Swing Latino|Marco Toro y su Ensamble imbuido de una nota de puro jazz

Eso no fue un flechazo a primera vista. A decir verdad, la salsa no encajaba en su proyecto personal, porque lo suyo era mucho Beatle, Rolling Stone, Metálica y todos esos íconos del rock. Aún conserva ribetes de esa época: los pelos pincho y la rumba de tatuajes en su cuerpo y su pasión por la batería, que fue el primer instrumento con el cual se topó cuando abrazó la música. Hablamos de Marcos Wilmer Bernal Toro, quien el venidero 6 de abril cumplirá 48 años. ¡Yeahhhh!

Marcos Toro se crió en Guarenas y no hubo grupo rockero que no sintiera su presencia. Su padre, Gonzalo Bernal, tocaba música criolla y tenía un conjunto cuya atracción era el maraquero. Un niño de apenas cinco años que se disfrutaba los pasajes y el joropo. Ese era Marquitos, quien le ponía un mundo al “zumba que zumba”. Las maracas se las colocaba en la “pata’e la oreja” y los aplausos no se hacían esperar. El chamo estaba destinado a ser músico; eso lo entendió su familia y por eso no le pusieron peros cuando nuestro personaje abandonó todo para dedicarse a lo que siempre le gustó.

-¿No se te ocurrió ingresar al conservatorio?

-Yo creo que no tuve tiempo. Desde niño me enfrasqué en la música y tomé algunas clases particulares con músicos de Guarenas, como un baterista llamado Aldamiro; también con Willie Díaz y un taller intensivo y con Alberto Borregales. No debo olvidar a José Matos del Hemisferio Musical. Todo parecía indicar que la música caribeña me arroparía, pero a mí me gustaba el rock.

-¿En esas condiciones te vas a Holanda?

-La verdad es que nosotros lo que queríamos era ir a Europa. No había un lugar específico para radicarnos. Para el momento en que decido irme a Holanda ya tenía cierta fama como baterista. Había tocado con barias bandas y hubo una que recuerdo mucho llamada Santánico, donde montamos los temas del “Malo” Santana, pero con arreglos propios. Los integrantes de Laberinto, que era mi agrupación, nos fuimos yendo a Europa y allí hicimos varias presentaciones, lo que nos sirvió como carta de presentación, porque comenzaron a llamarnos para trabajos específicos. Particularmente a mí me llamaron para tocar el timbal y en otras ocasiones el bongó. Así me fui metiendo en lo caribeño y quedé atrapado en el género.

-¿Cuándo abordar definitivamente la música latina?

-En Holanda, precisamente, porque me llamaban de las distintas agrupaciones que cultivaban el género; eso fue en 1995. Una de las primeras bandas con las que toqué fue con la formada por Gerardo Rosales. Había un grupo llamado Primera Plana donde yo era el bongosero.

-¿Tocaste con Mandingo?

-Más ahora que antes. Por ese entonces comencé a trabajar en mi concepto y salí con “Toro Ensamble”. Con la de Jazz ya van ocho producciones en 13 años.

-Pasa el tiempo…

-Ni lo digas. Ahorita estoy trabajando para celebrar esos 13 años. Me gusta el número e igualmente llevar la contraria, por eso la celebración.

-¿Cómo ves el trabajo de los venezolanos fuera de nuestra tierra?

-Te puedo decir que nosotros estamos en el tope. La fama del músico venezolano es la mejor. Cuando alguien pretende hacer algo de calidad, siempre un venezolano estará en ese equipo, porque todo el mundo nos recomienda, quizás porque somos, aunque tú no lo creas, muy organizados. Imagínate.

-Esa última producción tuya, Zambo Jazz es como una vuelta a tus raíces.

-Algo así, porque te vas a encontrar con un mosaico de ritmos. Zambo Jazz es una combinación de sabores y matices que trasladarán al melómano al África, América del Sur y Nueva Orleans, envueltos en una fascinante fusión musical. Es algo distinto y sé que a los seguidores del jazz les va a gustar. Ojalá pueda regresar a Venezuela con mi banda, Marco Toro y su Ensamble”, para demostrar lo que estamos haciendo fuera de nuestra patria. Por ahora estamos en una nota de puro jazz. Ojalá ese sueño se pueda cristalizar.

EL DISCO: ZAMBO JAZZ

CANCIONES

1. Oh Lame Saint 07:17 / Comp. y Arr. Marc Bischoff

2. Mojitos y daikiries 05:19 / Comp. y Arr. Marc Bischoff

3. Mariali 05:28 / Comp. Javier Plaza y Arr. Michael Simon

4. El tour 04:27 / Comp. y Arr. Joel González y Oscar Cordero «Chucky»

5. Tono de Magaly 04:07 / Comp. Marco Toro y Arr. Bart Noorman

6. Noche venezolana 05:52 / Comp. y Arr. Rudy Albano (excepto tradicional afrovenezolano tambor culo’e puya)

7. Déjalo caminar 05:17 / Comp. y Arr. Francisco Peña

8. Santiago 2 AM 03:15 / Comp. y Arr. Alekos Vuskovic

MÚSICOS

Marco Toro: Batería, percusión y coros

Javier Plaza: Voces principales y secundarias

Marc Bischoff: Piano y llaves

Samuel Ruiz: Bajo

Oscar Cordero «Chucky»: Trompeta y Laures

Matthias Konrad: Trombón

Texto/Ángel Méndez