Por Alba Carosio|Madres de alquiler: el infame comercio que reveló el terremoto de Nepal (Opinión)

La tragedia de Nepal ha puesto al descubierto una oscura realidad. Una de las primeras misiones de rescate que llegó a Katmandú fue la de Israel que repatrió a Tel Aviv a un grupo de israelíes con sus bebés nacidos de madres de alquiler, más precisamente 25. Ninguna de las madres que engendraron fue recibida en Israel, ni apoyada en sus necesidades enormes en medio de la devastación.

Esta manera de formar familias es popular en Israel. Tammuz International Surrogacy es una empresa exitosa dedicada a facilitar la consecución de madres sustitutas, ofrece planes de maternidad subrogada en tres lugares: Estados Unidos, India y Nepal. Nepal es uno de los pocos países del mundo que permiten los servicios de alquiler de vientres a parejas homosexuales, pero solo a través de sustitutas extranjeras, no nepalí.

Los vientres en que se gestaron los 25 bebés israelíes pertenecen a mujeres indias, y todavía hay 80 madres en diferentes etapas de embarazo que siguen en Nepal, esperando dar a luz para parejas extranjeras. Las mujeres son captadas en la India, entre mujeres que ya tienen hijas o hijos saludables son trasladadas a Nepal, para los procedimientos de fertilización, embarazo y parto.

Las indefinidas leyes de subrogación de Nepal hacen que sea fácil iniciar los servicios de alquiler de vientres; y además a precio económico, mientras que en EEUU puede costar 150.000 dólares en Nepal está entre 30.000 y 50.000 dólares.

Las madres de alquiler son siempre mujeres pobres que piensan dar una mejor vida a sus hijos propios, aunque obtienen una pequeña proporción del costo total del proceso, para ellas es una cantidad importante. La explotación es evidente, las mujeres se convierten en un receptáculo, un medio para “cumplir el sueño” de la maternidad y/o la paternidad. La subrogación se va convirtiendo en una industria que fabrica seres humanos que se comercializan, la niña o el niño es un simple bien de uso, tiene un precio y se lo trata como una mercancía.

En la mayoría de los casos de subrogación los compradores vienen de los países occidentales y las sustitutas del mundo pobre. Hay un desigual equilibrio de poder y bienestar entre compradores y sustitutas. Hay estudios que muestran que las madres en alquiler son en un 50% analfabetas y muchas no pueden leer el contrato que están firmando. Las mujeres pobres son, una vez más, oprimidas por su sexo y por su pobreza, llevadas a vender su capacidad reproductiva y a convertir las capacidades de su cuerpo en mercancía.

albacarosio@gmail.com

CUÁN DESHUMANIZADO ESTÁ NUESTRO PLANETA.EL SER HUMANO TIENE PRECIO,LAS MUJERES SON LAS MÁS COSIFICADAS,L@S NIÑ@S SON NEGOCIAD@S. OJALÁ EXPLOTARA EL PLANETA Y SE ACABARA TANTA INFAMIA