Por María Gabriela Figueredo|La maniobra imperialista en Siria (Opinión)

Tal como lo ha dicho el presidente Nicolás Maduro, en el tema Siria los movimientos militares de la Casa Blanca buscan impactar toda una unidad social, económica y política conformada por pueblos del Medio Oriente y del norte de África, que se han negado a las aspiraciones colonialistas y a la penetración de Estados Unidos y de sus aliados (Francia y Reino Unido), donde además se vive un drama humanitario, por el establecimiento de mercenarios, grupos terroristas y contratistas de empresas del imperio, a los fines de controlar una gran zona geopolítica.

Si bien las justificantes, esgrimidas por el imperio para fundar la necesidad de intervenir en el conflicto armado de Siria, responden a la proliferación de armas químicas, no puede desconocerse que para la Casa Blanca lo importante es atribuir un castigo concreto para vencer políticamente a los agitadores de su sistema militar, económico y social.

Es claro que existe toda una maniobra imperialista sobre Siria, la nombrada “operación relámpago” constituye un desacato frontal a la prohibición general de la guerra, pues no se admite el uso unilateral de la fuerza para proteger Derechos Humanos.

La ofensiva militar de Estados Unidos resulta totalmente inválida, no tiene justificación en la excepción de legítima defensa ni autorización del Consejo de Seguridad, único ente que tiene la facultad para determinar si existe un quebrantamiento o una amenaza real a la paz internacional.

En este momento, EEUU incurre en alteración del orden público internacional, primero, con el intento de violación a la soberanía del territorio sirio y, segundo, con los pronunciamientos sobre responsabilidades que culpan de manera anticipada al gobierno de Bashar al-Asad, por el uso de armas químicas, sin investigación objetiva por parte del Consejo de Seguridad.

Vista así la situación, debemos celebrar y dar un colosal reconocimiento a la posición que ha tomado Rusia, a fin de bloquear cualquier ataque armado a Siria (a la par con las obligaciones que impone el marco normativo internacional, específicamente con los derechos políticos, sociales y económicos) y, en consecuencia, obstaculizar la auténtica intención del imperio: una reconstrucción de la historia patrimonial y una reforma institucional, por la Administración Obama, para confrontar el poder y la voluntad de los pueblos del mundo árabe, a partir de “gobiernos títeres” que dan una imagen de legalidad a sus intenciones coloniales y a sus ambiciones económicas fundamentales, junto a los eficaces conjuntos petroleros y bancos de inversión de EEUU y Europa.

@gabrielafiguer8