Llorarás y llorarás

POR: JIMMY LÓPEZ MORILLO

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Tan pronto como en un comunicado, enviado desde ultratumba, esa cosa llamada MUD confirmó su deserción de los comicios presidenciales por órdenes superiores, léase Washington, un vecino nuestro, compañero en las liturgias bodegueras, exclamó: “¿Cómo es la cosa? ¿Ahora que me metí a escuálido no van a elecciones? ¡Nojo… yo me devuelvo para el chavismo!”.

Iban y venían los comentarios entre nuestros contertulios. Uno de ellos, con la profundidad de conocimientos obtenidos a través de las siempre veraces redes digitales, adicionó: “… esa gente también se vendió. Por eso se la ponen papita a Maduro”. Otro, militante de Acción Democrática de larga data, sentenció con nostalgia: “… Pobre Ramos Allup, lo dejaron fuera de todo”.

Ciertamente, la decisión ordenada desde la Casa Blanca a los cadáveres insepultos de la tolda opositora, tiró por la borda las aspiraciones del único sobreviviente del caudillismo adeco, a quien, por ironías de la vida, lo bajaron de su último autobús presidencial los lechuguinos y mascachicles –como él los definiera en alguna oportunidad- de Primero Justicia y Voluntad Popular, además de sus jefes estadounidenses, desde cuya embajada partió hace dos años hacia la Asamblea Nacional, para jurar que “en seis meses expulsaría” a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República.

A Ramos Allup le ocurrió algo parecido a algunos jugadores de trayectoria, a quienes los dueños de equipo –en este caso, léase Washington- les niegan la oportunidad de despedirse de su público disputando su última campaña. Lo dejaron fuera del roster, sin darle chance a recibir las ovaciones finales.

La procesión y el llanto no van por dentro, lo llevan en la piel, a simple vista. En el mismo momento en que otro Henri (Falcón) agarró la colita de la inscripción de la candidatura a la reelección de Maduro y formalizó también su postulación ante el CNE, desde su fosa algunos dirigentes opositores advirtieron que “no representa a la MUD”, para recibir una lapidaria respuesta: “… esa cosa ya está muerta y enterrada”.

Falcón, vale decir, de inmediato ha intentado desvincularse del peso muerto de esa colcha de retazos, pero es imposible olvidar que allí se instaló tras traicionar a nuestro Comandante y, como gobernador de Lara, el año pasado tuvo participación activa en los cuatro meses de terrorismo propiciados por aquella tolda. Su primera promesa como candidato, levantó aullidos de aprobación en la jauría neoliberal: se buscará un experto en “predolarización”. Vaya usted a saber con qué se come eso.

En tanto el llanto y la amargura inundan la barca opositora, la nave de la Revolución camina viento en popa, firme, hacia las elecciones pautadas ahora para el 20 de mayo. Con alegría, entusiasmo, consistencia ideológica, el rumbo está trazado: una contundente victoria, sin importar las amenazas washingtonianas.

jimmylopezmorillo@gmail.com
Caracas