Los líderes religiosos de las comunidades cristiana ortodoxa, musulmana y judía de Bosnia-Herzegovina destacaron hoy en un encuentro interreligioso con el papa Francisco el impulso y aliento religioso para la paz que supone la visita del pontífice a Sarajevo.
«Nosotros, en Bosnia-Herzegovina, deseamos mantener buenas relaciones con los católicos y sentimos su preocupación por nosotros en el país. Su llegada es un acto alentador, porque así los mensajes de oyen con más fuerza», dijo Husein Kavazovic, el jerarca de la comunidad islámica bosnia, la fe con más seguidores del país.
En el encuentro con más de 200 representantes de todos los cultos de Sarajevo (musulmán, cristiano ortodoxo, católico y judío), Francisco atendió los mensajes de los líderes religiosos, en el penúltimo acto de una visita de doce horas a la capital bosnia en la que, entre otras metas, buscaba potenciar el diálogo entre credos.
«Bosnia-Herzegovina es una muestra de la crisis por la que pasa el mundo. La fe en Dios languidece. Su lugar lo usurpan ideologías y tropiezos morales. Nuestros esfuerzos deben ser dirigidos al servicio del positivismo y la esperanza», declaró el líder musulmán.
El obispo ortodoxo serbio de Zahumlje y Herzegovina, Grigorije, declaró que el papa ha llegado a Sarajevo «porque desea dar apoyo a un país que sufrió, para que vuelva a erguirse y encuentre su imagen humana».
Grigorije lamentó que, 20 años tras el fin de la última guerra en Bosnia, «aún no hemos logrado la convivencia en paz y respeto», y pidió ayuda al papa para que las relaciones entre diferentes etnias y religiones se fundamenten en el respeto y compasión.
Señaló que su llegada es un gran aliento y consuelo, no sólo para los católicos, sino también para que los cristianos ortodoxos «sientan no menos alegría en el encuentro» con el pontífice argentino.
El representante de los judíos bosnios, Jakob Finci, agradeció al papa por llegar «como amigo, que nos quiere bien, quiere ayudar y enseñarnos cómo ser mejores creyentes y así mejores personas».
Francisco se desplazó posteriormente a una reunión con los jóvenes en el centro diocesano juvenil «Juan Pablo II», donde reveló una placa en memoria del papa polaco cuyo nombre lleva la institución.
Varios miles de jóvenes saludaron al pontífice a la entrada al centro, el último punto de su visita a Sarajevo.