Mala fe

DE TROVA Y PROSA

POR: FREDDY FERNÁNDEZ

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En alguna canción Silvio Rodríguez dice no saber “si es que el mal tiempo trae mala fe”. Entiendo que nuestro mal tiempo económico fue vaticinado con demasiada y sospechosa antelación, solicitado en gritos y ruegos histéricos por quienes se han sentido desalojados del poder, y luego programado, apuntalado y sostenido por todas las vías desde Estados Unidos y Colombia.

Nada de buena fe se puede percibir en quienes han sabido programar esta situación económica, que mina de manera criminal el nivel de vida de la inmensa mayoría del país, mientras para sí se han asegurado un ingreso permanente en divisas provenientes de la derecha internacional. Los que piden sanciones, también piden “ayuda humanitaria”. Los que exigen bloqueos financieros, viven en dólares.

Nada de buena fe en ninguno de los temas. La “ayuda humanitaria” esconde la solicitud de una intervención militar extranjera disfrazada. La “preocupación por los derechos humanos” ni siquiera disimula que sus voceros, los gobiernos de Estados Unidos, Colombia, México y España, resulten impresentables precisamente en esa materia.

Con sus fosas comunes, sus desaparecidos, sus defensores de los derechos humanos, periodistas y líderes sociales constantemente asesinados, las élites gobernantes de México y Colombia pretenden hablar en defensa de un valor que no comparten y no respetan.

Colombia la produce y Estados Unidos la consume, pero ninguno de los dos duda en tratar de enlodar a Venezuela con el argumento del narcotráfico. Un problema que nadie entiende que no hayan podido solucionar y que genera la sospecha, muy cercana a la convicción, de que no lo han hecho porque les genera enormes ganancias.

Y por si faltara, los mismos países que se presentan como defensores de la democracia exhiben un déficit evidente en cuestiones de independencia de poderes y unos sistemas electorales que no resisten el menor examen democrático.

La Revolución Bolivariana, su mera existencia, los denuncia. No toleran que haya demostrado que el sistema democrático y la economía pueden y deben estar al servicio de los que siempre fueron excluidos.

No sorprende que las élites de poder de varios países se hayan unido para asediar al chavismo. La vieja táctica de sitiar e impedir que haya alimentos, como en la Edad Media, tratar de rendir por hambre a quienes defienden su libertad de elegir su destino, es la que han puesto en práctica con mucha y muy mala fe.

@filoyborde
Caracas