Por Gino González|Les voy hablar la franqueza (Opinión)

Hemos dicho en diferentes oportunidades que la canción, elemento sugestivo de gran contundencia mediática, posee diferentes vertientes a considerar en la conformación de la ética de los pueblos. Quienes andamos juntos en la idea de la canción revolucionaria, obviamos en muchos casos, debido al concepto único asumido, esos aspectos. Nuestra ignorancia o indiferencia en relación a esto es un error imperdonable, aun cuando no necesariamente nos corresponda exclusivamente el análisis de los mismos.

Hace mucha falta el estudio y puesta al descubierto de los contenidos éticos (virtudes y miserias) expresados en las canciones, incluyendo las nuestras, las cuales consideramos “revolucionarias”. Análisis, incluso, que puede abarcar también lo estético y todo aquello que pueda aparecer luego de la desnudez.

En toda canción existe un marco ético. En lo particular es lo que presentaré en parte de esta letra de Dámaso Figueredo contenida en un pajarillo denominado “Les voy hablar la franqueza”. Debo aclarar que en conversación con El Cazador Novato, gran representante del género jocoso en la canción llanera, afirma que muchos valores, para bien o para mal, expresados por autores específicos, se hicieron de manera consciente. De esta estirpe fueron tanto El Cazador como Dámaso.

Expongo fragmentos del mencionado pajarillo:

“El que nace para pobre / ni que ande entre la riqueza.”

“y el que tenga su conuco / repárele bien la cerca / remiéndele los portillos / que un bicho no se le meta / y guarde todos los años / la mitad de la cosecha / por la medía mas pequeña / tres fanegas de menestra / tres bultos de papelón / y seis latas desmanteca. / Cuando llegue el mes de agosto / tiene segura la arepa / el conuco bien sembrao / y la barriga repleta…”

“y busque a su compañera / con mucha delicadeza / que cuando la llame uno / responda sin malcriadeza / no importa que sea una negra / de esas pisonas manetas (…) y no que sea una catira / de esas bonitas coquetas / que cuando uno da la espalda / ya tan parada en la puerta”

“después que vendía el pescao / recibía el puño e peseta / en cualquiera e las esquinas / me ponían una silleta / me esabrochaba la blusa / y quedaban en camiseta / me parecía un ganadero / o el dueño de una empresa (…) A ca burro le compraba / tres perolas de galleta / y a las mulas pan de trigo / ensopao con bayonesa”

“pero el día que regresaba / ai era la gran sorpresa / una carreta hasta el tope / de caña clara y cerveza”.

ginoesnu@hotmail.com