Los números pueden gustar o no, pero no por ello dejan de decir sus verdades. Eso lo sabe claramente Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis. Amado y odiado a partes iguales en un país polarizado en el que cada quien “lee” los porcentajes a su gusto, León reporta -con base en los últimos estudios- que el presidente Nicolás Maduro ha perdido algo de popularidad, pero tiene la suficiente, la necesaria, para seguir gobernando. En entrevista con el Correo del Orinoco, el analista precisa, también, que Maduro es el líder del chavismo, igual que el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, lo es de la oposición. Ambos “tienen que capitalizar en la ruta modernizadora moderada”, opina, pero “ambos están presos: Maduro está preso de sus propios radicales, porque le da miedo tomar decisiones de apertura que lo hagan ver como si fuera un violador de ese famoso legado de Chávez que es más bien un grillo para la toma de decisiones”; y Capriles “es preso de Leopoldo López preso, porque es injusto el apresamiento de Leopoldo, y Capriles no ha querido enfrentarse abiertamente a Leopoldo porque siente que la gente lo puede percibir como una traición”.
TRES PARTES IGUALES
De acuerdo con León, la población de autodefine en tres grupos: el chavismo, la oposición y los independientes, que en este momento se reparten entre tres bloques casi iguales. “Estamos hablando de tres tercios en el país”, recalca.
El chavismo ahora suma entre 30% y 34%, porcentaje “que depende del momento y la encuesta”, y que ahora está “un muy poco más bajo de lo que era el chavismo” en la época del comandante Chávez (cuando el Presidente tuvo hasta 74% de respaldo popular y casi la mitad de la población se autodefinía como chavista, lo que implica que era “la potencia más grande que podemos recordar en cualquier movimiento político en Venezuela”).
Hoy “tampoco es que sea bajo”, pero “estamos hablando de muchos puntos menos que los que tenía en la época estelar” de Chávez, entre los años 2005 y 2006, ilustra. El analista recuerda que Chávez sacó 56% en las elecciones presidenciales de 2012, y no dejó de ser “un candidato estelar”. Incluso, asegura que, en su criterio, “era mejor candidato que Presidente, y cuando salía a ese ruedo movía la fibra de la población”.
La oposición, en cambio, “ha tenido una montaña rusa en términos de autodefinición política”, evalúa: Bajó “de una manera muy importante en los primeros años de Chávez, y llega a su peor momento histórico (16%)” cuando el Comandante tuvo la popularidad más alta. Después “ha recuperado terreno”, con problemas “de conexión en términos de liderazgo”, pero con una autodefinición que varía entre 28% y 30%. De hecho, refiere, el presidente Maduro ganó “por un punto porcentual”, lo que quiere decir “que la oposición logra la mitad de los votos”. En abril de 2013 un 25% de la población se autodefinía como opositora, y hoy “es 30%, cinco puntos más”.
Los independientes “representan 35% a 36%” al día de hoy. “En la mayoría de las mediciones los independientes son mayores que el chavismo y mayores que la oposición”, aclara, pero ello no quiere decir que estén buscando un liderazgo que sea chavista u opositor: “Es alguien que está permanentemente exigiendo que lo convenzan”. Son volátiles, y en la medida “en que te acercas a un evento estrambótico en lo político, o a una elección, ellos se reducen” porque toman una decisión.
Desde hace tiempo “chavismo y oposición saben que, para poder ganar, necesitan a los independientes; de hecho, los triunfos han sido dados por los independientes”. Chávez “lograba mayor penetración en los independientes que lo que lograba la oposición”, pero Maduro “parte a los independientes en partes iguales, y eso genera que la votación quede tan cercana” el 14 de abril de 2013.
El Mandatario, con el llamado “dakazo”, a finales del año pasado, subió alrededor de 12 puntos porcentuales, lo que le permitió “obtener una votación muy relevante para el chavismo” en diciembre de 2013, sostiene.
EVALUACIÓN DE GESTIÓN
El presidente de Datanálisis asevera que, para entender los retos de la acción política, se debe investigar la evaluación de gestión del Jefe del Estado: En mayo pasado “estamos en el entorno de 40%, lo que implica que Maduro está por encima de la autodefinición chavista, tiene un pedazo de independientes que evalúan positivamente su gestión”, dato que es “el mejor indicador del voto”. En otras palabras, de ir a una elección en este momento “lo que tiene en la mano es 40% de los votos, y tendría suerte si el otro 60% decide no votar o dividirse”.
Los disparadores que explican el comportamiento de la popularidad del presidente Maduro “los conseguimos en el problema económico, más que en el problema político; no en la guarimba, ni en la protesta opositora, y mucho menos en una propuesta alternativa que la población no percibe”. El Mandatario “no cayó, en términos de popularidad porque la gente se esté moviendo para otra persona; cayó porque lo estás castigando. ¿Y qué castigan en Maduro? La crisis económica, fundamentalmente”.
-¿Entendida cómo?
-Desabastecimiento, escasez, inflación y lo que la gente común llama crisis. No tienen los argumentos económicos para entender de qué se trata, pero sienten que el país está em crisis.
Esa percepción, sumada a las dificultades para conseguir medicamentos, repuestos o alimentos, a la inflación y a los precios disparados, hace que la gente se sienta mal, y eso afecta “la evaluación que haces del Gobierno”. El malestar “es transversal” en toda la sociedad, aun cuando “hay un mayor rechazo en los estratos medios y altos”. No obstante, la evaluación “no es positiva en ningún estrato económico”, ni siquiera en el estrato E. La tendencia, sentencia, “es negativa”, fundamentalmente “por el problema económico”.
