El presidente brasileño visitará Argentina el próximo 8 de octubre|Macri y Temer inician «nueva agenda positiva»

En el marco de la cumbre del G-20, que se está celebrando este 4 y 5 de septiembre en la ciudad china de Hangzhou, el presidente de Argentina, Mauricio Macri, y el presidente interino de Brasil, Michel Temer, se saludaron cordialmente sin siquiera mencionar una palabra en relación al golpe de Estado contra la presidenta Dilma Roussef. Para Macri esta coyuntura está superada porque incluso ya acordó con Temer una visita a Argentina el próximo 8 de octubre.

De esta manera Mauricio Macri está avanzando hacia lo que en los gobiernos se conoce como «una nueva agenda positiva» con Brasil. Ya en un encuentro informal que ambos líderes tuvieron este sábado en el Centro de Convenciones de la cumbre del G20, se comenzaron a entrelanzar las relaciones entre ambos países ahora de corte neoliberal.

Macri señaló que la relación con Temer es «muy buena y de alta positividad», por lo que se desprende que la Casa Rosada no prestará atención al hecho de que Temer llegó al poder por la fuerza o mediante un golpe de Estado bajo la figura de juicio político, por el contrario, señaló estar convencido de que en Brasil se respetó la Constitución y que jamás existió un golpe.

Quizás por este apoyo, el nuevo mandatario de Brasil señaló este domingo que el primer lugar al que quería ir como presidente en funciones completas era a Argentina, ya así será, pues este 8 de octubre Temer hará una visita oficial a Buenos Aires para repasar toda la agenda de la relación bilateral y para «ajustar detalles del intercambio comercial, los vínculos con el Mercosur y la estrategia conjunta en foros internacionales», apuntó el medio local.

AVANZADA NEOLIBERAL EN LATINOAMÉRICA

Desde que Mauricio Macri llegó al poder en diciembre de 2015, en menos de un año ha devaluado en un 40 por ciento la moneda nacional, liberó los precios del dólar, ha triplicado las tarifas de servicios básicos de agua, luz y gaz conocido como el tarifazo, ha impulsado un gran ola de despidos en los entes gubernamentales y pactó con los fondos buitre el pago de una deuda que le costará a los argentinos 12 mil millones de dólares.

Nada de esto prometió Macri durante su campaña presidencial, cuando aseguró que emprendería la «revolución de la alegría» en la que era posible construir «una Argentina con pobreza cero, donde todos podamos aspirar con un crédito a tener vivienda propia, a estar orgullosos prfor la educación pública. Vamos a hacer un sistema de tarifas justo para todo el país». Para Macri, «la herencia recibida» de su predecesora Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) es el argumento perfecto para justificar el paquete neoliberal que ahora implementa.

Durante el poco tiempo de mandato de Macri habría entre 4,5 y 5 millones de pobres nuevos en todo el país. Este incremento se debe a la fuerte subida en el precio de los alimentos, consecuencia de la devaluación que afecta la canasta básica de quienes tienen menores ingresos. De acuerdo con un informe presentado por la Universidad Católica Argentina (UCA), el índice de pobreza se ubicó en un 34,5 por ciento, la cifra más alta registrada en los últimos 7 años.

También durante ese período se observó un aumento de la indigencia, que en la mayoría de los estudios, como en el que hizo el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) junto al Instituto de Economía Popular (INDEP), subió del 5 por ciento al 7 por ciento. La encuesta del CEPA e INDEP mostró que la pobreza pasó del 19,82 por ciento en noviembre de 2015 a 33,25 en abril de este año.

Michel Temer, por su parte, acusado de golpista y de entablar un Gobierno ilégitimo, tras armar una gran conspiración que concluyó con la destitución de la mandataria constitucional Dilma Rousseff, el pasado 12 de mayo asumió la jefatura interina de Estado. Durante su breve mandato sus políticas en el plano económico han estado marcadas por las privatizaciones y los recortes, algo que aumenta el desconteto popular en torno a su gestión.

Cuando ni siquiera se sabía si Temer asumiría todas las funciones de su cargo, el gabinete de Temer ya había enseñado el camino que ejecutarían. El ministro de Hacienda de Brasil, Henrique Meirelles, por ejemplo, solicitó el pasado mes de junio a todos los ministros que analizaran “todo lo que podría ser privatizado”. También anunció que los gastos en áreas como educación o sanidad serían reajustados en relación a la inflación de 2015.

Por su parte, el ministro de Sanidad, Ricardo Barros, declaró que el acceso a la salud pública no debía ser universal y que haría recortes en la Seguridad Social. El de Educación, Mendonça Filho, anunció que empezará a privatizar las universidades públicas. Los recortes se extenderán hacia el área de vivienda con el fin del programa “Mi casa, mi vida”, que construyó más de tres millones de viviendas populares.

Pero la medida más aterradora para los sindicatos es la promesa del ministro de Trabajo, Ronaldo Nogueira, de flexibilizar las leyes laborales y poner en marcha el proyecto de “terciarización laboral” a partir del cual las empresas podrán tercerizar sus servicios, incluso, para su actividad principal. Para ellos, al ser subcontratados, los empleados no tendrán quién les defienda.

BRASIL Y ARGENTINA EN UNA ALIANZA CONTRA VENEZUELA

Cuando el pasado mes de julio a Venezuela le correspondía asumir por ley la presidencia pro témpore del bloque conformado por el Mercado Común del Sur (Mercosur); Argentina, Brasil y Paraguay decidieron oponerse a que Venezuela ejerciera la presidencia rotativa semestralmente.

La cancillería venezolana denunció que intentan boicotear su presidencia y que se pretende «reeditar una suerte de Operación Cóndor contra Venezuela”.

El economista Tony Boza, señaló en una entrevista para teleSUR que los integrantes de Mercosur «hoy regidos con gobiernos de derecha, muchos de ellos con muy poca legitimidad (…) están tratando de crear un boicot contra el bloque, no solo contra Venezuela”.

“(Estos) están tratando se desalinearse del bloque y alinearse al Tratado Transpacífico (TPP) que está impulsando Estados Unidos como una nueva versión del Alca”.

Las consecuencias a largo plazo serían «la pérdida del diseño de la política comercial, su autonomía y capacidad de incidencia que venía asumiendo con mucha fuerza, no solo a lo interno, sino con sus aliados naturales como los Brics (…) Será una disminución de la oportunidad de Latinoamérica de actuar en libertad y bajo sus propios intereses; y un alineamiento dramático a los intereses de los EEUU”, sentenció Boza.

F/Telesur
F/EFE