El presidente de la República, Nicolás Maduro, rechazó este jueves la reactivación de un golpe de Estado en Brasil, por parte de sectores de la derecha de la nación suramericana, en contra de la presidenta de ese país, Dilma Rousseff y contra el líder brasileño y expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva,
«Venezuela condena golpe de Estado anunciado y ejecutado por medios de comunicación y factores del poder judicial. Muy peligroso que se pretenda estos caminos para arrebatarle lo que se han ganado en las calles durante décadas de lucha de la resistencia», expresó el jefe de Estado en transmisión conjunta en radio y televisión desde el Salón Sol del Perú del Palacio de Miraflores, en Caracas.
Manifestó que esta campaña tiene como objetivo «desaparecer y acabar el liderazgo legítimo, democrático, profundamente popular que estos dos dirigentes históricos de la nueva época latinoamericana», tal y como lo han intentado en Venezuela desde la llegada del comandante Hugo Chávez al poder en 1999.
Ante esto, el Mandatario Nacional reiteró su solidaridad con ambos líderes de la nación suramericana. «Venezuela se suma a las voces de los movimientos sociales revolucionarios de nuestro continente, denunciando y rechazando el golpe de Estado de factura imperialista que, a través de grandes medios de comunicación, pretenden desaparecer de la vida política a estos dos grandes líderes», recalcó.
Más temprano, el presidente Nicolás Maduro llamó a los pueblos del continente a levantar la voz de la solidaridad mundial para apoyar a ambos líderes brasileños. «Levantemos la voz de la solidaridad mundial con Dilma y Lula ante el Golpe Mediático-Judicial en Brasil», escribió el jefe de Estado en su usuario en Twitter @NicolasMaduro.
Tanto Rousseff como Lula da Silva enfrentan actualmente una campaña de desprestigio por parte de sectores opositores, que los acusan de ser responsables del fraude masivo en Petrobras.
Sobre Rousseff pesa la posibilidad del impeachment con el cual se le intenta destituir por la vía del Congreso, como ocurrió con el expresidente de Paraguay, Fernando Lugo.
Por su parte, Lula fue objeto de una detención arbitraria el pasado 4 de marzo, cuando al menos 200 efectivos de la Policía Federal de Brasil allanaron su casa, la de uno de sus hijos y la sede del instituto que lleva su nombre.
Esta operación se desarrolló a pesar de que el Tribunal Supremo Federal (TSF) de esta nación había emitido una sentencia en la que descartó la necesidad de llamar a Lula a declarar por el caso Petrobras, ante la presentación, por parte de su defensa, de un escrito con las alegaciones en torno a la investigación en la que había sido implicado.
Luego, el Ministerio Público de Brasil dictó una medida de privación de libertad contra el expresidente por supuestos manejos irregulares.