-¿La oposición está capitalizando ese malestar?
-No. Para nada. Maduro se reduce y la oposición se reduce con él. Ambos se deterioran.
Con base “en un derecho a protestar” constitucional y en respuesta -a juicio de León- por la situación del país, “pasó un fenómeno completamente paradójico: la oposición que se levanta para protestar, que sale al ruedo en el medio de una gran crisis” pero “la metodología que sigue para la protesta la divide”. El chavismo, atacado por la oposición y dividido, “se unifica para protegerse”.
BASE PARA DECIDIR
En materia económica, León considera que el Gobierno puede tomar medidas de ajuste “que no tienen por qué llamarse neoliberales” ni ser como las asumidas en 1989, durante la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez.
El Mandatario “tiene al frente un reto gigante”, dictamina el investigador, quien lo compara con una señora a quien hay que operar de apendicitis aun cuando no esté en sus mejores condiciones: “Si te operas, a lo mejor te mueres; si no te operas, te mueres”.
A su criterio, “no hay forma de garantizarle al presidente Maduro que va a salir ileso”. Las medidas que debe tomar “tienen, sin duda, un costo político”; León piensa que “no las ha tomado evitando el costo político”. Sin embargo, está convencido de que, para resolver la crisis económica, el Gobierno tendrá que “desplazar precios, reducir gasto público, incrementar el precio de la gasolina, reformar los elementos tributarios, reducir subsidios; vas a tener que devaluar el tipo de cambio y no lo vas a poder esconder, porque tendrás que ir hacia un tipo de cambio único, uniforme y abierto”. También deberá “poner dólares” para abastecer el mercado, así como “pagar deuda para reestimular procesos productivos”. Eso “tiene un costo económico”, y es obvio que “en primera instancia vas a recibir los embates negativos del ajuste”.
El presidente de Datanálisis manifiesta que la propia crisis “va a obligar” a tomar las medidas, y entonces “tienes que estudiar el caso con detalle, que es lo que creo que el Gobierno está haciendo”.
¿Es suficiente 40% para tomar decisiones como las que presumiblemente se avecinan? “40% es la popularidad de Obama en Estados Unidos; Ollanta Humala tiene 22%. Un 40% sigue siendo alto, y no es verdad que 6 de cada 10 están contra alguien o a favor de alguien en concreto”.
-¿Cómo está ese 60%?
-Un 40% está con la oposición, pero partida. Y otros responden “no sé, no contesto”. Con 40% de aprobación Maduro tiene un respaldo popular más que suficiente para gobernar. Maduro no está en una situación de desequilibrio. 40% le da una fuerza institucional y de legitimidad para gobernar cualquier país. Un Presidente con 40% de popularidad no existe ninguna posibilidad de que renuncie.
Además, señala León, “ha jugado al incremento del poder militar dentro de su gobierno”. El Gobierno de Chávez “era mucho menos dependiente del sector militar que el Gobierno de Maduro. No es Maduro quien incorpora al sector militar al juego político”, pero “quien lo amplifica es Maduro”.
¿Este escenario deslegitima el de la constituyente? ¿Las banderas que ha esgrimido la oposición? “La que realmente invalida es la radical”, precisa.
RETOS PARA TODOS
El chavismo, según sus indagaciones, debe entender que Maduro “tiene 40%, que es bueno, pero no es mayoría, con lo que se puede complicar en un evento electoral”. Por eso, concluye, “el tema electoral debería ser el central en la oposición”. Mas “una parte de la oposición se fue por el tema radical, que es donde la oposición no tiene ninguna posibilidad de éxito y donde Maduro se los despacha”.
El Presidente “tuvo la suerte de que una parte de la oposición canalizó su energía por la vía radical, y Maduro la aplastó, pero él tiene un riesgo electoral” que “tiene que cuidar muchísimo a futuro; por eso la toma de decisiones políticas debe ser rápida. Si llegas con esta crisis al año que viene no podrás tomar decisiones, porque te matan electoralmente”.
Pero, añade, como “el chavismo está dividido”, cualquiera al que no le guste Maduro va a decir “que está violentando el legado de Chávez”, aun cuando “el mismo Chávez hubiera tenido que evolucionar” para buscar soluciones a los problemas, dibuja el analista.
La oposición “por torpe no es más fuerte”, pero “en algún momento irrumpirá un líder, conocido o no, dentro de la oposición, que capitalice la energía en contra del chavismo”. Ese es “un campo completamente fértil” para canalizar la energía “no en una guarimba, que no va a ningún lado, ni en una barricada, para convertirse en una mayoría consolidada que enfrente al chavismo”, observa.
En el chavismo, la selección de candidaturas será “un tema de discusión”, porque “Maduro no es Chávez, y eso genera movimientos que ya comienzan a prepararse”. Para León, en las fuerzas chavistas “no están acostumbrados al debate interno abierto”, porque hay “un chantaje de la unidad”, y por eso aunque no estés de acuerdo con alguien debes quedarte callado “y además apoyarlo”, critica.
“Chávez, en su visión militar, manejó el partido como se maneja una guerra”. Ahora hay “una irreverencia interna”, que el Gobierno “intenta manejar como la manejaba Chávez”. Sobre este punto, León advierte que “lo que cosechas son grupos que a lo mejor se callan ahorita, pero que van a explotar”. En consecuencia, apunta, “tienes que integrarlos, y para integrarles tienes que negociar con ellos” y hacerlos participar.