Leonidas Urbina: «Lo divertido de ser actor es ser sin ser tú»

“Todos conocemos quién fue Héctor Lavoe. ¿Quién en Latinoamérica no ha bailado (o intentado bailar) el ritmo mágico de su salsa?”, señala Leonidas Urbina, quien interpretó al mítico salsero en la miniserie peruana El día de mi suerte, difundida por las redes sociales y varias plataformas.

“Cuando se me dio la oportunidad de hacer el casting, me di cuenta de quién fue Lavoe detrás de su música. Al buscar sus canciones descubro que no me sabía ni la mitad de sus letras (risas), solo las había bailado. Empecé a profundizar en su biografía. Me lo imaginé caminando, pensando. Empecé a caminar y a pensar como él. Me conecté especialmente con su lado cómico, ya que además de cantante era un excelente comediante. Lo que me enseñó Héctor fue que no hay que ocultarse en el dolor”, señaló sobre esta tragicomedia.

No solo actuar es el único norte de este merideño: “Al verme sumergido en tantas historias, guiones, libretos, libros y haber interpretado a diversos personajes, me he visto arrastrado a indagar en otras necesidades además de la actuación. Junto con mis amigos que me inspiran se me han abierto posibilidades para dirigir y crear universos propios”.

Este teatrero recuerda sus inicios con pasión: “Cuando comencé esta aventura mágica de la interpretación todo partió de la influencia que se me dio por lo que vi y viví a mi alrededor, donde vivía se le daba mucha importancia a los actos culturales. Y no solo pasaba en donde yo vivía, la verdad que era como parte de nuestra cultura en Venezuela. Lo más cercano a mi mundo desde la cultura comienza con mi padre por ser un músico nato, al igual que mis primos y gran parte de la familia por parte de él; y mi madre, una encantadora mujer llena de gracias y picardía en su humor, una guerrera incansable que me apoyó cada momento. Todo esto me llevó a impulsar mi necesidad por estar en un escenario sin saber lo que me esperaba”.

Cualquier rol

Explicó sus esfuerzos para no quedarse enganchado con un rol: “Gran parte de mis personajes lleva un ritual de despedida, por respeto y agradecimiento de mi parte por permitir ser parte de ellos. Creo que eso puede suceder, lo digo porque me ha pasado, cuando enseñas a tu cuerpo y mente hacer cosas a lo que no está acostumbrado y lo repites tanto para que sea parte de ti, se queda algo en la psique, se queda esa sensación y esa biografía que construiste para ser ese ser, desde mi punto de vista, para interpretar de verdad qué hay que ser otro, cambiar de ti hasta la manera de reír, de pensar, de caminar, de relacionarte. Lo divertido de ser actor es ser sin ser tú”.

No tiene un papel preferido en su carrera: “Es un compromiso decirte que hay uno. Creo que cada personaje te enseña y te va guiando para lograr llegar a otro que posiblemente tenga más de eso que encontraste en el anterior. Cada personaje te da posibilidades que jamás puedes imaginar y no importa si es un instante, lo que importa es aprovechar ese momento para sacar todo de él y que vean lo importante que puede ser tú cómo intérprete y la fuerza que te da ese personaje. El personaje escoge al intérprete”.

Tampoco tiene un rol que le gustaría hacer: “En cada personaje, así sea villano o bueno, le puedes encontrar miles de posibilidades para matizarlo y eso puede pasar en el análisis del guion y la construcción del personaje. Cada personaje es un reto para mí y ninguno se me hace fácil, quiero el que aún no ha llegado para que me sorprenda como siempre. Ser actor, es como ser un guante, no todos tienen la misma talla”.

“Sigo aprendiendo y eso me mantiene vivo y así será por siempre, porque seguro en algún momento partiré de este mundo pero mis personajes me escogieron para no desaparecer del todo”, señala este merideño, para finalizar.

T/Eduardo Chapellín
F/Cortesía Balbi&Elie