Por Ramón Alirio Contreras|La magia de ser (Opinión)

La construcción de nuestra identidad tiene siempre enemigos determinados a detener el paso de la historia. De pronto tenemos tropiezos, algunos se traducen en caídas. Duras unas, otras no tanto. En las más duras nos borran la memoria, nos succionan lo que somos. El presidente Salvador Allende arrasado en Santiago, Ernesto (Che) Guevara caído exhalando su último suspiro en manos de criminales, el comandante Hugo Chávez arrebatado por una enfermedad de una agresión sospechosa. Sin embargo, de todo nos hemos y nos vamos levantando.

Si bien no somos perfectos, y cargados de incontables defectos como sociedad, tenemos también una matriz de origen, una fuerza que nos mueve a realizarnos como sujetos que luchan y van delineando la historia de resistencia y combate. La misma fuerza con la que nos guió a la libertad en el siglo XIX y que nos ha hecho revertir los embates más certeros de fascismo criollo e internacional.

Por eso es necesario ser radical, mirar nuestras raíces como pueblo revolucionario y construir nuestra hegemonía política, desde lo humano, en el contexto de lo real y deslastrando el lado oscuro que nos ataca desde adentro. Despojar de las imposturas, de los engolamientos, aterrizando la conciencia en la boca de la gente. La gente que somos y con la que interactuamos.

Nuestro destino es luchar siempre por el bien común, como Nación despojados de la ambición por dominar, sino que nos mueve en el espíritu colectivo el hecho de ser ejemplo de libertad.

Diezmados estábamos en 1812, luego del terremoto, y con un país verdaderamente arruinado, nos logramos la libertad para nosotros y cuatro naciones más. Hoy la derecha venezolana se ha posicionado desde un discurso “finis patria”, queriendo mostrar que Venezuela se acabó como Nación. De ahí la promoción de publicidad de bienes y negocios en Miami o Panamá que absurdamente escuchamos en radio. Desde la frase de burla cuando no hay un producto y acuñan, “pero tenemos patria”, hasta la desesperanza sobre el futuro venezolano.

La respuesta revolucionaria es la que Chávez nos mostró en su último discurso, “¡Tenemos patria, que nadie se equivoque!”, somos una magia que construye al país día a día y vence las dificultades.

@aliriocontreg