Cincuenta cultores muestran la tradición del sur del país|Las madamas de El Callao derrochan alegría en el Sistema Teleférico Warairarepano

Madamas de El Callao, Foto/José Luis Díaz

Sería impensable imaginar a la población de El Callao, en el estado Bolívar, sin sus madamas. Estas mujeres, ataviadas con elegantes y muy vistosos vestidos, representan el alma genuina de este afable pueblo minero enclavado en el estado Bolívar, a orillas del río Yuruaní. Las caraqueñas y los caraqueños pueden acercarse a esta manifestación cultural en el Gran Salón del Hotel Humboldt del Sistema Teleférico Warairarepano. La actividad culmina hoy a las 8:00 pm.

Cincuenta cultores de la zona, agrupados en la Fundación Cultural Family Ground, muestran a las y los visitantes una exposición para enaltecer a las madamas de ayer y hoy, como Lucía Isidora Agnes, “La Negra Isidora”, símbolo de la población; así como también ofrecen bebidas típicas y las muñecas de porcelana y madera elaboradas a mano.

Músicos, procedentes de varias bandas, deleitan con el ritmo contagioso del calipso, bajo la batuta de Carlos London, quien durante 33 años se ha dado a la tarea de alegrar la vida de los habitantes, con temas dedicados a la mujer. “La mujer es un ser generador de vida”, dice.

Cuenta que, en la segunda mitad del siglo XIX, llegaron a la región, provenientes de las Antillas menores, una oleada de hombres y mujeres, atraídos por el oro, que dejaron su legado. El calipso es el ritmo pegajoso que invita al baile. “El tambor es el instrumento que le da al calipso ese ritmo peculiar, singular y sabroso, que invita al baile y que las madamas lo exteriorizan”.

Además del tambor, en la interpretación de las melodías se utiliza el cuatro, el rallo (similar a la charrasca), el cencerro y la campanita.

Iraima López, callaoense y licenciada en Educación, comentó que la vestimenta propia de las madamas proviene de Martinica. Recuerda que las y los inmigrantes “fueron personas recias y todavía somos recias, luchadoras, guerreras. Somos la imagen de la población”, señala con orgullo.

Decir madama en El Callao significa dignidad, honestidad y elegancia. Utiliza un madras (turbante), un fulac (especie de chal) y faldas multicolores amarradas con dos moños (si la mujer es soltera) y un nudo (si es casada).

La creatividad se pone de manifiesto en los vestidos de las féminas, quienes inventan mil y una maneras para el arreglo de los turbantes. Además, llevan grandes collares y zarcillos de aro.

López recuerda que hace muchos años “se evaluaba a las madamas por la calidad del encaje, que venía importado de Francia. Si llevaba muchos encajes, es porque tenía dinero”.

Con el tiempo, esta manera de vestir quedó sólo para las ocasiones especiales y para eventos como los carnavales. “(El vestido) tiene algo de magia, si tú te pusieras uno sentirías el cambio en tu cuerpo; se siente grandeza”, acota.

La docente indica que la palabra madama proviene del francés le madame, que quiere decir “la señora”.

Lugareñas como Ismenia Cabello elaboran su propios vestidos. Relata que tiene 81 años y que en 1969 se estableció en El Callao, proveniente de Ciudad Bolívar, donde trabajó durante 20 años en Almacenes Bolívar, como costurera. “Traía experiencia de la costura. Cuando se me ofreció coserle a Isidora (la famosa Negra Isidora) lo hice y quedó conforme. Le cosí por mucho tiempo sus trajes elegantes y la ropa que usaba para el diario”.

POR EL RESCATE DEL PATOIS

Desde el año 2005 la Fundación Cultural Family Ground se ha propuesto rescatar el patois, lengua que fusiona el francés, el inglés y el castellano.

La profesora Flor Wood Andrew, junto a su hermana Inés, se ha dado a la tarea de enseñar el patois gratuitamente a las maestras de El Callao, para que se conviertan en multiplicadoras en las aulas de clases. Además, luchan por la incorporación de su enseñanza en los planteles.

El patois es considerado una lengua en resistencia, a punto de desaparecer. En la población apenas siete personas, con edades comprendidas entre 75 y 80 años, lo hablan.

“El patois es una mezcla de lenguas”, dice, al tiempo que refiere que las sucesivas conquistas de los territorios por parte de los españoles, franceses e ingleses, produjeron una confusión entre los habitantes de las Antillas menores como Guadalupe, Santa Lucía, Dominica, Martinica y Barbados. “Hubo confusión, no se entendían. Por eso nace el patois, yo diría personalmente que es una lengua de recurso para poderse entender”.

Para frenar su desaparición, el próximo mes de julio se llevará a cabo el 5° Encuentro de Patois Parlantes de Venezuela y el Caribe, en la población de El Callao, con participación de los habitantes de Güiria.

Wood Andrew indicó que también se trabaja en su escritura para preservar este sistema de comunicación.

T/Janet Queffelec Padrón
F/José Luis Díaz
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