Hebu Teatro presenta su más reciente obra, El loco y las camisas|La locura se impondrá como lucidez en La Caja de Fósforos

Hebu Teatro dispone nuevamente sobre las tablas las transparencias y oscuridades que implosionan en el corazón de la célula más primaria de la sociedad: la familia. Esta vez se trata de la obra teatral El loco y las camisas del dramaturgo argentino contemporáneo Nelson Valente.

La reconocida actriz y directora Diana Volpe es la responsable de echar andar la embarcación que trasladará a las espectadoras y a los espectadores a un hogar donde impera el miedo, la vergüenza, la no aceptación y la cobardía de enfrentar las verdades más duras.

El público se aproximará como voyerista a la vida humilde de Matilde y José, padres de María, y Beto -éste último tiene condiciones mentales semejantes a la locura-. La cotidianidad de la familia se romperá cuando María decida invitar a su novio Mariano a cenar para que sus padres lo conozcan. El encuentro generará una cadena dolorosa e incómoda de situaciones que pondrá en evidencia la disfuncionalidad de la familia: un padre machista y violento; una madre sumisa y miedosa; una hija que se compromete con un hombre adinerado y ve en ello una oportunidad de salir de casa; y Beto, “el hijo loco”.

Los personajes, excepto Beto, viven sin encarar las verdades fundamentales, que -de asumirlas- los obligarían a tomar decisiones definitivas. Al contrario, fingen, evitan y se inventan historias inciertas que Beto se encargará de desenmascarar. “Tenemos en la obra a una madre que ve lo que ella quiere ver. Es lo triste, porque si acepta lo que está viendo, tiene que tomar una decisión y precisamente es lo que no quiere”, señala Volpe.

El elenco está conformado por Haydee Faverola (Matilde), Djamir Jassir (José), Gabierl Aguero Mariño (Beto), Rossana Hernández (María) y Elvis Chaveinte (Mariano). El diseño de la escenografía es original del recién fallecido Rafael Sequera, quien estuvo en vida estrechamente vinculado con los proyectos teatrales de la agrupación. Por su parte, el diseño de vestuario estuvo a cargo de Freddy Mendoza, la iluminación de Gerónimo Reyes y la producción de Volpe y Hernández.

¿Por qué la insistencia en tratar temas relacionados con los conflictos familiares?

– No es algo que me he planteado. Yo no leo un texto pensando si me va a gustar o no, ni busco textos que traten el tema. Leo muchos textos y ellos de alguna manera me llaman. Me están llamando los que tienen que ver con la disfuncionalidad en la familia y creo que es porque la familia es el reflejo de la sociedad. La obra habla sobre eso: no es solo lo que no nos decimos en una familia, sino también lo que no nos decimos en una sociedad; qué es lo que no queremos ver en la familia, que es igualmente lo que no queremos ver como sociedad; los estereotipos, la violencia solapada y la violencia abierta en la familia y en la sociedad. Quizás el interés por la familia es comprenderla como reflejo de la sociedad.

LA LOCURA COMO LUCIDEZ

Beto, el loco de la familia, representa en la obra una compleja paradoja: la locura como lucidez. Mientras el resto de la familia guarda las apariencias, oculta y finge, Beto incomoda con sus aseveraciones espontáneas, con sus cuestionamientos y juegos que dejan en descubierto las mentiras.

¿Háblenos sobre esa paradoja?

– Tenemos un muchacho que evidentemente tiene problemas. No obstante, él es la voz de la verdad, como los niños que dicen lo que sienten y ven sin filtros. En ese sentido Beto tiene una enorme pureza, sin embargo también cabe preguntarse qué tan inocente son sus acciones, qué es lo que realmente está pensando. Por otro lado, está el tema de quién quiere esconderlo por su condición. Todos queremos de alguna manera esconder a nuestro loco. ¿Cuál es el loco que queremos esconder en nuestra familia y en el país? ¿Será la locura nuestra que queremos esconder o el no querer aceptar lo que somos en realidad? ¿los errores que hemos cometidos? Beto es un símbolo de todo eso.

APARIENCIAS

Otro de los puntos neurálgicos de la obra es el tema de las apariencias. María lleva a Mariano a su casa, pero antes intenta que la velada esté “a la altura” de lo que éste está acostumbrado. En ese sentido, María intenta ocultar la humildad de su hogar: las filtraciones de la casa, el piso sucio, las flores de plástico, los muebles rotos, la simpleza -para ella vergonzosa- de los macarrones. Y durante toda la pieza, lucha para que Mariano se lleve una impresión falsa que no representa su realidad. No obstante, también las apariencias de Mariano aflorarán, quedando todo en una completa desnudez.

T/ Diana Moncada
F/ Héctor Lozano