se degrada. Así le sucedió a los romanos en el siglo X, cuya era de dominio imperial fue sepultada por un conjunto de factores simultáneos: la superioridad económica y científica del mundo árabe, el asedio de los bárbaros desde el Norte, la expansión viral del cristianismo y el propio estancamiento moral de sus élites, encharcadas en la ruina moral, el desenfreno y la corrupción.

A comienzos del siglo XXI, asistimos nuevamente al dramático fin de un ciclo histórico que marcó mas de medio siglo: el control hegemónico, absoluto y total de Estados Unidos sobre los destinos del mundo y su insaciable “prosperidad” sobre la base del saqueo del planeta. Por ello, vemos hacer aguas la “Pax Americana”, ese orden de control planetario cuyo rostro actual es la crisis que el comandante Hugo Chávez denunció desde un estrado oloroso a azufre en la ONU, cuando dijo que EEUU pretendía imponerle al mundo una “paz” y una “democracia” a bombazos.

Obama Bin Laden, (o Barack Osama) para usar una expresión que alguna vez apareció (“por error”) en la TV estadounidense, simboliza la última y mas grotesca expresión de esta tragedia histórica. Su presidencia fue mas allá del desencanto que le regaló a los mas de 50 millones de pobres de EEUU, que vieron con esperanza al brillante joven afroamericano, hijo de humildes inmigrantes musulmanes, llegar fulgurante a la Presidencia en el año 2008.

Un Presidente negro que terminó presenciando a través de la TV cómo un sistema policial “blanco” mata ciudadanos negros a plena luz del día, en una de las mas descaradas violaciones a los derechos civiles en la historia estadounidense. El americano promedio gana menos que hace 20 años. Su cacareado programa de salud “Obamacare” fue un fiasco corporativo. Hay ciudades quebradas y pueblos fantasmas en el medio oeste, desde donde huyen los votantes que humillaron a Hillary. El fracking es otro fraude que destruye vidas y territorios. Wall Street y el Complejo Industrial-Militar, en cambio, ganan mas dinero que nunca.

NO, OBAMA, YOU COULD NOT

El Premio Nobel de la Paz deja una estela de sangre, dolor y lágrimas por el mundo. Su legado queda marcado por la extensión de la agresión a los pueblos del incómodo Sur, desde la “pacífica” Primavera Árabe hasta las invasiones en el Medio Oriente y el norte de África. Humilló y saqueó a Libia tras el mediático y macabro asesinato de Muammar Gaddafi y su arrogancia militar se empantanó en Siria y Yemen del Norte, a un costo humano que coloca a Obama, sin duda, en un lugar privilegiado entre los genocidas de la historia.

No cerró Guantánamo (como lo prometió) ni acabó las guerras sino que las expandió. El padre de los bombardeos con drones a la población civil y del Estado Islámico, ese monstruoso engendro que decapita hombres, viola mujeres y esclaviza niños, se va del poder dejando mas de un millón de refugiados en una Europa caotizada ante su cómplice fracaso. Fue, pues, un terrorista de Estado en toda la línea. Un terrorista premiado por la Academia sueca. Tuvo éxitos sin duda. Obama dirigió con estratégica perversidad la contraofensiva neoliberal en América Latina contra los movimientos y gobiernos populares, y puede mostrar orgulloso el trofeo de haber colocado a peones suyos en Argentina, Paraguay y Brasil, legalizando en estos dos últimos la fórmula del golpe parlamentario. Pero no pudo con los presidentes Evo Morales ni con Rafael Correa, y por supuesto, no pudo con Nicolás Maduro. Se va con las manos vacías en Venezuela, “la joya de la Corona”. Humillante derrota después de haber puesto toda la carne en el asador de la guerra n convencional, el bloqueo financiero, la conspiración económica, la agresión mediática y la infiltración paramilitar.

De allí, esa gran paz que se degrada. Tras la era Obama, el mundo vive la incertidumbre sobre si estamos al borde o ya en plena III Guerra Mundial. En el caos imperial que nos legaron, Hillary Clinton fue la mano con el puñal, y Barack Obama, el sepulturero.

¡No! No fue Obama un presidente cualquiera. Pero después de él, cualquiera puede ser Presidente.

wacastillo@gmail.com
F/Archivo CO

Saludos Camarada soy Ing y Poeta JOSE ALVARO CRESPO, P. del Río, CUBA, Cooperante en VENZUELA (2013-2015) en Edo Aragua-Yaracuy..
desde mi poema Denuncias y Reclamos,rechazo ese legado de odio contra la vida

Contra la Corte Universal denuncio
los decretos de fuerza que para cualquier forma de vida
universalizan el espíritu de un mal dios
que aparece luego COMO SOMBRA
A nombre del Sagrado Credo y del Amor
denuncio relicarios de odios que a gran escala
asfixian pactos de justicia y manipulan libertades
y esperanzas a los pueblos. Sobre esta Corte Universal
caiga todo anatema divino y, para tantos dignatarios también
por cuantas verdades e indulgencias históricas
silencian a sabiendas que en su mayor dimensión
la Ley del Amor otorga A TODOS la condición de prójimos y fraternos a su nombre…
la divinamente Comisionada por la Gracia de Dios…!
¿… dime…?