Los nuevos Judas

POR: JIMMY LÓPEZ MORILLO

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Por aquí pasó la Semana Santa, amargándole la vida a unos cuantos que a estas alturas del calendario esperaban ver a nuestro país embarrado en el caos que han intentado provocar desde hace tiempo, estrellándose una y otra vez contra la dignidad del pueblo venezolano.

Por aquí pasó, compadre, parafraseando al gran Alberto Arvelo Torrealba, esa también llamada Semana Mayor, aprovechada por millones de venezolanos y venezolanas para disfrutar bien en su casa o de viaje, intentando sacudirse tanta amenaza de devolver al país a tiempos violentos como los iniciados hace un año, precisamente en abril.

Como es tradicional, al culminar el período en Domingo de Resurrección, en distintos sectores de nuestro territorio se procedió a la Quema de Judas, simbolismo con el cual se castiga una y otra vez al traidor más emblemático, el que entregó a Cristo a las garras del imperio más poderoso de aquella época, el romano.

Los tiempos modernos nos presentan a émulos de aquel Judas, pero con una catadura mucho mayor, pues andan por el mundo intentando vender a su propio país por algo más que un puñado de monedas de plata. Son los que transitan de oficina en oficina, de palacio en palacio, lloriqueando por “ayudas humanitarias” -traducidas en bombardeos, destrucción y miseria para la gran mayoría de la población-, con el fin de “solucionar” la crisis que ellos mismos han contribuido a crear, cumpliendo órdenes de sus amos de Washington.

Son los Judas Borges, Ledezma, Ortega Díaz, Guevara, Tintori, Capriles; los Judas Urosa Sabino, Porras, Virtuoso, esos que andan en un peregrinar nada santo, clamando por invasiones para que el imperio más poderoso y sanguinario de la humanidad, el estadounidense, se apodere de la Venezuela liberada por Bolívar -cuya memoria mancillan persistentemente-, por tantos próceres que dejaron su sangre en los caminos para sacudirnos de otro imperio, el español y que despertó en el amanecer en el que Chávez y sus muchachos encendieron la llamarada hace ya 26 años.

Son los mismos que la tarde dominical de este primero de abril, ardieron en nuestras calles, en nuestros barrios, junto a su amo visible, el orate Donald Trump, el energúmeno ocupante de la Casa Blanca con intenciones de convertirse en el nuevo emperador del mundo.

Son los mismos que continuarán siendo pasto del sagrado fuego libertario, que recorre las venas de un pueblo digno heredero de la sangre de nuestros próceres, de quienes antes y ahora nos han enseñado que solo hay una forma de vivir, sin ataduras ni coloniajes sofocándonos las espaldas, y dispuesto a impedir que en Venezuela sea nuevamente crucificado Cristo, en esta ocasión por el imperio del Norte.

jimmylopezmorillo@gmail.com
Caracas