El director consideró sano que la industria encargue producciones|Luis Alberto Lamata comenzó el rodaje de su tercer proyecto con la Villa del Cine

Buena parte de la filmación se realiza en Barlovento,F/Luis Franco

Luego de varios retrasos por diversas razones entre las que predominaron las lluvias de diciembre pasado, ayer comezó el rodaje del séptimo largometraje de ficción de Luis Alberto Lamata, Azú, que cuenta la historia de una mujer esclava en el siglo XVIII. La película, inspirada parcialmente en hechos reales, cuenta una parte de la historia de Venezuela “que tal vez no conocemos del todo”, adelantó el cineasta.

Para Lamata su nueva película tiene que ver con el aporte por parte de los negros que vinieron a estas tierras como esclavos, no solamente en términos culturales y de genética, sino además como fundadores de pueblos.

El objetivo de Azú, la protagonista de la historia, y de los que la acompañan “es encontrar un cumbe, que eran los pueblos de negros huidos. Muchos de esos cumbes son pueblos que están en nuestro mapa, son parte de nuestra República”, contó el también licenciado en Historia.

“A veces la historia oficial tendía a olvidar ese papel fundador y siempre se le ha atribuido al conquistador blanco que llegaba y decía: ‘Ahora esto es Santiago de León de Caracas’. Pero resulta que los negros también fundaron pueblos y establecieron comunidades que crecieron en el tiempo”, agregó.

Esta nueva obra es un proyecto que el director realiza por petición de la Villa del Cine. “Yo uso la palabra encargo con cuidado, porque para algunos críticos tienen una mirada equivocada, de que decir ‘encargo’ es como mencionar una mala palabra. Por el contrario, pienso que eso es sano en la dinámica de crear una cinematografía. Me parece importante hacer películas que genera uno mismo y también la posibilidad de tener productores que te pidan participar en un proyecto”, comentó.

Parte del atractivo de este largometraje para el realizador, fue la posibilidad de participar desde la generación del guión que resulto de “un trabajo colectivo interesante”, aunque el texto final fue producto de la pluma del joven talento Darío Soto.

Lamata consideró primordial contar con figuras como la Villa del Cine. “Eso no era usual en el cine venezolano. Al no tener una industria como tal, era muy raro que un productor te llamara y te dijera, ‘mira acá hay una película por hacer‘. Siento que eso es importante. Y en este caso es una historia que además me gustó”, afirmó.

AMPLITUD DE MIRADAS SOBRE NUESTRA REALIDAD

La posición del realizador es diametralmente opuesta a quienes consideran que las instituciones cinematográficas del Estado sólo apoyan proyectos complacientes con el Gobierno e imponen indirectamente la autocensura. Consideró que en Miranda regresa (2007), su primera experiencia con la Villa del Cine, trabajó plenamente a sus anchas, no le fue impuesto ningún elenco y cuando tuvo alguna observación sobre el texto de Henry Herrera, fue escuchado con atención.

En el caso de Taita Boves (2010), sostuvo que muestra una perspectiva enormemente crítica sobre el pasado y la realidad de la patria de Bolívar. “En lo que se ha producido desde la Villa y el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, se nota la amplitud de temas, de géneros y de miradas que hay con respecto a la realidad. Incluso si fueras más allá y hurgaras en la posición política de algunos cineastas que han recibido apoyo, te das cuenta de que existe una amplitud fundamental, porque el arte sólo puede respirar en un ambiente libre y crítico. Siento que hasta ahora nos hemos movido en esos parámetros. Si alguien habla, como un cineasta lo hizo en algún momento, de autocensura, ese es su problema. Si algo no he tenido que ejercer nunca es la autocensura, ni ahora ni antes”, enfatizó.

NUEVOS TALENTOS EN LA PANTALLA GRANDE

Muy buena parte del elenco de Azú esta conformado por nuevos talentos, inclusive el papel de la protagonista lo encarna una debutante actriz llamada Flora Silvestre. Precisamente una de las dificultades que tuvo el proyecto desde su preproducción fue el casting. Lamata explicó que Venezuela es un país pardo, producto de negros, blancos e indios y al tratarse de una historia de época, sobre la esclavitud, buena parte de los personajes deberían tener una fisonomía donde predominara los rasgos afrodescendientes.

Sin embargo, “es una oportunidad interesante porque le da oportunidad a actrices y actores nuevos, de participar”. “Por ejemplo, están trabajando con nosotros varios integrantes del Teatro Negro de Barlovento”. También hay intérpretes muy veteranos, entre ellos Pedro Durán, un talento recurrente en toda la cinematografía de Lamata.

“Él es un actor con el que disfruto mucho trabajar. Pedro Durán ha sido siempre un gran actor. Yo creo que una de las actuaciones más hermosas que se han hecho en el cine venezolano fue la que él hizo en Pequeña revancha, de Olegario Barrera”, opinó el cineasta.

Otro papel importante en la historia es Don Manuel, un hacendado propietario de un grupo de esclavos que encarnará Juvel Vielma, quien debutó en la pantalla grande precisamente interpretando a José Tomás Boves.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Luis Franco

Excelente, ya queremos verla en pantalla gigante.